La cosecha depende de la siembra, no puede cosecharse un producto diferente a la semilla plantada, las expresiones de violencia en México, agravada en los gobiernos neoliberales del PAN y del PRI que ahondó las desigualdades sociales, incrementó exponencialmente el número de pobres y concentró la riqueza en minorías más reducidas, deben evitarse en todos los sentidos.
Las mentiras, el clasismo, la desigualdad, la pobreza, y un largo etcétera son formas de violencia que deben combatirse a nivel personal e institucional. Es asunto de todos. La paz, la tranquilidad, son edificios que se construyen con muchos ladrillos aportados por todas las personas de una sociedad.
El escándalo mediático suscitado en torno a la marcha de la conmemoración del 85 Aniversario de la Expropiación Petrolera, por la quema de una efigie de papel que representaba al parecer a la presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la ministra Norma Piña, sólo evidencia las diferencias en el manejo de la información de las grandes empresas de difusión.
La violencia no es violencia porque la hagan nuestros adversarios, y en cambio son acciones justificadas cuando las hacemos o las propiciamos nosotros. Es fácil juzgar la paja en el ojo ajeno e ignorar la viga que se tiene en el propio.
Las marchas de los opositores del presidente Andrés Manuel López Obrador, se han caracterizado por las manifestaciones de odio, de violencia. Los insultos y gritos destemplados, rostros descompuestos, amenazantes, son comunes en las manifestaciones del bloque opositor que tiene como adhesivo para estar juntos, su rabia y su rechazo al gobierno elegido democráticamente por el pueblo Soberano, que les ha quitado muchas de sus prebendas.
El comunicado de la Suprema Corte condenando la violencia, pierde calidad moral cuando se da porque quemaron una efigie de papel de uno de los ministros, de la señora Piña. Nunca se habían pronunciado contra la quema de efigies de AMLO en las marchas de la derecha opositora que, hace mucho dejaron de actuar como oposición política y se convirtieron en odiadores que no han tenido freno para expresar su odio y su violencia contra la familia del presidente de México, incluída su esposa Beatriz Gutiérrez que es mujer como la ministra, además de la cobardía de atacar a su hijo que es un niño. López Obrador ha asumido la defensa de la Soberanía Nacional con palabras y acciones, contra el injerencismo extranjero, con el respaldo aplastante de las mayorías, pero tristemente obstaculizado por la derecha reaccionaria mexicana que no manifiesta mínimo aprecio por su país, dominados por su odio y ocupados en ver “la paja en el ojo ajeno”.
En lo local
La inseguridad y la violencia en Quintana Roo no menguan, parecen no tener freno; los asesinatos, cobros de derecho de piso, levantones, secuestros, asaltos, son “el pan amargo” de cada día. Las declaraciones triunfalistas sin el respaldo de los hechos son simple demagogia.
En Tulum, luego del fallecimiento de Marciano Dzul, su sucesor en la presidencia municipal está muy activo mediáticamente, pero la inseguridad y la violencia se han recrudecido. En Playa del Carmen reina el caos y la anarquía, con muy poco espacio para las leyes y las instituciones. La empobrecida Chetumal también padece el flagelo de la inseguridad y la violencia, cada vez más descaradas.
En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño estado.
¡HASTA LA PRÓXIMA!
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