Texto y foto: Israel Campos Mondragón
La Jornada Maya
Ciudad de México
Sábado 15 de febrero, 2020
Música, sol, naturaleza y trajes de baño son los ingredientes que articulan esta edición del Carnaval Bahidorá en Las estacas, Morelos, que inició este viernes y finaliza el domingo. Con 10 escenarios distribuidos en todo el parque natural, de los cuales sólo los escenarios El Umbral e Isla B se abrieron el viernes.
El amor y la amistad tuvieron como sede el escenario El Umbral, donde la productora y Dj Adriana Mora, hizo valer sus primeros cuatro años de carrera con mezclas limpias y rítmicas. El siguiente fue Nicole Misha que continuó con ese ritmo para que el público no dejara de moverse.
El cerrojazo en El Umbral fue responsabilidad del oriundo de Detroit, Michigan, Estados Unidos, quien fiel a su estilo underground y noventero hizo que el cierre del primer día en el Carnaval Bahidorá fuera inolvidable.
En el escenario Isla B, se inundó del talento del colectivo Onda Mundial, que en esta ocasión presentó a Dj Guagüis, Barda, Exz, Roderic, Dj Malka. La cadencia en las mezclas de Dj Guagüis, quien con cumbias y música electrónica puso a mover las caderas de quienes se dieron cita en ese escenario.
El mexicano Roderic quien participó en la primera edición de Sonar el año pasado, reafirmo con el público su calidad y destreza al mezclar.
El espíritu creativo que también es el alma del carnaval, se expresa en el Circuito de Arte Bahidorá con 18 de instalaciones efímeras desarrolladas por artistas nacionales e internacionales que convierten el ecosistema de Las Estacas en mundos irreales.
La interacción que tienen esas obras con el público es primordial según la directora de arte y curadora del Circuito Céline Huerta.
Entre los artista que integran dicha muestra se encuentran UNEG, Neon Mood, Sofía Probert y las instalaciones que destacan son Blue Eyes, grandes ojos que cuelgan en un árbol, esa pieza está inspirada en el cuento El ramo azul del escritor Octavio Paz.
La instalación orgánica y digital La fuente de la vida sumerge a los asistentes en un ambiente multidimensional y representa a la Pachamama y a la naturaleza como un ente vivo que con múltiples sistemas e iluminación y cambios de ritmos y colores, se puede manipular mediante una aplicación desde el teléfono.
Dependemos en demasía de la electricidad; ¿qué pasa con esos rincones del mundo que viven en penumbra?
Rafael Robles de Benito
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