Los Dodgers perdieron para esta temporada a elementos como Enrique Hernández, Joc Pederson, Pedro Báez y Alex Wood, que contribuyeron a terminar con una sequía de campeonato que empezó en 1989, y hasta ayer no habían firmado al tercera base Justin Turner, un baluarte para la ofensiva y cuyo liderazgo es clave, pero independientemente de los movimientos que hagan desde este momento hasta que arranque la temporada, su talentoso y profundo sistema de Ligas Menores, clasificado el noveno mejor de todo el beisbol por Baseball America, a pesar de que graduó a varios peloteros en los últimos años años, los debe ayudar a mantenerse como un conjunto competitivo que esté en los playoffs durante los próximos años. El versátil Zack McKinstry, el jonronero boricua Edwin Ríos y Matt Beaty están listos para ayudar a cubrir los huecos que dejaron Kiké Hernández y Pederson, y ojo con los jóvenes lanzadores Mitch White, Dennis Santana, Edwin Uceta y el mexicano Víctor González, quien demostró en octubre que puede sacar outs en momentos importantes. Todos están listos para aportar al equipo grande.
Un súper equipo, como lo llamó el receptor Mike Evans, lleno de estrellas que trabajaron juntas, ganó el domingo pasado el Súper Tazón. Los Dodgers son parecidos. No sólo ya cuentan con una súper rotación con Trevor Bauer, sino son un súper equipo. Es un grupo estelar y profundo, sin egos, con sólida cultura de unión y armonía, apoyada en el beisbol moderno. Y este año se podría convertir en otro súper conjunto campeón. El primer bicampeonato, y octava corona, están al alcance de los angelinos.
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