“La mejor manera de predecir el futuro es creándolo”
Peter Drucker
La felicidad que rodea en estos días a mi familia con el nacimiento de mi sobrino nieto Ludwing me ha hecho reflexionar sobre el lugar donde crecerá él y todas las nuevas generaciones de progreseñas y progreseños que ya viven en un Progreso en riesgo y distinto al que los de mi generación y la de mis padres hemos vivido.
Si Progreso continúa sin un rumbo claro que brinde más oportunidades para las familias que han forjado con su tenacidad y coraje la historia de la localidad, las que han vivido siempre en este puerto y las que han echado raíces por generaciones, la ciudad en el que vivirán las nuevas generaciones no se vislumbra con un futuro prometedor para arraigarse y vivir con plenitud y bienestar como lo desearon los fundadores de este puerto.
Tenemos la fortuna de que todavía hasta hoy en Progreso nos conocemos y reconocemos por apellidos y familias, y cada una tiene una historia, una larga tradición y reputación gracias a la cual se ha edificado nuestro querido puerto; no queremos perder eso que nos da identidad y esperanza de vivir en un lugar seguro, de gente amable y cálida que así como recibe a miles de turistas al año, no deja de tener su propia identidad y dinámica diaria y su propia historia que sólo permanecerá intacta si se las legamos a la nueva generación de nuestros hijos, sobrinos y nietos y éstos, a su vez, lo seguirán haciendo con sus descendientes mientras continúen creciendo y habitando en este puerto que debe brindarles un futuro prometedor para arraigarse por siempre en un lugar lleno de potencial y encanto, entre el mar y la brisa que nos envuelve.
Las familias Luna y Gómez tienen mucha historia en este puerto, y siguen creciendo como tantas otras familias progreseñas, y con cada nacimiento vislumbramos una esperanza, una nueva vida que llega y que queremos disfrute vivir en un lugar seguro, sostenible, lleno de oportunidades de todo tipo, donde el bienestar esté asegurado y exista buena atención médica, planteles con calidad educativa, lugares de esparcimiento y recreación con buenas y óptimas instalaciones, oportunidades laborales competitivas y un tejido social fortalecido donde las familias se cuidan entre ellas mismas, como ha sido desde siempre en Progreso.
¿Cómo vislumbro el Progreso del futuro donde vivirán nuestros hijos, sobrinos, nietos y a su vez sus descendientes?, convertido por ejemplo en una Smart City o Ciudad Inteligente, como ya se están proyectando en otros países o incluso son ya una realidad de vida como en la ciudad de Songdo en Corea del Sur. Las Smart City son las ciudades que utilizan el potencial de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para promover de manera más eficiente un desarrollo sostenible y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, pues plantean soluciones eficaces a todos los retos que supone una gran ciudad: movilidad, economía, servicios públicos, empleabilidad y participación ciudadana, entre otros. Ese sería el futuro ideal para Progreso, pero lo más importante, es que se convertiría en una ciudad y puerto pensada para todas y todos y no sólo para los turistas, o para las familias que han ostentando el poder político por años, y mucho menos para los dueños de desarrollos inmobiliarios, hoteles y comercios que poco a poco están privatizando lo que nos pertenece a todos: el mar, la playa y sus alrededores.
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Pensar hoy en el futuro del lugar donde crecerán y vivirán nuestras familias es prioritario, pues como afirma el escritor Toba Beta, “soñar con el futuro es mucho mejor que lamentarse por el pasado”, y hay que pensar en grande para el futuro de Progreso, pero para iniciar la transformación se requieren autoridades con visión y ganas de construir paso a paso una ciudad y puerto inteligente del futuro, y para ello primero debemos reconocer las fortalezas y debilidades, los factores demográficos y las necesidades más acuciantes, para poder planear hoy ese futuro ideal donde nuestra generación envejecerá y las nuevas construirán una vida plena y feliz con un horizonte tan inmenso como el que miramos en cada atardecer desde la orilla de nuestras playas. Ese es el futuro que deseo para mi sobrino Ludwing y para todas y todos los progreseños.
Facebook: Félix Luna Gómez
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