Entre la justicia y la hipocresía

Los arietes de la oposición mexicana anti AMLO ya perdieron su efectividad y los escándalos que provocan terminan con efectos desfavorables para su causa, facilitando además el fortalecimiento, sin mayores cuestionamientos, de quienes detentan el poder bajo el amparo del fundador del Morena y de la 4T.

Es absurdo y hasta de mal gusto criticar en materia en la que uno es ostensiblemente desacreditado, como es el caso del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, emanado del Partido Acción Nacional, que de manera contundente es señalado por especialistas y legos como artífice de la fallida guerra contra el narco que ha ensangrentado al país y lo sumió en la violencia incontrolable que aún padece.

En la iglesia católica de la comunidad tarahumara Cerocahui, Chihuahua, fueron asesinados hace unos días, los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora, lo cual motivó que el Papa Francisco, perteneciente también a la orden Jesuita, manifestara su tristeza y consternación por el crimen además de remarcar que “la violencia no resuelve los problemas, solo aumenta los sufrimientos”.

Colgado de ese hecho, como si tuviera calidad moral alguna, a pesar que su “súper policía” Genaro García Luna, está siendo juzgado en Estados Unidos por narcotráfico, el ex presidente panista Felipe Calderón publicó en su twitter: “El no enfrentar a la delincuencia implica dejar a las comunidades abandonadas a su suerte, en manos de los criminales, sin la fuerza del Estado que las proteja. En ese contexto se da el homicidio de los jesuitas. Quien delinque sabe que le espera el abrazo y no el castigo”.

Hace mucho que la cúpula de los opositores del presidente López Obrador perdieron la mesura y el sentido de la realidad de modo que sus señalamientos y ataques contra el mandatario se les revierten a pesar de recibir una gran difusión de la mayoría de los grandes medios de difusión. La cara dura, la simulación y la hipocresía siempre corren el riesgo de evidenciarse, y más ahora con la interconectividad.

Algo de clase haría a esas cúpulas opositoras, exhibidas una y otra vez, mejor guardar silencio e ir buscando nuevos actores políticos, nuevos cuadros sin tanto descrédito personal. En el juicio de García Luna en los Estados Unidos las acusaciones y exhibición de pruebas sobre su complicidad con el Chapo Guzmán y el cártel de Sinaloa, han sido profusas. La guerra calderonista contra el narco no era otra cosa que la guerra contra los cárteles rivales, lo cual ha quedado en evidencia. Si embargo es necesario que el gobierno actual tenga acciones generalizadas, permanentes, contundentes contra el crimen organizado, independientemente que se ataquen las causas profundas de la inseguridad y la violencia como la pobreza y la falta de oportunidades. 

Resulta paradójico que en un gobierno municipal morenista se concesionen los mercados de Chetumal, que en el fondo podría tratarse en realidad de una privatización. El nuevo esquema aprobado por el cabildo con mayoría de Morena y sus aliados pone a los locatarios contra la espada y la pared. Los pagos mensuales se elevan más allá de lo razonable, lo cual nunca debió ocurrir por sensibilidad social y política. Hacen parecer una falacia el eslogan de AMLO, “primero los pobres”. Debe ser que consideran ricos a los modestos locatarios. Parece que algo de humildad y asesoría no les vendría mal. 

En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño estado.

¡Hasta la próxima! 

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Edición: Estefanía Cardeña