Mitad mujer, mitad pez. ¿Dónde y cómo surgió la leyenda de las sirenas? La primera obra en la que aparecen las sirenas es la Odisea, mostrando a Ulises enfrentándose a las misteriosas sirenas durante su viaje a casa tras la famosa guerra de Troya. En la mitología griega, Afrodita, diosa de la sensualidad y el amor, presa de envidia de la belleza de las sirenas, les arrebata su belleza, como condena porque estas despreciaban las artes del amor. En la Edad Media, las asociaron a la tentación carnal, representando a Odiseo atado a un mástil (símbolo de la cruz) para evitar la “tentación”. En la mitología Nórdica, las sirenas eran vistas como deidades marítimas. Criaturas acuáticas siempre femeninas, de gran belleza e increíbles poderes, como los de los dioses. Les gustaba bañarse a la luz de la Luna para que ésta plateara su pelo. Una amiga, me dijo que en las noches de Luna Llena si sabes guardar silencio y sosegarte las podrás ver.
Independiente de la leyenda, las sirenas están asociadas a la mar. Los mayas dicen que ellas se encuentran en seguridad en el fondo del mar. Así ha sido, hasta que en los últimos cinco años ha empezado un veloz y voraz desarrollo de la costa de Yucatán que quitara la tranquilidad a las sirenas de Yucatán.
La costa de Yucatán tiene 360 km y decir Temporada es sinónimo de casa en el puerto, familia, verano relajado en sandalias y calzonera. De los años 40 a los 70 las familias se trasladaban al Puerto con sus pertenecías para vivir de manera sencilla la Temporada. En los 80-90 inicia la construcción de casas residenciales con todos los servicios, piscinas, de Chicxulub a Uaymitun, la mayoría construidas sobre la duna costera. Lo mismo sucedió en Telchac, San Crisanto, Sisal, Chuburná y Chelem. Todas, conservan el concepto de casa familiar para la Temporada.
En el último lustro, aparece el concepto de “desarrollo residencial en la costa”, en Google decenas de ligas proponen la venta de estos desarrollos ubicados en el Puerto, a pocos km de Mérida. Todos ellos con amenidades como club de playa, parque lineal, canchas deportivas, gimnasios, ciclopistas, comercios con precios de 2-10 millones de pesos. Lo mismo se anuncian para Chelem, Chicxulub, Telchac y el Cuyo. En San Crisanto se anuncia Komunah, desarrollo inmobiliario “integral y sustentable” en medio de la selva con exuberante vegetación endémica, exótico manglar y playas de blanca arena. Como ya no hay terrenos en la línea de costa ahora es en la ciénega y en el manglar, que se construirán esos “desarrollos”. ¿Qué instancia del gobierno estatal, municipal y/o federal están autorizando estos desarrollos? ¿Qué normativa ambiental están/deberán cumplir? ¿Dónde quedo el plan de desarrollo de la zona costera de Yucatán? El tipo kárstico de Yucatán, su nivel freático, su equilibrio de agua dulce hacia el litoral y la cuña de agua salina es muy delicada. ¿De dónde se abastecerán estos desarrollos de agua dulce y a dónde irán todos los desechos que generarán? ¿Dónde quedará la Temporada y el savoir vivre de los yucatecos disfrutando la botana y el mar? ¿Qué playa están “vendiendo estos desarrollos” si ya no hay playa? A los potenciales compradores, les explicarán de la galopante erosión de la zona costera. ¿Se va a concesionar franjas de playa (zona federal marítima) para clubs de playas?. ¿Dónde quedarán las sirenas en este veloz y voraz “desarrollo de la costa de Yucatán” en las noches de luna llena? Yo al menos ya vi una.
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