El puerto de Progreso, Yucatán, es un lugar de gran belleza y potencial turístico. Sin embargo, para aprovechar al máximo estas cualidades, es fundamental mejorar los servicios públicos básicos, fomentar la urbanidad en la zona y planear el urbanismo, por ese motivo con base en las charlas que he tenido con las y los vecinos de Progreso y sus comisarías, y escuchando atentamente sus principales demandas que requieren atención urgente, les invito a leer algunas ideas de cómo podemos mejorar la calidad de vida de los progreseños y hacer de Progreso un lugar aún más atractivo para sus residentes y visitantes de hoy y del futuro.
En primer lugar, y el más prioritario de todos es mejorar los servicios públicos básicos, con ello me refiero al suministro de agua potable y luz, la recolección de basura y el mantenimiento de calles y espacios públicos, que son fundamentales para el bienestar de la comunidad. Para ofrecer estos servicios en condiciones óptimas es necesario invertir en infraestructura y tecnología para garantizar un suministro de agua eficiente sin desabasto, así como implementar sistemas idóneos de recolección de basura y reciclaje. Además, es importante llevar a cabo un mantenimiento regular de las calles y espacios públicos para asegurar su buen estado y seguridad; y en el caso de la luz, que muchos sufrimos constantes cortes y apagones tanto en Progreso como en sus comisarías, si bien sabemos que esto depende de la CFE, la gestión y seguimiento puede darse a través del gobierno municipal.
Por otro lado, y no menos importante, está la promoción de la urbanidad. Recordemos que la urbanidad se refiere al comportamiento respetuoso y cortés de los ciudadanos en su vida diaria. Para fomentar la urbanidad en el puerto de Progreso, es necesario promover la educación cívica y la conciencia comunitaria. Esto puede lograrse a través de campañas de sensibilización, talleres y actividades que promuevan valores como el respeto, la tolerancia y la responsabilidad. Además, es importante contar con una adecuada señalización vial y normas de tránsito claras para garantizar la seguridad de peatones y conductores, ya que últimamente los accidentes de tránsito han aumentado considerablemente en los últimos años por la falta de educación y cultura vial.
Otro reto importante para las y los progreseños es prevenir los riesgos de la urbanización, la cual se entiende como “el proceso mediante el cual se modifican las condiciones previas de un lugar, con la finalidad de proveer la infraestructura necesaria para cubrir los requisitos de vivienda moderna” (Universidad Veracruzana); y en ese sentido es notorio el incremento del turismo que llega al puerto, lo cual debiera ser beneficioso para el comercio local y las familias progreseñas, sin embargo esto no ocurre y el fenómeno que estamos observando es similar al de grandes ciudades europeas donde incluso especialistas como Francesc Muñoz, quien dirige el Observatorio de la Urbanización en la Universidad Autónoma de Barcelona, ha declarado de un riesgo latente, pues “las ciudades sobreexpuestas a la visita turística genera la expulsión de la población, que acaba dimitiendo de su ciudad”. Es decir, el riesgo de que las playas, los principales sitios públicos y zonas habitacionales cercanas a ellos se conviertan en zonas exclusivas para restauranteros, hoteleros y turistas con el poder adquisitivo suficiente para pagarlo, así como el incremento del costo de las viviendas que se vuelven inaccesibles para los ciudadanos del puerto, ocasionará que éstos tengan que emigrar a la periferia o, incluso, a otros municipios donde sea menos caro vivir. Sin irnos tan lejos, Mérida, en pocos años, pasó a ser ya considerada la ciudad más cara para vivir de México. ¿Queremos lo mismo para Progreso?, definitivamente no, pero debemos prevenir y actuar.
Por último, la participación ciudadana es clave para mejorar los servicios públicos y la urbanidad en cualquier comunidad. Es importante fomentar la participación activa de los residentes de Progreso en la toma de decisiones y en la vigilancia de la calidad de los servicios públicos y de la urbanización. Esto puede lograrse a través de la creación de consejos ciudadanos, la organización de reuniones comunitarias y la implementación de canales de comunicación efectivos entre los ciudadanos y las autoridades locales. Es fundamental que como vecinos y habitantes del puerto nos organicemos para dar seguimiento a las necesidades que surjan e involucrar a toda la comunidad a ser parte de la solución y no sólo del problema.
Mejorar los servicios públicos básicos, fomentar la urbanidad y prevenir los riesgos de la urbanización en el puerto regulando los permisos que se otorgan indistintamente para construir edificios cerca de las playas son los desafíos que requieren la colaboración de todos los actores involucrados. Mediante la inversión en infraestructura, la promoción de la educación cívica y vial y la participación ciudadana, podemos lograr un puerto más próspero, seguro y feliz; el puerto donde todas y todos nos sintamos orgullosos de llamar hogar.
Edición: Ana Ordaz
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