Un estudio reveló que la variante de un gen que interviene en la respuesta inmunitaria ha estado protegiendo de forma secreta a los miles de millones de personas que la portan frente a las enfermedades de alzhéimer y párkinson.
Conocida como DR4, la variante, o alelo, forma parte de una familia de genes que normalmente ayudan a nuestro sistema inmunitario a localizar y destruir invasores extraños, como bacterias y virus.
"En un estudio anterior habíamos descubierto que portar el alelo DR4 parecía proteger contra la enfermedad de párkinson", afirma el siquiatra y genetista Emmanual Mignot, de la Universidad de Stanford en Estados Unidos, institución que dirigió el estudio.
Pero el alzhéimer y el párkinson son enfermedades distintas con diferentes biomarcadores patológicos en el cerebro: en el caso del párkinson, cuerpos de Lewy, y en el alzhéimer, ovillos anormales de una proteína llamada tau.
Descubrir el DR4 como factor común fue increíble.
"El hecho de que este factor protector para el párkinson acabara teniendo el mismo efecto protector con respecto al alzhéimer me dejó estupefacto. La noche después de revelarlo yo no pude dormir", indica Mignot.
Los científicos recopilaron datos médicos y genéticos de docenas de bancos de datos de todo el mundo, lo que les proporcionó un conjunto de datos diversos que incluyó a participantes europeos, asiáticos, latinoamericanos y afroamericanos.
La comparación de 176 mil pacientes que padecen de párkinson o alzhéimer con poco menos de dos millones de casos de control reveló que aquellos que portaban la variante DR4 eran significativamente menos propensos a contraer cualquiera de las dos enfermedades, más de 10 por ciento menos propensos, de hecho.
A continuación, los investigadores examinaron los datos de 7 mil autopsias de cerebros afectados por el alzhéimer y descubrieron que los portadores de la mutación del gen DR4 presentaban un inicio más tardío de los síntomas y menos ovillos neurofibrilares, que se correlacionan con la gravedad de la enfermedad.
De los biomarcadores del alzhéimer, los nudos perniciosos presentan versiones alteradas o acetiladas de la proteína tau. Un fragmento en particular, conocido como PHF6 acetilado (a-PHF6) es crucial para la formación de estos grumos.
Los experimentos de laboratorio revelaron que las proteínas DR4 se unían intensamente a este fragmento. Gracias a esta fuerte conexión, el sistema inmunitario reconoce los ovillos de tau como extraños y se deshace de ellos como si se tratara de un virus o una bacteria.
A pesar de que los enredos no son un mecanismo para el párkinson, portar DR4 se correlacionó con síntomas que comienzan más tarde en esa enfermedad, también.
"Tal respuesta inmunológica protegería contra el alzhéimer, el párkinson y la neurodegeneración", anotan los investigadores.
Aunque liderada por la Universidad de Stanford, esta investigación es un esfuerzo global en el que han participado unos 160 investigadores de más de 25 países.
Decenas de millones de personas en todo el mundo están diagnosticadas con la enfermedad de alzhéimer, mientras que otros diez millones viven con párkinson. Estas cifras crecerán a medida que aumente la proporción de población mayor de 65 años.
Para el 20 por ciento y el 30 por ciento de la población portadora de la variante DR4, podría haber buenas noticias adicionales. La vacunación con a-PHF6 podría potenciar los efectos de la variante DR4 para proteger aún más a sus portadores de enfermedades neurológicas, informan los investigadores.
Un simple análisis de sangre podría servir para identificar a los individuos portadores de la variante DR4.
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Edición: Estefanía Cardeña
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