Quinta ola, variables y linajes del Covid-19

Fastidio, hartazgo, cansancio son los sentimientos que vinieron a suplir a la angustia, el enojo y el miedo que todos vivimos al inicio de la pandemia en marzo de 2020. Desde el ORGA hemos estado dando seguimiento puntual al desarrollo de la pandemia, por ello ya habíamos advertido la llegada de nuevas variantes que implicarían nuevas olas de contagio (Ómicron y la vuelta a la educación presencial La Jornada Maya, 08/01/2022). En consecuencia, la llegada de la Quinta Ola de Covid-19 debe ser vista y explicada desde distintas perspectivas. Normalmente, las olas de contagio de Covid-19 vienen de la mano de variantes; en México ya tuvimos a alpha, beta, gamma, delta y, desde luego, ómicron. 

Ómicron no solo se ha presentado como la variante más virulenta en el contagio, sino que ha sido capaz de constituir lo que los especialistas llaman “linajes”. Ómicron contó con los linajes BA.1 y BA.2 a inicios de años, cuando en enero afrontamos la llamada cuarta ola (en Yucatán vivimos la cresta de la ola aquel 19 de enero cuando se contabilizaron 2 mil 523 nuevos contagios). En estos momentos ómicron ha derivado en sus linajes BA.4 y BA.5 las cuales se muestran “escapadizas” a los anticuerpos que generan las vacunas y las infecciones previas. Estos linajes no son ni más agresivos ni más letales que los anteriores (al día de hoy muchos científicos coinciden en señalar que fue delta la variable más mortífera) pero justamente por ello su peligrosidad se multiplica. 

Desde al menos hace cuatro semanas hemos estado presenciando escenarios donde los contagios se duplican de una semana a la otra. En Yucatán iniciamos junio con números que oscilaban alrededor de 130 nuevos contagios semanales, por ejemplificar, el 3 de junio fue un día blanco en el cual no se reportaron contagios, el día 6 apenas fueron 26; pero para una semana después, el 15 de junio se contabilizaron 442 nuevos casos y tan sólo 4 días después se llegaba a la cifra de 783. Junio cerró promediando la semana con 554 nuevos casos por día. Los datos de julio van en esa misma curva ascendente y se promedian ya más de 600 nuevos casos diarios. 

Lo anterior se explica en parte por el relajamiento de las medidas de prevención entre la población. Hoy se conoce mucho más del “bicho” que hace dos años y medio; hoy un alto porcentaje de la población cuenta con sistemas de vacunación completos y parciales, incluso ya se comienza a hablar de “inmunidad híbrida” (aquellos vacunados que en algún momento enfermaron y que por lo mismo han generado más anticuerpos). Y todo ello ha dado la sensación de “seguridad” y “tranquilidad” que al inicio de la pandemia no existía. Pero justamente en eso radica gran parte del problema. La economía no volverá a parar y mucho dudamos que la población asuma de buena manera un regreso a un encierro masivo y prolongado. Es quizás por ello que la estrategia de los gobiernos estatales y el federal es reconocer la presencia de la quinta ola, pero modificando el aislamiento a ámbito “individual”. 

Es aquí donde la ciudadanía deberá entender que, a pesar del fastidio, cansancio y hartazgo que todos vivimos con cada llegada de una nueva variable o un nuevo linaje está en nuestras manos marcarle el alto al contagio. Hoy no vivimos más aquellas sensaciones de angustia y miedo que paralizaron al mundo durante prácticamente todo 2020. Hoy los escenarios son distintos y depende de nosotros cómo se desarrollarán los mismos. La saturación hospitalaria aún es uno de los fantasmas que ronda en las cabezas de los responsables políticos. 

Por lo pronto en Yucatán arranca ya el proceso de vacunación para los menores de entre 5 y 11 años este 18 de julio. La idea es que el próximo ciclo escolar arranque ya con una población estudiantil de educación básica en condiciones de volver a clases presenciales con mayor certidumbre ante eventuales rebrotes de contagios. Desde el ORGA queremos insistir en señalar la importancia de recordar que la Covid-19 sigue aquí, que la pandemia no ha terminado y que seguramente llegarán más olas en los próximos meses y años. Por ello no podemos relajarnos, no debemos olvidar el uso del cubrebocas en espacios cerrados, mantener la sana distancia siempre que sea posible, volver imperativo el lavado de manos, o al menos el uso de gel antibacterial, a cada entrada y salida de un espacio cerrado, y lo más importante, completar el esquema de vacunación. 

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  Edición: Estefanía Cardeña