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Que me echen al toro de 2023

Vislumbrar el caos que se avecina entre luchas por el poder político y económico
Foto: David Rico

En el saludo y buenos deseos a mi editor de La Jornada Maya, brotó el título de este texto y comprendí que esa tendría que ser mi actitud, herencia de mis abuelas y madre, de mi padre, para enfrentar el año que estamos iniciando. 

¿Cómo comenzar un año nuevo después de padecer casi tres anteriores de zozobras, falta de información, rumores azuzados para llenarnos de miedos? Realidades que aún no logramos prever sus consecuencias, como el desfile de secretarías de Educación a nivel Federal en busca de intereses particulares y su falta de visión al continuar el pase automático de los alumnos, sepan leer o no, analizar y convivir con respeto, cuya única ambición en la vida es ser ricos y famosos como influencers, total, ya vieron que no se necesita estudiar para eso. 

Me aterra pensar el nivel de país que tendremos a la vuelta de la esquina, sin médicos, científicos, maestros, filósofos; sin ética ni empatía y todos los etcéteras que ustedes quieran aportar.

Ante eso, no me queda más que comenzar conmigo misma un reajuste interior que me fortalezca y cimbre, para enfrentar al toro e invitar a otros, capaces de vislumbrar el caos que se avecina entre las luchas por el poder político y económico, los desastres naturales que encarecerán los insumos y la voracidad insaciable de los oportunistas que aprovechan: “A río revuelto…” Y, sobre todo, la falta de interés del público en general cuyo entrenamiento de buscar únicamente estar entretenidos, los hace incapaces de llegar a este punto de lectura.

Analizando que el objetivo del texto de día, no es echarle tierra al lodazal, sino entender qué hacemos con él, busqué entre mis maestros de vida y me encontré esta oración desconocida, que mi querido Antoine de Saint-Exupéry, autor del Principito, quien me acompañó y formó en la adolescencia, permitiéndome encontrar respuestas y sentido a tantas preguntas, y que tantísimos años después: “Sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible para los ojos”, “es preciso que soporte dos o tres orugas si quiero conocer a las mariposas”, “lo que embellece al desierto, es que esconde un pozo en cualquier parte…”, siguen siendo mi fortaleza.

Ante la oscuridad que amenaza engullirnos, al igual que La Nada de Michel Ende, en su Historia sin fin, o los cambios climáticos, congelarnos, como vimos hace unos días y en los que tuvimos que reconocer que los humanos, por más poderosos que nos sintamos, somos frágiles seres expuestos a las adversidades, ¿consecuencias? La vista de tanto Niños Cristal desmoronándose, nos dice que este es el momento de llamar en nuestro auxilio a los poetas y filósofos de nuestra preferencia para que ejerzan su don de recuperar nuestra esencia humana, que nos refuercen lo único que nos permitirá sobrevivir los tiempos, como los hicieron los abuelos: La fortaleza interior. 

Así pues, les comparto este texto de mi maestro Antoine de Saint-Exupery:

“No te pido milagros ni visiones, Señor, te pido la fuerza para la vida diaria. Enséñame el arte de los pequeños pasos.

Hazme hábil y creativo para notar a tiempo en la multiplicidad y variedad de lo cotidiano, los conocimientos y experiencias que me atañen personalmente.

Ayúdame a distribuir correctamente mi tiempo: Dame capacidad de distinguir lo esencial de lo secundario.

Guárdame de la ingenua creencia de que en la vida todo debe salir bien. Otórgame la lucidez de reconocer que las dificultades, las derrotas y los fracasos son oportunidades en la vida para crecer y madurar.

Envíame en el momento justo a alguien que tenga el valor de decirme la verdad con amor. 

Haz de mí un ser humano que sienta unido a los que sufren.

Permíteme entregarles en el momento preciso un instante de bondad, con o sin palabras.

No me des lo que pido, sino lo que necesito. En tus manos me entrego.

Enséñame el arte de los pequeños pasos”.

Paso a pasito, con conciencia, compromiso con mi comunidad y Madre Tierra, con curiosidad para no dejar de aprender, tenacidad para lograr las metas y aterrizar los sueños, sororidad; sin perder el humor y la esperanza, con amor, mucho amor, me reinvento y me preparo para enfrentar al toro del 2023 y, entonces, sí…  ¡A ver a cómo nos toca! ¡Vamos con todo!

[email protected]

 

Lea, de la misma autora: Norteados, rumbo a Belén

 

Edición: Estefanía Cardeña


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