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Gustavo Castillo y César Arellano
01/09/2025 | Ciudad de México
Con dos ceremonias simbólicas y tradicionales de los pueblos originarios de México, este lunes arranca la duodécima época del Poder Judicial de la Federación. Ello ocurrió antes del acto protocolario de la toma de protesta que los nueve integrantes rendirán en el Senado de la República.
La primera ceremonia, considerada “sagrada y secreta” por los equipos de los ministros electos el pasado 1 de junio, fue la “purificación” de las instalaciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), realizada por médicas tradicionales de varios estados de la República.
La segunda fue la “consagración” de bastones de mando y servicio, que representan el poder, la autoridad y la confianza que una comunidad deposita en sus líderes, simbolizando la responsabilidad de servir al pueblo y de impartir justicia.
Ello se llevó a cabo en la zona arqueológica de Cuicuilco, uno de los asentamientos más antiguos de Mesoamérica, donde existe un edificio circular que fue “utilizado como centro ceremonial y simbolizaba el cosmos o la eternidad, aspectos esenciales en la cosmovisión de los pueblos prehispánicos”, refieren datos de la Alcaldía de Tlalpan.
Cambio de energías
La ceremonia de “purificación” comenzó la tarde de ayer y continuó este lunes a las cinco de la mañana en el edificio sede de la SCJN. De manera discreta ingresaron las médicas tradicionales y, sin presencia de funcionarios o público, llevaron a cabo el ritual que sana, renueva energías y limpia tanto los espacios físicos como espirituales.
Esta ceremonia se realizó en el inmueble cuya construcción inició en 1936, cuando el general Lázaro Cárdenas —que formaba parte de las logias masónicas de México y gobernaba el país— colocó la primera piedra en los terrenos que en 1560 pertenecieron a Moctezuma II, y que servían como tierras de cultivo y para efectuar el juego ritual de los voladores.
En 1620, el terreno de siete mil 800 metros cuadrados, localizado a un costado de Palacio Nacional, pasó a ser propiedad de Hernán Cortés y “en el primer tercio del siglo XVII fue utilizado como mercado popular”, señalan estudios del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En su paso por la historia, se convirtió en un espacio de corridas de toros y peleas de gallos.
En 1936 comenzó lo que se ha convertido en el edificio representativo de la impartición de justicia, inaugurado el 2 de junio de 1941. En ese entonces el presidente era el general Manuel Ávila Camacho (también integrante de las logias masónicas de México), y el presidente de la Corte era el ministro Salvador Urbina.
El arquitecto del inmueble fue Antonio Muñoz García, quien también construyó el mercado Abelardo L. Rodríguez, la entrada al Bosque de Chapultepec y la Iglesia de Cristo Rey, en Tlalpan.
La estructura es de acero y concreto, revestida de cantera labrada, en una época considerada de transición entre el Art Nouveau y el Art Decó.
Su puerta principal, que desde este lunes se abrirá a todo el pueblo que quiera visitar las instalaciones, fue fabricada en bronce pulido y pesa tres toneladas y media. Con estilo Art Decó, muestra cuatro paneles que contienen escenas representativas de la historia nacional: la evangelización durante el siglo XVI; la República Federalista como forma política de vida independiente en el primer tercio del siglo XIX; la Reforma, que rompió los moldes tradicionales y escindió a la Iglesia del Estado; y el triunfo de la Revolución Mexicana.
La puerta es el punto de ingreso al esplendoroso inmueble. Al filo de las nueve de la noche, los nueve ministros electos el pasado 1 de junio, encabezados por Hugo Aguilar Ortiz, abogado mixteco originario de la comunidad de San Agustín Tlacotepec, Oaxaca, se presentarán. Aguilar será el primer indígena en convertirse en presidente de la Corte desde 1858, cuando Benito Juárez desempeñó ese cargo.
En este acto simbólico de apertura participarán las ministras Lenia Batres Guadarrama, Yasmín Esquivel Mossa, Loretta Ortiz Ahlf, Sara Irene Herrerías Guerra, María Estela Ríos González, Giovanni Azael Figueroa Mejía, Arístides Rodrigo Guerrero e Irving Espinosa Betanzo.
Simbolismos en la corte
Este edificio de simbolismos políticos y culturales resguarda un valioso patrimonio artístico, y en sus paredes se encuentran grandes obras escultóricas y muralísticas. Entre ellas destacan las creaciones de los escultores Ernesto Tamariz, Carlos Bracho y Helena Sardeau.
Los murales plasman diversos momentos de la historia a partir de la visión de grandes creadores como José Clemente Orozco (Las riquezas nacionales, El movimiento social del trabajo, La justicia de los hombres y La justicia metafísica); George Biddle (La Guerra y la Paz); Héctor Cruz García (Génesis: nacimiento de la Nación y Los orígenes de la SCJN); Leopoldo Flores (Todo movimiento social es justicia); Rafael Cauduro (Un clamor por la justicia y Siete crímenes mayores); Ismael Ramos (La búsqueda de la justicia); Luis Nishizawa (La historia de la justicia en México); y Santiago Carbonell (Caminos de palabras y silencios, de hombres y mujeres, de recuerdos y olvidos).
Desde el acceso principal se camina por otro simbolismo, mencionado en ocasiones por los guías del lugar: la presencia de la masonería en el inmueble, con los conceptos de esta sociedad creada en el país en 1717 y que ahora se representan en la Gran Logia de la Ciudad de México. Su vínculo se refleja en la triada Libertad, Igualdad y Fraternidad, a través del compás, la plomada, el nivel, el ojo que todo lo ve, la letra G y el delantal.
Para llegar a las salas —hasta ayer, las de la Primera y Segunda y la de Pleno—, donde los ministros resuelven expedientes y dictan sentencias, es necesario subir 33 escalones, número que simboliza el grado más alto dentro del Rito Escocés de la masonería, reservado a los puestos de liderazgo.
Al llegar a ese punto, los visitantes se encuentran en “el salón de los pasos perdidos”, que en la masonería simboliza el espacio donde los integrantes de una logia se despojan de las preocupaciones del mundo profano.
Los bastones de mando
Antes de la entrega de los bastones de mando, miembros de comunidades indígenas de Oaxaca, entidad de origen de Hugo Aguilar Ortiz, llevaron a cabo una calenda, fiesta con la cual se “manifiesta la alegría, renueva y fortalece vínculos familiares, comunitarios y personales”, señala la página Viveoaxaca.org.
Posteriormente, a las cuatro de la tarde, afuera del edificio sede, inició la ceremonia tradicional de purificación y entrega de los bastones de mando. Representantes de diversas comunidades indígenas llevaron a cabo un ritual en el que otorgaron a cada ministro electo uno de estos bastones, con los que simbólicamente reafirmaron el liderazgo de las autoridades y la voluntad del pueblo de ser gobernado, basados en el respeto y el servicio.
Luego vendrá el acto protocolario que convertirá a los ministros electos en servidores públicos en funciones. Y a las diez de la noche arrancará la sesión de instalación. Así comenzará formalmente la duodécima época de la SCJN.
Edición: Emilio Gómez