Científicos alemanes analizan formas de revivir los paisajes olfativos antiguos y utilizar el olor para estudiar la experiencia, el comportamiento y la sociedad del pasado.
"Rastrear el olor en el pasado profundo no es una tarea sencilla, pero el hecho de que la historia registre expediciones de descubrimiento, guerras e intercambios a larga distancia para adquirir materiales con fuertes propiedades olfativas, como el incienso y las especias, revela lo importante que ha sido el olor para la humanidad", asegura Barbara Huber, del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana y autora principal del trabajo.
Comprender la dimensión sensorial de la historia de la humanidad y el uso de sustancias olorosas y aromáticas puede aportar conocimientos sobre muchos aspectos del pasado, como los rituales, la perfumería, la higiene, la cocina, el comercio y el intercambio.
Pero como el olor forma parte de la forma en que experimentamos, entendemos y navegamos por el mundo, los olores antiguos también pueden aportar información sobre aspectos más generales del pasado, desde la jerarquía social y las prácticas sociales hasta la identidad de grupo.
"El olor es un aspecto poderoso e infravalorado de la experiencia humana. Los olores llegan a nuestro cerebro de forma bastante directa y nos motivan de manera decisiva, ya sea para evitar el peligro, identificar algo que es bueno para nosotros o recordar algo de nuestro pasado, por ejemplo", señala la profesora Nicole Boivin, autora principal del estudio y directora del Departamento de Arqueología de la citada institución.
"Utilizando sólo rastros de sustancias perfumadas conservadas en artefactos y elementos arqueológicos novedosos métodos están revelando los poderosos olores que eran una característica cardinal de las antiguas realidades vividas, y que moldeaban la acción, los pensamientos, las emociones y los recuerdos humanos", añade Huber.
Al aprovechar los nuevos y potentes enfoques biomoleculares y ómicos, como las técnicas proteómicas y metabolómicas, y al vincular los nuevos datos con la información de los textos antiguos, las representaciones visuales y los registros arqueológicos y medioambientales más amplios, los investigadores pueden abrir nuevos aspectos del mundo antiguo, de nuestras sociedades y culturas cambiantes y de nuestra evolución como especie.
Los autores del nuevo artículo, publicado en Nature Human Behaviour, esperan que una mayor investigación sobre los ricos paisajes olfativos del pasado permita conocer los mundos sensoriales de antaño y las diversas formas en que las personas han captado los olores de la naturaleza para dar forma a la experiencia humana.
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