Jesús Hernández Martínez
Foto: Juan Manuel Valdivia
La Jornada Maya
Viernes 6 de septiembre, 2019
Quintana Roo es el estado del país que más recursos recibe vía el turismo; sin embargo, pese a los constantes anuncios oficiales de que la derrama económica por ese concepto alcanzará a los más necesitados, en la práctica esa posibilidad aún no se concreta y, oficialmente, una considerable cantidad de quintanarroenses vive en pobreza extrema.
Pero los datos oficiales son contrastantes; algunos señalan que la pobreza en general tiende a crecer a tal grado que de un millón 681 mil 650 de personas que habitan Quintana Roo (hasta diciembre de 2018), la tercera parte enfrentaría algún grado de pobreza por deficiencias o la falta total de servicios públicos. Estos últimos datos los dio a conocer el gobierno del estado a inicios de 2019, cuando entre otros datos afirmó que, de 2016 a 2018, del 33.4 por ciento la pobreza moderada bajó al 28.8 por ciento y, la pobreza extrema decayó de 5.6 por ciento a 4.2 por ciento de la población del estado.
Tradicionalmente, las zonas con mayores dificultades económicas y mínimas posibilidades de desarrollo, son la de región de los Chunes en el municipio de Felipe Carrillo Puerto: Chunyaxché, Chumpón y Chun-Ya; sin embargo, de acuerdo con las estadísticas más recientes, también viven en pobreza extrema los habitantes de Kuchumnatán, en Othón P. Blanco, éstos en su mayoría de origen guatemalteco y que llegaron hace más de 20 años como refugiados y la Federación les autorizó quedarse de manera permanente en el país.
En los municipios de José María Morelos y Lázaro Cárdenas también hay comunidades rurales que enfrentan serias dificultades económicas. Los habitantes de las comunidades en pobreza extrema son en su mayoría campesinos cuyos cultivos dependen del temporal. Algunos practican la ganadería en pequeña escala y crían aves de corral, cerdos o borregos para su consumo.
Aunque la información no está actualizada, Quintana Roo tendría al concluir 2019 cerca de dos millones de habitantes y de éstos, 430 mil se ubicarían en el rango de pobres, pero con acceso a los servicios básicos y una alimentación “regular apenas suficiente” y 85 mil enfrentarían pobreza extrema, pero sin llegar a la miseria. (Los datos anteriores contrastan con los primeros).
El desempleo es mínimo y las actividades laborales son bien pagadas, pero solo en los polos de desarrollo turísticos. En las zonas referidas como pobres o muy pobres, en muchos casos no se paga a los trabajadores, ni el salario mínimo y la práctica de actividades económicas informales, incluso en Chetumal, se multiplican. Éstas son venta de antojitos en puestos fijos o ambulantes y “todólogos” que igual pintan una casa, limpian de maleza los predios urbanos o se desempeñan en trabajos domésticos, auxiliares de talleres y atendiendo el mostrador en tiendas de diversas mercancías.
Según la información oficial, en la actual administración estatal el gobierno reorienta las políticas públicas y promueve en programa de piso firme, estufas ecológicas, caravanas de la salud y apoyo a emprendedores para disminuir la desigualdad y que las familias más necesitadas mejoren su calidad de vida.
De acuerdo con datos del Inegi, con unos 12 mil pesos mensuales en promedio, Quintana Roo está entre los 10 estados del país donde se pagan mejores sueldos; pero esos datos no incluyen las comunidades campesinas donde las familias viven con menos de 80 pesos diarios, aunque crían animales de traspatio, cultivan frutas y hortalizas.
Con lo anterior, pareciera que no está cerca la fecha en que la derrama del turismo alcance a los más necesitados y la desigualdad continuará. Por lo que se ve, se prolongarán esas condiciones por muchos años.
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