La casa especialista en subastas Morton llevará a cabo una puja de criptoarte de América Latina del 6 al 11 de septiembre a través de un evento en línea.
La subasta ofertará 22 piezas de arte digital, llamadas NFTs (token no fungible), que están protegidas con tecnología blockchain, la cual impide su reproducción.
Esto significa que los archivos digitales son únicos e irrepetibles y aunque no son tangibles tienen un alto valor en el mercado de arte.
Morton se alió con la plataforma Artereum, la cual aceptará todo tipo de pagos, desde criptomonedas hasta transacciones con tarjetas de débido y crédito.
El catálogo de las 22 obras subastadas se puede consultar en este enlace, que también proporciona información sobre los artistas creadores.
En conferencia de prensa virtual, los organizadores destacaron que el criptoarte es una forma segura de adquirir piezas digitales que está tendencia en todo el mundo y que en México y toda América Latina comienza a escalar su demanda.
“El criptoarte está aquí para quedarse y está creciendo de una manera exponencial”, señaló Alejandro Tornero director de OARO Eco-NFT.
Los precios de salida de las obras van desde los 900 a los 2 mil 300 dólares.
Las obras, que serán entregadas en formato JPG, MP4 y Gif, cuentan con una protección que evita violaciones a los derechos de autor.
Destacan las piezas Portales, de Martha May, y Human, de Fernando Penhos.
“Específicamente, los bienes no fungibles (Non Fungible Token por sus siglas en inglés de NFT) son considerados coleccionables por su naturaleza, gracias a sus características de ser indivisibles y su registro con blockchain garantiza que jamás podrán ser replicados e intercambiables, proporcionando una prueba de propiedad”, destacó Morton en un comunicado.
También te puede interesar: ’Viva’, el primer NFT vendido en México supera los 110 mil pesos
Habrá categorías de 5, 10 y 21 kilómetros
Miguel Améndola
Se han liberado mil 607 predios, a partir de los trazos institucionales
La Jornada
La obra del sureste mexicano estará unida a todo el país a través del ferrocarril del Istmo de Tehuantepec
La Jornada
