¿Calidad educativa en la reforma de la 4T?

Óscar Muñoz
Foto: Cuartoscuro
La Jornada Maya

Martes 24 de septiembre, 2019

En los años setenta, por vez primera vez, la Unesco tomó una postura frente al concepto naciente de la calidad educativa. Dicha posición apareció publicada en el informe de la Comisión Internacional sobre el Desarrollo de la Educación (CIDE):[i]Aprender a ser: el mundo de la educación del hoy y el mañana[/i], que fue elaborado por Edgar Faure, ex ministro francés de educación.

La CIDE identificaba desde entonces que la meta fundamental del cambio social era la erradicación de la inequidad y el establecimiento de una democracia igualitaria. En dicho informe, Faure manifestó que "la meta y el contenido de la educación deben ser recreados para permitir nuevas características en la sociedad y nuevas características en la democracia".

En el informe de la CIDE, las nociones de "aprendizaje continuo" y "relevancia" fueron subrayadas como importantes. En el documento también fue destacada la ciencia y la tecnología. Bajo estas consideraciones, para mejorar la calidad de la educación, se requiere de sistemas donde sean aprendidos los principios del desarrollo científico y de la modernización, pero con respeto a los contextos socioculturales de los estudiantes.

Veinte años después de la primera posición de la Unesco ante la calidad educativa, apareció un segundo documento: [i]Aprendizaje: el tesoro interior, Informe para la Unesco de la Comisión Internacional sobre Educación para el siglo XXI[/i], el cual fue elaborado por el estadista francés, Jacques Delors.

En este documento, la Comisión establece que la educación a lo largo de toda la vida se basa en cuatro pilares: aprender a conocer, reconociendo al que aprende diariamente con su propio conocimiento, combinando elementos personales y externos; aprender a hacer, que se enfoca en la aplicación práctica de lo aprendido; aprender a vivir juntos, que se ocupa de las habilidades críticas para llevar adelante una vida libre de discriminación, donde todos tengan iguales oportunidades de desarrollarse a sí mismos, a sus familias y a sus comunidades; y aprender a ser, que hace hincapié en las destrezas que necesitan los individuos para desarrollar su pleno potencial.

[b]Nueva concepción de la educación[/b]

Esta nueva conceptualización de la educación implicó una mirada integrada del aprendizaje y, por lo tanto, del concepto de calidad educativa. La importancia de la educación de buena calidad fue reafirmada en el segundo documento de la Unesco y establecida como prioridad del organismo internacional en el año 2003. Bajo las nuevas consideraciones planteadas, la Unesco promovió el acceso a una educación de buena calidad como un derecho humano y sustentó un enfoque basado en los derechos humanos en todas las actividades educativas.

Dentro del nuevo enfoque, habrá que destacar el aprendizaje en dos niveles. El primero es el nivel del estudiante, donde la educación necesita buscar y reconocer el conocimiento previo de los estudiantes, aceptar los modos formales e informales, practicar la no discriminación y proveer un entorno de aprendizaje seguro y apoyado. El segundo nivel corresponde al del sistema de aprendizaje, en el que se necesita una estructura de apoyo para implementar políticas, establecer normas, distribuir recursos y medir los resultados de aprendizaje de modo que se logre el mejor impacto posible sobre un aprendizaje para todos.

Tiempo más adelante, según el informe de la oficina de la Unesco en México, desde 2013, el gobierno de México emprendió una reforma educativa que requirió modificar el artículo tercero constitucional y la Ley General de Educación. Con ello el Estado está obligado a garantizar la calidad de la educación obligatoria, de tal modo que los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de los docentes y los directivos garanticen al máximo logro de aprendizaje de los estudiantes.

Junto con las modificaciones aplicadas a la constitución política nacional y la ley de educación, fueron diseñadas dos nuevas leyes que permitirían normar dos aspectos clave del sistema educativo nacional: la carrera docente y la evaluación de la educación. Para ello, fueron aprobadas en el Congreso de la Unión la Ley General del Servicio Profesional Docente y la Ley General del Instituto Nacional para la Evaluación.

Sin embargo, de manera paradójica, estos aspectos clave de la mal llamada reforma educativa fueron los que evitaron que prosperara dicha reforma. Por una parte, la carrera docente continúa en el limbo, sin que suceda aún nada al respecto. Por el contrario, la profesionalización del magisterio sigue sin ser atendida bajo el enfoque que la Unesco ha recomendado en sus documentos. Además, el gobierno que promovió tal reforma aprovechó la ocasión para desviar la orientación a otra parte, como la descalificación de los docentes.

Por otro lado, respecto del segundo aspecto fundamental, a través de la Ley General del Instituto Nacional para la Evaluación, los docentes fueron el objetivo de los procesos evaluativos, sin considerar que habría que diagnosticar el sistema escolar completo. Además de la protesta genuina de los docentes, el nuevo gobierno federal ha echado hacia atrás esta reforma, lo que puede ser considerado como un acierto político.

Sin embargo, ahora que fue aprobada la reforma educativa de la 4T en lo general y recién han sido aprobadas las leyes secundarias, habrá que revisar con detalle cómo operará el supuesto nuevo sistema educativo y cuáles serían las estrategias para asegurar una educación de calidad. También habrá que escudriñar cuáles son ahora las bases y los enfoques de la calidad educativa que se pretende incorporar en el sistema. No vaya a ser que el "nuevo" sistema educativo nacional quede estancado en un nuevo limbo.

[i]Mérida, Yucatán[/i]
[b][email protected][/b]