Jessica Xantomila
Foto: Twitter @MarioRdriguezC
La Jornada Maya

Ciudad de México
Lunes 24 de septiembre, 2018

El papel de la comunidad del Instituto Politécnico Nacional (IPN) fue fundamental en el movimiento de 1968, destacó el director de esta casa de estudios, Mario Alberto Rodríguez Casas, durante la ceremonia luctuosa por el 50 aniversario del desalojo violento por fuerzas federales de las instalaciones de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB), en el Casco de Santo Tomás.

Con este homenaje luctuoso, dijo, “resaltamos el papel no protagónico, sino fundamental de nuestra institución en una de las manifestaciones estudiantiles que marcó un antes y un después en la historia moderna de México, dado que se convirtió en un movimiento de toda la sociedad mexicana”.

Ese 23 de septiembre de 1968, continuó, los politécnicos resistieron estoicamente, durante largas horas, el embate de la fuerza pública con los únicos implementos que tenían, palos, piedras y armas caseras hechas con reactivos de los laboratorios, “aplicando sus conocimientos básicos de química, pero sobre todo, sus armas eran sus valores inquebrantables, su conciencia crítica, el amor a su país y el amor a su alma máter”, el IPN.

Rodríguez Casas dijo que el movimiento estudiantil del 68 generó la participación de la sociedad en general y de la juventud en particular, “para obtener lo que hasta nuestros días se traduce en el gran capital democrático que hoy hemos alcanzado.

“Demostraron que la voz de los jóvenes es fuerte y clara, que esta jamás podrá callarse ni ocultar su razón”.

Mencionó que los jóvenes “fueron, son y serán, quienes contribuyan a dibujar el rostro de este gran país, demostrando que es posible construir juntos, nuevas realidades, así como nuevos futuros”.

El director del IPN dijo que este instituto “ha escrito miles de páginas en la historia de este país. Nuestra identidad e importancia en el desarrollo nacional no es producto de la casualidad; la hemos forjado con plena conciencia, valor, solidaridad, responsabilidad social y claridad en nuestros objetivos”.

Por ello, agregó, “la mejor forma de honrar a quienes en 1968 dieron su vida por esta gran Institución, es ratificando nuestro compromiso con las causas más nobles que le han sido conferidas a la educación tecnológica pública” y al IPN.

Previamente, la maestra María Teresa Valenzuela Vargas, de la ENCB, quien fue testigo y participe de los acontecimientos de este importante movimiento social, en 1968 cursaba el segundo año de la carrera de químico bacteriólogo parasitólogo, dijo que lo sucedido hace 50 años en esa escuela fue, hasta ese momento la peor noche previo al 2 de octubre. En la ceremonia también se guardó un minuto de silencio para recordar a quienes participaron en el movimiento estudiantil de 1968, y se develó una placa conmemorativa.


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