Padres crean cuaderno de lectoescritura para su hija sorda

El libro, que conjuga lengua de señas con español, se vende en todo el país
Foto: María Elena Rodríguez

Hace 30 años, una negligencia médica le causó parálisis cerebral y sordera a Dulce María, situación que llevó a sus padres a investigar todas las formas de ayudar a su hija a moverse y a comunicarse y fue así que crearon Mi Cuaderno de Lectoescritura y Señas.

Tras años de investigaciones, cursos y diplomados, María Elena Rodríguez Alcantára y René Pontón Zúñiga diseñaron una herramienta única en su tipo para mejorar las condiciones de vida de su hija. Un libro que actualmente es usado por personas sordas y oyentes para impulsar la comunicación en español.

“Anduvimos peregrinando mucho por la falta de información, no sabíamos dónde empezar, pero ahora es un libro muy bien recibido por las personas sordas, aunque al principio sentimos un poco de resistencia porque no estaba en la estructura gramatical que conocen”, señala María Elena.

 

Foto: Mi Cuaderno de Lectoescritura y Señas

 

Mi Cuaderno de Lectoescritura y Señas conjuga la lengua de señas con palabras en español para que las personas sordas tengan una mejor comprensión.

“Una de las dificultades para la educación de sordos es que los libros están hechos para oyentes. Cuando un oyente lee, evidentemente aprende la palabra por medio del sonido, la vista y la memoria. Pero para el sordo su principal recurso es la vista, de tal manera que puede sumergirse en un abismo de comunicación”, explica la autora.

Por ello, el libro está destinado a ser una herramienta para trabajar áreas como la alimentación, el cuerpo, los animales, la comunidad, la higiene, entre otros.

Además, esta herramienta ayuda a padres y maestros a acercarse al Lenguaje de Señas Mexicano (LSM) para tener una mejor comunicación con las personas sordas.

 

Foto: Mi Cuaderno de Lectoescritura y Señas

 

La experiencia con Dulce María ayudó a María Elena y a René a diseñar un contenido accesible para su hija, quien ahora tiene 30 años.

“A los 7 años comenzó a sumar y restar, pero no podía leer, escribir, hablar, y no entendía algunos contenidos. Para ayudarla me titulé como maestra en Educación Prescolar y estudié logogenia (método italiano para activar la capacidad del sordo para aprender español o cualquier idioma). Con apoyo mi esposo René, quien es diseñador gráfico, creamos materiales para que Dulce entendiera más fácil que a cada seña, correspondía una palabra”, explicó.

El libro, recomendado para escuelas especiales o inclusivas, es publicado por editorial Trillas y se distribuye en todo el país. 
 

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