Braulio Carbajal
Las grandes harineras del país tienen el poder de manipular los precios del maíz al ofrecer pagos por debajo de los costos de producción, coincidieron tanto productores como la autoridad antimonopolio del país, que además determinó en su momento que no existen condiciones adecuadas de competencia en el sector.
Productores de maíz explicaron que empresas como Maseca, Minsa y Cargill siguen pagando precios “injustos” por el maíz blanco, destinado al consumo humano y utilizado en la cadena de la masa y las tortillas. Señalaron que, mientras ellas venden la tonelada de harina en 17 mil pesos, pagan la tonelada de maíz a menos de un tercio de ese valor.
En octubre de 2024, la hoy extinta Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) concluyó de manera preliminar que en México “no existen condiciones de competencia en el mercado de harina de maíz nixtamalizada que se vende a las tortillerías”, un mercado dominado por Gruma, que tiene la capacidad de “establecer precios elevados” sin que otras empresas puedan hacerle suficiente competencia.
“Hay un oligopolio, es decir, un control del mercado de la compra de maíz para tortilla por parte de unas cuantas empresas. El negocio en México está en manos de Gruma, Minsa y Cargill. Ante los pocos compradores que hay en el país, los vendedores, en este caso los pequeños productores, tienen que aceptar las condiciones que marcan estas empresas”, explicó Víctor Quintana, experto en el sector agropecuario.
En su momento, la entonces Cofece calculó que Gruma concentraba entre 50 y 90 por ciento de las ventas en ocho regiones en las que había dividido el país.
“En algunas, casi nueve de cada 10 kilos de harina son vendidos por Gruma. Identificamos una participación de mercado entre dos y nueve veces superior a la de su mayor competidor en cada una de las regiones, con un precio promedio casi 10 por ciento mayor al de sus competidores”, señalaba el dictamen.
Rubén Vázquez de la Rosa, representante del Comité Pro Mejoramiento del Agro Guanajuatense, afirmó que las grandes harineras están manipulando el mercado escudándose en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) para pagar el maíz blanco de los campesinos mexicanos al mismo precio que el maíz amarillo, principalmente transgénico y proveniente casi en su totalidad de Estados Unidos.
“El maíz mexicano es un grano de especialidad, no transgénico y destinado al consumo humano. Las harineras venden la tonelada de harina en alrededor de 17 mil pesos, pero nos quieren pagar a nosotros apenas una tercera parte de ese valor. No pedimos que pierdan dinero, sólo que moderen un poco sus ganancias. Falta voluntad por parte de la industria”, apuntó.
Según datos oficiales, entre enero y octubre México importó 40 millones 700 mil toneladas de granos y oleaginosas, una cifra sin precedente desde que existen registros (1993), lo que representa un incremento de 3.5 por ciento frente al récord anterior de 39 millones 330 mil toneladas reportado en el mismo periodo del año pasado.
El maíz (blanco y amarillo) sigue siendo el principal impulsor del crecimiento de las importaciones mexicanas de granos. En los primeros diez meses del año, el país adquirió un volumen récord de 21 millones 200 mil toneladas.
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