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24/10/2024 | Ciudad de México
Fernando Valenzuela tuvo un impacto enorme dentro y fuera de los diamantes.
Las actuaciones del zurdo sonorense -considerado el mejor pelotero mexicano de la historia-, que falleció el martes por la noche a los 63 años, lo convirtieron en un consentido entre la comunidad latina, un delirio que se extendió por varias sedes en las Grandes Ligas. Apodado el Toro, Valenzuela terminó su primera temporada, en 1981, cuando desató la “Fernandomanía”, con récord de 13–7 y efectividad de 2.48.
En México, no todos sus encuentros eran televisados, pero una buena parte de los aficionados escuchaban las narraciones de sus juegos a través de la radio.
A medida que fue adquiriendo fama, las ciudades se paralizaban mientras los fanáticos mexicanos seguían los encuentros del Toro.
Valenzuela fue elegido seis veces consecutivas al Juego de Estrellas entre 1981-86, un período en el que registró 97 victorias, 84 partidos completos, mil 258 ponches y un porcentaje de carreras limpias admitidas de 2.97. En la postemporada en general tuvo marca de 5-1 con una efectividad de 1.98 en ocho aperturas.
Lanzó un juego sin hit ni carrera -el 29 de junio de 1990-, en el Dodger Stadium, guiando a su equipo a una blanqueada de 6-0 sobre los Cardenales, en la cual sirvió siete chocolates y dio tres bases por bolas.
“Si tienes un sombrero, lánzalo al cielo”, dijo el legendario narrador del Salón de la Fama, Vin Scully, en ese desafío.
Temporada estelar con 20 juegos completos
Su mejor temporada en las Mayores fue la de 1986, cuando tuvo récord de 21-11 y un porcentaje de carreras limpias de 3.14, pero quedó segundo en las votaciones para el Cy Young del Viejo Circuito, detrás de Mike Scott, de los Astros de Houston. Ese año realizó 34 aperturas y 20 de sus juegos fueron completos.
Su carrera entró en declive por problemas en un hombro que lo dejaron fuera de la postemporada de 1988, cuando los Dodgers conquistaron la Serie Mundial.
Los angelinos lo dieron de baja antes del arranque de la campaña de 1991, y luego lanzó para los Serafines de California, Orioles de Baltimore, Filis de Filadelfia, Padres de San Diego y Cardenales de San Luis.
Terminó su carrera de 17 campañas en el mejor beisbol del mundo con marca de 173-153 y un porcentaje de efectividad de 3.54.
Valenzuela se mantuvo activo en el beisbol invernal de su país. Su último club fueron los Águilas de Mexicali, de la Liga Mexicana del Pacífico. Lanzó hasta los 44 años, retirándose finalmente el 20 de diciembre de 2006.
El astro mexicano tenía una singular mecánica de lanzar que incluía una mirada hacia el cielo antes de soltar la pelota. Su repertorio incluía el “screwball”, convirtiéndolo en uno de los pocos pítchers de su época que lo empleaba regularmente.
Al principio de su carrera hablaba poco inglés y tenía problemas para comunicarse con sus cátchers. El novato Mike Scioscia aprendió español y se convirtió en su receptor personal.
Valenzuela también exhibió destreza como bateador, totalizando 10 jonrones en su carrera en las Ligas Mayores. Obtuvo dos Bates de Plata.
Nació en Etchohuaquila, una ranchería en Sonora, el 1 de noviembre de 1960.
Era el menor de una familia numerosa y se acercó a la pelota para acompañar a sus hermanos a jugar. Firmó su primer contrato a los 16 años y comenzó a dominar en la Liga Mexicana de Beisbol. En 1978, el legendario scout Mike Brito lo descubrió y lo firmó para los Dodgers en 1979.
Un año más tarde recibió su primera oportunidad y lanzó como relevista.
El mexicano con más victorias y ponches en las Mayores
Valenzuela es el líder en triunfos (173) y ponches (2 mil 074) entre los lanzadores mexicanos en las Grandes Ligas.
