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del

Bernardo del Monte
Foto: Silvia Andrade - Microscopio electrónico CICY
La Jornada Maya

Viernes 7 de junio, 2019

La vida en la tierra comenzó con microorganismos. En condiciones extremadamente hostiles, fueron los primeros en establecer comunidades fértiles, con descendientes en todos los seres vivos y entornos. Los microorganismos son, en su mayoría, invisibles y, sin embargo, están presentes de forma masiva. Su relación dinámica con las plantas, los animales y el cuerpo humano se ha descuidado enormemente en las ciencias naturales.

La ciencia moderna sólo reconoce lo que ve o mide. Sin microscopios no sabía explicar la existencia de estos seres invisibles al ojo. Sin los avances de la tecnología física, recientemente inventada, no sabía explicar las actividades y efectos sub-microscópicos. Con el avance de la nanometría, recientemente cambió nuestra percepción del mundo y apenas aprendemos integrar ese nuevo conocimiento a la interpretación de los fenómenos que nos rodean.

Llevo casi 20 años observando y experimentando con microorganismos en la Península de Yucatán, sin saber qué esperar. Mi tema original de investigación había sido la destrucción de las selvas. Me interesaban la ecología profunda de los bosques y sus implicaciones para la evolución de los suelos, una vez que los árboles ya no protegían su entorno. Sospechaba que los microorganismos jugaban un papel primordial en ambos, suelos y bosques. Sin embargo, la ciencia explicaba poco, aparte de la asociación entre raíces y hongos para acceder a los nutrientes disponibles en el agua y en la tierra.

Comencé a capturar microorganismos en la selva, los reproducía y los aplicaba donde los suelos padecían de falta de fertilidad. Los aplicaba en la alimentación animal y, con el tiempo, aprendí usarlos limpiando casas, controlando plagas y olores. Paralelamente varios investigadores en diferentes países se dedicaron a crear amplios conocimientos para explicar este mundo ´invisible´. Descubrimos una profunda alianza entre lo microscópico y todos los actores determinantes de nuestro medio ambiente y de nuestra salud.

[b]Somos Microorganismos[/b]

Conociendo a los microorganismos llegue a conocer mejor a los seres humanos. Seguimos comportándonos muy semejante a aquellos, y tenemos allí no sólo una nueva herramienta para entender el mundo, sino una posibilidad de cooperación con profunda historia. Estos micro-seres nos pueden ayudar resolviendo algunas de las tareas que se nos hacen difíciles, como son el cuidado del medio ambiente, el tratamiento de las aguas negras, el control de insectos, y otros.

Para cooperar hay que conocerse. Mientras la nueva percepción de los microorganismos va divulgándose muy lentamente, el mundo sigue sin considerarla. Seguimos viviendo como aquellos ancestros que creían en un mundo plano aunque varios intelectuales ya sabían que el planeta es redondo. El humano tiende a creer que la ilusión compartida es la realidad.

Afortunadamente el actual aprendizaje ya ha comenzado a revolucionar nuestra comprensión de los bosques, los océanos, la nutrición y el cuerpo humano. Compartiremos sus aspectos más impactantes, con énfasis en los fenómenos que afectan la Península de Yucatán, y su impacto en el cuerpo humano.

Los mayas, en los tiempos pre-hispánicos, contaban con instalaciones para el cultivo de microorganismos, en frente de sus puertas. Anticipaban desde hace siglos y miles de años, lo que apenas vamos reconociendo por medio de la ciencia tecnológica.

Podemos adelantar una conclusión: somos descendientes de los microorganismos y vivimos íntimamente relacionados con ellos; aquí aplica una regla básica de la vida social: es mejor aprender a trabajar con los familiares, en lugar de ir contra ellos. Somos microorganismos, no vale negarlo.

Mayor información en la serie de presentaciones mensuales Diseño Social Maya @ TAKTO Design Calle 35 #526E x Avenida Reforma y Calle 72A Centro, Mérida, T. 999 9200847

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