Una investigación del Citizen Lab de la Universidad de Toronto descubrió la presencia del software de espionaje Pegasus, de la empresa israelí NSO, en los celulares de 36 periodistas y directivos de medios de comunicación, principalmente de la cadena qatarí Al Jazeera.
Desde su introducción al mercado global, el uso de este software generó polémica porque ha sido empleado por diversos gobiernos y organizaciones principalmente para espiar a opositores, activistas de derechos humanos y periodistas.
La Universidad de Toronto reveló este domingo que el programa espía, que según su fabricante sólo se vende bajo licencia a gobiernos, fue detectado entre julio y agosto de 2020 en los dispositivos de decenas de comunicadores, tras ser ilegalmente instalado aprovechando una vulnerabilidad de los teléfonos iPhone.
El estudio del Citizen Lab señala que la mayoría de las víctimas del espionaje pertenecen a Al Jazeera y menciona también a un periodista de la televisión Al Arabi TV, con sede en Londres. El laboratorio apuntó como responsables del cibercrimen a agentes de Arabia Saudita o Emiratos Árabes Unidos.
“Citizen Lab demuestra, cada vez con más pruebas, que para los clientes de NSO en Medio Oriente, el espionaje a periodistas y otras voces críticas es una de las principales razones para adquirir productos de vigilancia y no solo un beneficio colateral”, denunció el coordinador del programa para Medio Oriente y el Norte de África del Comité para la Protección de los Periodistas, Sherif Mansur.
“Las herramientas avanzadas de vigilancia no deberían venderse sin una regulación a gobiernos con un largo historial de abusos contra la prensa”, confirmó.
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Un boicot árabe
La noticia del espionaje a los comunicadores de Al Jazeera se enmarca en la disputa que mantienen cuatro naciones árabes con el estado qatarí, sede de la cadena de mediática global.
En junio de 2017, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahrein y Egipto rompieron relaciones diplomáticas con Qatar y le cerraron sus espacios aéreos y marítimos.
Los cuatro países árabes afirman que el boicot se debe al apoyo que supuestamente Qatar presta a grupos terroristas y al régimen de Irán, enemigo número uno de Riad. Hasta ahora, la medida no ha hecho doblegarse a Doha, que ha negado en todo momento las acusaciones en su contra y no ha cumplido con las exigencias impuestas por las naciones para levantar el bloqueo, entre ellas el cierre de la cadena de televisión Al Jazeera.
Edición: Laura Espejo
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