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Luis A. Boffil Gómez
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Miércoles 20 de septiembre, 2017

El crimen de la joven estudiante Mara Fernanda Castilla, de apenas 19 años de edad, en el estado de Puebla, a manos de un chofer de taxi por aplicación tecnológica, ha vuelto a cimbrar el amargo y trágico panorama de los feminicidios en México, y de los cuales las autoridades de justicia de los llamados tres órdenes de gobierno (municipal, estatal y federal) han servido para dos cosas: para nada y para lo mismo.

Unas cifras ponen los pelos de punta. El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) reveló, en 2016, que hasta 2013 el número de feminicidios sumaba más de 2 mil 500 por año, mientras que las fuentes gubernamentales tiraban datos contrastantes. Siempre, en 2013, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) reportaba un total de 2 mil 647 mujeres asesinadas. Se recalca: esta última cifra, es un total, mientras que el OCNF sostenía que por cada año eran 2 mil 500 muertes. ¿Qué pasó allí?

Un poco de historia. De acuerdo con el portal de noticias Hipertextual, en enero de 1993 Alma Chavira Farel, de 13 años de edad, fue asesinada en Ciudad Juárez, Chihuahua. Desde ese momento el término feminicidio y la alarma se encendieron. El 10 de diciembre de 2009, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) impuso la sentencia “Campo Algodonero”, mediante la cual se condenaba al Estado mexicano por no garantizar los derechos humanos, en tres casos de mujeres desaparecidas, torturadas y asesinadas en Juárez.

Casi 24 años después, las estadísticas indican que los feminicidios en México pasaron de cuatro a siete mujeres asesinadas por día. María José Reyes-Retana, investigadora del Observatorio de la Ciudad de México, dijo en 2016 que este fenómeno “se ha naturalizado, debido a relaciones de poder relativas al género que contribuyen a la desigualdad entre mujeres y hombres”.

Según el portal informativo, el Estado de México, donde hubo un reciente cambio de gobernador con la entrada de Alfredo del Mazo hijo, superó a Ciudad Juárez como el sitio con más crímenes de mujeres. El dato: de 2006 a 2013 ocurrieron casi 3 mil asesinatos de féminas.

El Estado de México pasó a encabezar las estadísticas de feminicidios en el país, al grado de que en los primeros cinco meses de 2016 ya habían sido ejecutadas 121 mujeres (21 de ellas por violencia de género y 100 homicidios dolosos), además de contar con 11 municipios con Alerta de Género desde 2014.

Pero no acabó allí. El fenómeno se extendió “como si fuera una carrera olímpica” a las entidades de Guerrero, Michoacán (con la Alerta de Género en 14 municipios), Chihuahua, Jalisco y Oaxaca.

Aún hay más. Querétaro también contribuyó al problema cuando en 2016 registró 22 muertes de mujeres con características de feminicidio; Jalisco no se quedó atrás y en 2015 sumó 146 mujeres asesinadas registradas hasta el 21 de diciembre, informa el portal Hipertextual.

En Puebla, apenas los días 9 y 10 de septiembre, se cometieron los feminicidios 81 y 82 en esa entidad. El primero fue el de Giselín López, hallada sin vida en el cruce de la autopista Tlaxco-Tecojotal y la carretera federal Zacatlán-Huauchinango a la altura del municipio de Zacatlán, Puebla. Tenía 30 años y seis meses de embarazo. Pertenecía a la Policía Municipal. Luego, una mujer que apareció con cortes en el cuello y el rostro dentro de una casa deshabitada en el municipio de Santa Rita Tlahuapan. Ahora fue Mara Castilla.

[b]En Yucatán[/b]

Yucatán es paradójico en cuanto a la seguridad que presume brindar a la sociedad: sólo cuatro secuestros y 424 homicidios dolosos reconocidos oficialmente de 2006 a 2016, pero de enero a junio de 2017 se registraron siete feminicidios que despertaron la presión social al grado de que actores políticos y sociales demandaron establecer la Alerta de Violencia de Género.

No obstante, lo que acapara la atención en los primeros seis meses de 2017 es la “escalada” feminicida, una situación aparentemente poco común en la entidad, de no ser porque la violencia familiar siempre ha estado presente. De acuerdo con el boletín epidemiológico nacional, de la Secretaría de Salud Federal, en el primer semestre de este año se contabilizaron 780 casos, cuando en el mismo período de 2016 se contaron 639. O sea, hay 141 casos nuevos.

Del total de las situaciones de maltrato, 732 lo sufrieron las mujeres en comparación con los hombres en donde sólo se tiene el registro de 48 quienes fueron atendidos por esta situación. A pesar de ello, la entidad se encuentra por debajo de la media nacional en donde se tiene un registro de poco más de mil casos.

No obstante, la organización Yucatán Feminicida documentó más de 90 muertes violentas de mujeres entre los años 2008 a 2016, clasificando 58 de ellas como feminicidios, aunque con la escalada de enero a junio de 2017 suman 64 crímenes de género a la fecha.

[b]Trabajo sobre feminicidio[/b]

La doctora en Ciencias Sociales, Margarita Bejarano, efectuó un trabajo llamado Feminicidio, la punta del Iceberg y allí, entre otros pasajes, señala que “la violencia hacia la mujer es un fenómeno histórico como un mecanismo de subordinación ante lo masculino”.

Además, el resultado de una encuesta del Consejo Nacional para la Prevención de la Discriminación (Conapred) reflejó que un 40 por ciento de los hombres consideran que la mujer debería de realizar labores aptas para su sexo. O sea, que del patrón cultural de la imposición del masculino sobre la mujer a través de la violencia, existen otras razones que, de acuerdo con fuentes oficiales y organismos no gubernamentales, subrayan como causas de feminicidio tales como las redes de trata y represalias entre el crimen organizado.

Amnistía Internacional en su informe de 2016, puntualiza que en México “se asesina a siete mujeres a diario. Con frecuencia los casos de feminicidio no se investigan como tales y no son atendidos por la justicia adecuadamente, generando un patrón de impunidad.”

No hay solución a la vista para los feminicidios. La Alerta de Género se considera como el “elixir” que puede derrotar a este mal y que contagia a los hombres, pero no ha dado resultados satisfactorios, al menos por ahora. Y tampoco ha surtido efecto la creación de Ley General de Acceso a las Mujeres a una vida Libre de Violencia (LGAMVLV), vigente para la tipificación del delito de feminicidio en 31 de los 32 códigos penales de igual número de entidades federativas.

¿Y de qué ha servido?

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