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Leer para el deleite, el disfrute y el goce

Invitación a la lectura de 'Los placeres y los días' de Alma Guillermoprieto
Foto: Rulo Zetaka

“Si la vida fuese siempre terrible. Nadie querría vivir” Alma Guillermoprieto

Alma Guillermoprieto escribe Los placeres y los días (Almadía 2015) como una invitación a la reinterpretación de la lectura, encontrarnos más en un disfrute que en la crónica que se tiñe de dolorosa realidad entre quienes habitamos este territorio al que llaman Latinoamérica. La autora me ayudó a respirar profundamente y con calma. Venía saliendo de una lectura más bien dolorosa y transformadora que requería al concluirla tener un balsamito para mi corazón y lo encontré en este pequeño resabio. Hacia finales del mes de julio empiezo a escribir esta invitación a la lectura, aunque ya había concluido la que presenté este mes, me quedé pensan0.do en la compleja relación que construí con este texto en tan poquitos días que me llevó terminarlo.

En su epílogo, que bien podría funcionar como prólogo, la autora nos cuenta de los procesos de escritura de los ocho textos que incluyó en este libro, entre crónica y ensayo pretende compartir un lado alegre, sorprendente y curioso de algunos rincones del vasto territorio americano y también de un poco mas allá. Nos ofrece a cambio de unas pocas horas de lectura algunas sonrisas, carcajadas y anécdotas que bien vale la pena contarle a otras personas que pudieran atravesarse con este libro, o tomarse el tiempo para conocer esos mundos a los que se asoma la autora.

Con el afán de jugar un poco con el libro, reorganicé la propuesta de lectura en tres grandes ideas que se pueden encontrar en algunos de los textos. En primer lugar, nos podemos guiar por esa extraña unión en el entretenimiento que viene por el alargamiento sonoro de una vocal en alguna palabra que invita al espectáculo. Encontramos una edificante entrevista a la reina de la salsa, Celia Cruz, y su andar imparable, un poco insalubre, sobre los escenarios. Esa alegría atronadora que nos otorga la salsa, al ser escuchada, bailada o tocada, reverberaba en la voz de Celia, un personaje inolvidable de la música y que, a la vuelta de un par de décadas de su partida, me pregunto por qué no es más popular. 

Sigue la garganta emitiendo sonidos y la boca resonando cuando caminamos junto a Alma en su crónica “las cholitas luchadoras de Bolivia.” ¿qué mas podría invitar a la lectura que ese título? Como los narradores del pancracio emiten sus graznidos por los micrófonos en la arena México, ella visita un pequeño espacio que apenas se sostiene como empresa en la primera década del siglo XXI pero que apasionadamente sigue los pasos de lo que en esta latitud sería el deporte popular nacional.

La segunda parte subiría por la garganta y se instalaría en el paladar, tres son los textos que se sugieren en la segundo momento de la lectura, una crónica sobre Diana Kennedy, una impulsora de la cocina mexicana, en la cual me quedé pensando todo el día y recuperé su andar al escuchar una entrevista al Chef Olvera por la mañana en la que escribo este texto y pensando en cómo una descripción de cortar cebolla puede generar pequeños estertores en el rostro. 

Junto con esta crónica se presentan dos deliciosos ensayos, uno sobre la forma de narrar el mundo que se centra en el placer y se hace receta desde la mirada del controvertido, y famoso artista, Henry de Toulouse-Lautrec y una oda a probablemente el componente mas odiado por los especialistas nutricios: las harinas. Estos dos textos son como plato en cena de nueve tiempos, un bocado exquisito que se queda flotando en el aire el tiempo suficiente para que lo recuerdes, pero no demasiado para que memorices.

La tercera y última parte sale del cuerpo para entrar en él, la extraña definición del tiempo bien podría ir de la mano con el aliento vital y con el ritmo en el que inhalamos y exhalamos, así son los últimos tres textos que sugiero para cerrar la experiencia. Tenemos un breve ensayo sobre el placer asociado con la comida y su transformación a lo largo del tiempo, y que bien podría ser la bisagra si deciden dejar el texto de “Las harinas” al final de la segunda parte.

Cerramos al ritmo histórico que sólo puede obtener quien permanece en la memoria mas tiempo que la vida biológica del cuerpo humano. Las crónicas del Tango en Argentina, y del surgimiento y presentación en la ciudad de México de la icónica banda de música cubana Buena Vista Social Club, no solamente nos hacen pensar en lo extraña que puede parecer la linealidad del tiempo por como lo vivimos, sino que nos enseña que nuestro cuerpo, a pesar de la edad, puede moverse al ritmo que quiera y conectarse con el aliento vital que va mucho mas allá de lo que dura un concierto de dos horas, o un tango de tres minutos.

@RuloZetaka

Edición: Ana Ordaz


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