Científicos de instituciones italianas descubrieron que los pintores europeos de los siglos XVI, XVII y XVIII usaban yema de huevo en los pigmentos de sus obras para mejorar la calidad del óleo y así evitar la humedad y los tonos amarillentos.
Tras una serie de estudios a piezas hechas por Leonardo Da Vinci y Sandro Botticelli, entre otros, los investigadores hallaron algo en común: todos usaron yema de huevo en la mezcla de la pintura.
Diversos científicos, que ya conocían de la presencia de proteína en las pinturas de célebres personajes, consideraban que se trataba de contaminación debido al tiempo, sin embargo, los especialistas de la Universidad de Pisa, el Instituto de Química de los compuestos organometálicos del CNR (Consejo nacional de investigaciones) y el Consorcio Interuniversitario Nacional para la Ciencia y la Tecnología de los Materiales (INSTM) de Florencia, confirman que la yema de huevo era usada de forma consciente.

Los resultados de la investigación, publicada en la revista científica Nature Communications, señalan que los pintores descubrieron que las proteínas de la yema de huevo permiten que el óleo tenga mayor durabilidad, menos vulnerabilidad a la humedad y la generación de menos arrugas durante el secado.
“La adición de yema de huevo puede tener un fuerte impacto en el rendimiento de las pinturas al óleo según el procedimiento de preparación de la pintura”, concluye el estudio.
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