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''Un poeta malo no hace daño a nadie; no pone bombas ni insulta a la gente''

Mircea Cărtărescu obtuvo el Premio FIL de Literatura 2022
Foto: FIL Guadalajara / Bernardo De Niz

La insoportable levedad de las noticias me empuja, de nuevo, a hacerme ovillo en la literatura: refugio, parapeto, cota de malla y aspirina. Esta semana, el escritor rumano Mircea Cărtărescu obtuvo el Premio FIL de Literatura 2022, que entrega la Feria del Libro de Guadalajara a autores en lenguas romances y se considera uno de los principales galardones literarios internacionales.

Cărtărescu, quien nació y creció en el Bucarest rodeado por el telón de acero, desembarcó en nuestro idioma con un cuento, que cimbra tanto o más que una bofetada: El ruletista. Son un ramillete de páginas, llenas de compactos párrafos que parecen balas, que narra la historia de un tahúr del revólver, que se gana la vida buscando la muerte con la ruleta rusa. 

El ruletista deslumbró a esos primeros lectores del rumano, que desde entonces esnifan cada línea escrita por él con la ansiedad de un adicto. Tanto, que se ha convertido en la estrella de una de las editoriales jóvenes más prometedoras: Impedimenta, quien también le regaló a sus lectores el descubrimiento de Hernán Díaz, un argentino que sólo había publicado en inglés, hasta que esa casa lo tradujo y lo dio a conocer. 

Cărtărescu es considerado por la crítica como el escritor rumano más importante de la actualidad, ganó los reconocimientos literarios más importantes de su país y es un fuerte candidato para obtener el Premio Nobel de Literatura. Ahora, con Premio FIL de Literatura 2022, se une a un olimpo en el que también se encuentran los portugueses Antonio Lobo Antunes y Lídia Jorge, el español Enrique Vila-Matas, nuestra Margo Glanz y el italiano Claudio Magris. 

Aunque es conocido principalmente por su narrativa, recientemente Impedimenta reunió varias poesías del rumano en un compendio habitado por helechos, libélulas y escarabajos. Ahí se escuchan los pasos de un joven maravillado por la Generación Beat, a la que leyó de contrabando. En los poemas de Cărtărescu los beatniks están en todas partes, nombrados o citados, o bien nos los encontramos guiñándonos un ojo. 

En ese mismo compendio esencial de su poesía en donde se aprecia la ingenua alegría de un prosista de cepa aventurándose en la resbaladiza lírica, y él mismo lo reconoce: “Un poeta malo no hace daño a nadie. No pone bombas ni insulta a la gente”. ¿Malo? Eso piensa él, pero poco le importa. En reciente entrevista reconoció: “Yo no sé escribir poesía. A veces puedo escribir, pero yo no sé escribir. Y, si alguien me pregunta qué reglas sigo, no puedo decírselo. Lo hago por instinto. No puedes practicar sexo con reglas”.

El autor galardonado Premio FIL de Literatura 2022 está casado con Ioana Nicolaie, ella sí poeta. Juntos comenzaron su andar por la vida y las letras cuando en la época de Nicolae Ceausescu se censuraban “hasta los libros infantiles y de cocina”. Y, aunque recuerdan con tristeza esos días, continúan creyendo que “un poema o una canción de amor podría ser muy peligroso para cualquier régimen”. Ellos, con versos, derribaron el muro. 

El rumano insiste en el papel de los artistas como garantes de la libertad. “Los auténticos escritores e intelectuales nunca colaboraron con el gobierno. Todo lo contrario, muchos estaban en contra y eran disidentes”, ha sostenido. En este caso, no sólo se está reconociendo una obra y una vida, sino una postura frente al poder. En Rumanía, más de treinta años después de la revolución, sigue persistiendo la censura ideológica “no sólo de los conservadores”, sino de “extremistas al otro lado del espectro que se dé dominan progresistas”.

Frente a la nimiedad de lo actual, siempre hay sustancia en la literatura; es una apuesta segura. Un simple nombramiento se convierte en mina, en ejemplo; en espejo de una realidad, incluso la mexicana, que, por lo visto, no es muy distinta a la patria del novelista con vocación fallida de poeta. “Escribo porque es la esencia de mi ser. El artista produce para el público, para él, para nadie. Escribiré incluso aunque exista un solo lector en el mundo.”

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Lea, del mismo autor: ''La felicidad es un olvido que dura una semana''


Edición: Estefanía Cardeña


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