Conquista Colectiva

El Canek de Ermilo Abreu nos enseñó que “la libertad es un estado del espíritu” y, por lo tanto, empieza en la conciencia de los hombres, de los seres humanos, para decirlo en el lenguaje inclusivo de nuestros tiempos. Una vez que la libertad ha nacido en el alma, ya nada podrá contenerla y ningún yugo podrá sojuzgarla. 

Así, en Yucatán, hace mucho tiempo que la imaginación, la conciencia y, sobre todo, el corazón de miles de seres humanos había pensado en la libertad del matrimonio igualitario. Habían soñado con liberar su amor, dándole el nivel no sólo de un contrato social, sino también el nombre de MATRIMONIO, con todas sus letras subyacentes y con la inspiración moral que ello conlleva.

También te puede interesar: Aprueban matrimonio igualitario en Yucatán

Esos seres humanos, una vez que ganaron esa libertad de amar en sus conciencias, estaban listos para salir a conquistar un derecho que se expresara en la ley. Y sí, tuvieron que salir a conquistarlo, porque en Yucatán la legislatura local hizo todo lo posible – y de verdad nos referimos a todo –para negárselos. El derecho al matrimonio igualitario fue conquistado paso a paso, porque los diputados en turno estuvieron dispuestos a cualquier oscuridad y voto secreto con tal de negar esa libertad que implica vivir en un matrimonio civil. 

Lo que celebramos hoy fue algo que se logró en la calle, en el debate público, en la conciencia social, en la Suprema Corte, el tribunal más alto de la Nación, y ante lo que el Congreso local, a pesar de oponerse, ya no tuvo otra alternativa sino rendirse. Paradojas de este Yucatán moderno, una de las iniciativas más avanzadas de nuestro tiempo fue aprobada por una de las bancadas menos dispuestas a ello.

El triunfo y avance no es de los partidos o de los amos de las elecciones, es de otros. Al final ganaron los que querían incluir y los que querían excluir tuvieron que rendirse para no caer en el desacato; hasta esa instancia se tuvo que llegar. 

Bravo por los colectivos, bravo por las voces inclusivas, bravo por quienes hicieron valer un voto transparente para que el derecho igualitario al matrimonio civil sea ahora parte de las garantías a las que todos, todas, ellos, tú, nosotros, sin importar el tipo de pronombre, tengamos derecho.

También te puede interesar: Festejan en el Monumento a la Patria aprobación del matrimonio igualitario

Pocas veces uno es testigo del triunfo de una lucha social colectiva y lo que vimos este 25 de agosto es eso, el triunfo de la ciudadanía. No fue un regalo, no fue una concesión, no fue producto de un proyecto de modernización emanado de las fuerzas políticas, no fue una gracia que se regaló, diría Canek. Fue hacer valer las leyes, instituciones y los derechos humanos a favor de la sociedad. Fue ganar una amorosa guerra después de perder batallas procesales y burocráticas. 

Tiene razón Ermilo Abreu, para pedir la libertad hay que saber qué hacer con ella, por eso la lucha por el matrimonio igualitario ha triunfado, porque era una idea a la que le había llegado su tiempo, porque era una convicción irresistible, una que ya había germinado y tenía alas. La batalla moral hacía mucho que estaba ganada, lo que se ha logrado ahora es la victoria legal, la jurídica, que es esencial para la cotidianidad, pero que sólo se sostiene sí las conciencias amplias ya están ahí. Esta vez, como debe ser, la altura moral y humanista llegó primero que las leyes rutinarias.  

Ha quedado claro que los derechos humanos valen más que los artilugios jurídicos y que la ley solo puede ser ley cuando está inspirada en un ánimo inclusivo, justo, modernizador, que mira al frente con generosidad. 

El aprisco del matrimonio civil es hoy más amplio, llega más lejos, la célula de la sociedad, la pieza fundamental de la maquinaria civilizatoria -la familia- es hoy más robusta, fresca y diversa para enfrentar los retos que vengan, los naturales, sociales y económicos. Los ciudadanos han ganado con la razón y la ley, lo que la política y la burocracia les quisieron negar. El 25 de agosto en Yucatán se vuelve una fecha de todes. 

Canek vería hoy con una sonrisa a su tierra del faisán y el venado, porque como él podría decir: el espíritu, el buen espíritu, adquiere conciencia en el dolor y la lucha, vive en la razón y goza en el amor. 

Nota relacionada: Aprueban en Yucatán modificaciones en favor de derechos humanos

Edición: Estefanía Cardeña