Carlos Alcaraz se levantó de la cama el lunes como campeón del Abierto de Estados Unidos, como el número uno del mundo a sus 19 años de edad y, seamos honestos, exhausto. “Desperté muerto”, comentó el español con una amplia sonrisa que ya se está volviendo algo familiar durante una entrevista con The Associated Press que se llevó al cabo luego de una sesión de fotos en Times Square con su primer trofeo de Grand Slam manchado de huellas dactilares.
“Muchos días duros seguidos. Mucha intensidad. Un nivel alto”, dijo Alcaraz, el primer hombre en 30 años que gana partidos a cinco sets en cuarta ronda, cuartos de final y semifinales y aún así se lleva el título en Flushing Meadows. “No sé cómo es que jugué tantos partidos duros y largos”.
Estaba exhausto al término de esa racha, que incluyó salvar un “match point” durante su victoria en cinco horas y 15 minutos en cuartos de final sobre Jannik Sinner. Luego vino un triunfo en cuatro horas y 19 minutos en semifinales sobre Frances Tiafoe, antes de ganar el domingo por parciales de 6-4, 2-6, 7-6 (1), 6-3 sobre Casper Ruud.
Pero no iba a dejar que alguien lo supiera.
“Tienes que mostrarle a los rivales que estás bien. Pero estás lidiando con problemas todo el tiempo. Tienes que saber eso y tienes que superarlo. Tienes que estar bien con eso”, señaló Alcaraz, sentado en una silla en el piso más alto de un hotel de Manhattan, con vista a los rascacielos de la ciudad. “Después del partido de cuartos de final contra Jannik, me desperté al siguiente día y casi no podía caminar. Pero tienes que dar todo lo que tienes dentro. Todo el trabajo duro que pones todos los días es por eso”.
Ese trabajo duro es lo que transformó un cuerpo que su entrenador, el campeón del Abierto de Francia de 2003 y finalista del Abierto de Estados Unidos, Juan Carlos Ferrero, comparó con “espaguetis; muy delgados”, cuando se asoció con un Alcaraz de 15 años.
“No había nada de músculo. Ni en la espalda ni en las piernas”, indicó Ferrero. “Pero obviamente vimos algo muy especial”, añadió.
Y también lo ve el resto del mundo.
Su juventud contribuye sin duda a la fascinación por Alcaraz, ya que el deporte busca una cara nueva tras décadas de dominio de Rafael Nadal, Novak Djokovic y Roger Federer, cada uno con al menos 20 títulos de “Grand Slam”.
Alcaraz creció admirando a Nadal, quien tiene 36 años, y a Federer, de 41, “pero”, apuntó el lunes, “un poco más a Rafa, porque es español”.
En todos los deportes, suele haber una obsesión por encontrar a un deportista del pasado para comparar con una estrella en ciernes. Así, algunos observarán que el juego ofensivo y en toda la pista de Alcaraz está más cerca del de Federer que del de Nadal.
Pero no es momento de comparaciones. Al menos no por ahora.
Carlos Alcaraz quiere ser la mejor versión de Carlos Alcaraz, no de alguien más. Y eso tiene mucho sentido. “Cada jugador es distinto. Cada uno tiene su estilo. Y algunos jugadores se parecerán a otros en el deporte. Pero nunca he querido parecerme a otro jugador, a Federer, o a Rafa o a cualquiera”, expresó. “Simplemente soy quien soy. Este es mi juego”.
A la Copa Davis
No hay descanso para el flamante número uno del tenis de hombres.
Apenas horas después de celebrar su primer título de “Grand Slam” en el Abierto de Estados Unidos, Carlos Alcaraz regresó a España para ayudar al país en la Copa Davis.
“Estoy muy orgulloso de llegar como número uno. Jugar la Davis es especial, un ambiente único”, afirmó.
El tenista de 19 años mencionó ayer que se siente “muy orgulloso de llegar como número uno y aportar mi granito de arena. Tengo muchas ganas de estar con el equipo”. Alcaraz llegó a Valencia el día antes de que España debute contra Serbia en la fase de grupos.
Edición: Ana Ordaz
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