La Encuesta Nacional de Empresas Constructoras (ENEC) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), presentada este martes, ubica a Quintana Roo y Campeche como los estados que concentran el 55 por ciento de las obras de transporte y urbanización que se llevan a cabo en el país.
Por un lado, tal concentración obedece al proyecto que planteó el presidente Andrés Manuel López Obrador al iniciar su mandato: voltear a ver al sureste y cerrar la brecha de desarrollo con el norte del país. El Tren Maya funciona como el eje del cual derivan las obras en caminos y mejora del transporte público, que necesariamente tiene que resultar en la modernización de la infraestructura vial.
Los rubros de transporte y urbanización solían ser, hasta no hace mucho, una deficiencia en Campeche y Quintana Roo. Atravesar dichos estados por carretera resultaba en aventurarse a encontrar tramos en los que era imposible mantener una trayectoria recta y el conductor debía estar atento a esquivar baches durante varios kilómetros, o hallar caminos sumamente estrechos, a punto de ser devorados por la vegetación. A pesar de la geografía carente de grandes elevaciones, cualquier chofer de carga o pasajeros encontraba retos a su pericia y capacidad de concentración.
A cinco años de haber iniciado la actual administración federal, es innegable que el panorama en cuanto a infraestructura de transporte y modernización de vías se ha traducido en la ampliación y mejora de la misma. Innegable también que esto ha implicado también perjuicios a vecinos y pérdida de vegetación. En el futuro deberán tomarse medidas para que el transporte público sea la opción prioritaria para la movilidad de las personas, y lo sea muy por encima del automóvil privado.
Yucatán, mientras tanto, ha quedado en segundo lugar, detrás de Nuevo León, en obras de electricidad y telecomunicaciones. Esto tampoco es casual, pues desde hace más de una década existe la demanda de hacer más eficiente la producción y distribución de la energía eléctrica. El aumento poblacional de Yucatán, aunque con el histórico problema del crecimiento horizontal de sus asentamientos urbanos, hacen más difícil y costoso extender la red de servicios públicos. La modernización de la entidad pasa también por tener plantas de ciclo combinado, que según prometió el Presidente en junio de 2022, para este año deben estar listas, en una primera etapa, una en Valladolid y otra en Mérida.
Garantizar el abasto de energía eléctrica va de la mano con la intención de industrializar Yucatán, pero de poco servirá que un estado consiga un mayor desarrollo tecnológico si la infraestructura de su vecinos es obsoleta para que la producción llegue a su destino en un tiempo competitivo.
Las vías, recordemos, van en ambas direcciones, por lo que una mejora en la infraestructura implica el acercamiento entre mercados regionales, y si entre mejores carreteras y un tren se disminuyen tiempos de traslado, la península podría hallar su destino como una zona de economía boyante.
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