Ingresó al Salón de la Fama del Béisbol Mexicano en 2014 y cinco años después la Liga Mexicana retiró su número 34. Los Dodgers lo hicieron en 2023, pero su número estuvo fuera de circulación desde 1991.
Antes de lanzar en las Grandes Ligas militó con Mayos de Navojoa, Cafeteros de Tepic, Tuzos de Silao, Ángeles de Puebla y Leones de Yucatán.
Con la selección nacional fue parte del cuerpo de couches en los Clásicos Mundiales de 2006, 2009, 2013 y 2017.
Le sobreviven su esposa Linda Burgos y sus cuatro hijos, Fernando, Linda, Ricardo y María Fernanda.
La Fernandomanía concluyó con una épica actuación ante los Yankees en la Serie Mundial
Tras liderar la liga en aperturas, blanqueadas, entradas y ponches en una temporada que le valió el Cy Young y ser nombrado Novato del Año, Fernando Valenzuela no había terminado de impactar la campaña de 1981 de los Dodgers.
Para nada.
La sensación mexicana continuó su dominio en la postemporada, donde hizo cinco aperturas, dos de las cuales fueron con los Dodgers enfrentando la eliminación, escribió David Venn en un artículo para las mayores.com.
Ninguna de las presentaciones es tan recordada como el tercer juego de la Serie Mundial en el Dodger Stadium, con Los Ángeles abajo 0-2. No era un partido de eliminación, pero sí uno que era más que crucial. Los tambaleantes tres “innings” de Fernando, la decisión del mánager Tommy
Lasorda de confiar en él y la valiente actuación del mexicano sin su mejor material fueron parte de un último acto espectacular de la “Fernandomanía”. Un acto que cambió el rumbo de la final a favor de los angelinos, que se coronaron en seis partidos.
El miércoles se cumplieron exactamente 43 años de esa memorable apertura, la cual realizó el sonorense con sólo tres días de descanso.
A Fernando no le fue bien en los primeros tres capítulos. Tras tener ventaja de 3-0 en el primer acto, permitió cuadrangulares de Bob Watson y Rick Cerone y Nueva York se fue arriba 4-3. Desde ese momento, Valenzuela se fajó. Aunque no tenía el mejor comando de su famoso tirabuzón (“screwball”) y dio siete bases por bolas, dejó en blanco a los Bombarderos del Bronx el resto del camino, relató Venn.
Fernando logró un juego completo de 147 pitcheos y los Dodgers ganaron 5-4.
El Toro brilló con los Leones de Yucatán y fue dueño de los Tigres de Quintana Roo
Luego de debutar con los Leones y ganar con la franquicia yucateca el premio al Novato del Año en 1979, Fernando Valenzuela Anguamea regresó a la Liga Mexicana de Beisbol para ser dueño de los Tigres de Quintana Roo.
En 2017 compró a la franquicia bengalí, de la cual fue presidente del Consejo de Administración hasta el día de su deceso.
En su vida personal, Fernando Valenzuela se casó en 1981 con Linda Burgos, maestra de escuela en Yucatán, con quien tuvo cuatro hijos.
En 2003 regresó a la organización de los Dodgers como comentarista de radio para las transmisiones de los juegos en español, junto a Jaime Jarrin y Pepe Yñiguez. Realizó sus comentarios detrás del micrófono a lo largo de 21 años, función que desempeñó hasta que fue hospitalizado en septiembre de este año, tres semanas antes de su fallecimiento.
En 2005 fue nombrado uno de los tres pítchers abridores del Equipo Latino de Leyendas de las Ligas Mayores, junto a Juan Marichal y Pedro Martínez, mientras que para el 2013 ingresó al Salón de la Fama del Beisbol del Caribe.
Fernando Valenzuela forma parte del olimpo de los deportistas mexicanos de todos los tiempos. Lo realizado en el terreno de juego fue único y memorable, pero todo lo conquistado más allá de los diamantes, emerger desde una minoría y conquistar millones de corazones, lo coloca para la eternidad como la más fantástica de las leyendas en la historia de la pelota nacional.
Edición: Ana Ordaz