Policías estatales: visiones en conflicto

El tema de seguridad, específicamente el papel que desempeñan las policías estatales en la estrategia nacional, se ha posicionado con fuerza en lo que va de marzo de este año. El asunto no es menor. Desde el inicio de la actual administración federal se puso énfasis en crear la Guardia Nacional con elementos militares alegando la corrupción existente en las corporaciones civiles.

En los últimos cinco años, varios estados experimentaron la alternancia democrática y de los tradicionales partidos Revolucionario Institucional (PRI) o Acción Nacional (PAN) hoy tienen gobiernos emanados de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el mismo instituto del presidente Andrés Manuel López Obrador. La consecuencia, en el rubro de seguridad, ha sido variada, pero algo es cierto: ningún cuerpo de policía ha permanecido igual en cuanto al origen de sus mandos y a su organigrama.

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A esto, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) 2023, la cual no deja de ser la captura de un instante en cuanto a la sensación de confianza en los gobiernos estatales, pero especialmente en sensación de seguridad por la presencia de policías en la calle. Aquí, destacó Yucatán como primer lugar nacional, con 61.1 por ciento de encuestados que expresaron sentirse seguros con los agentes, mientras que Campeche ocupó la décima posición, con 40.9 y Quintana Roo el lugar 29, con 27.4 por ciento.

Cabe mencionar que para Campeche y Quintana Roo, estas posiciones implican caídas en sus índices, a la par con el aumento de delitos en esas entidades; pero también que estos estados se encuentran entre los que pasaron de ser gobernados por el PRI o PAN a tener sendas jefas del Ejecutivo de extracción morenista.

Resultaría muy simple hacer una correlación entre gobierno morenista y aumento en la inseguridad; más cuando el estado mejor evaluado es uno en el cual la cabeza del mando policiaco lleva tres gobiernos consecutivos. Sin embargo, casualidad no es necesariamente causalidad. Estos gobiernos heredaron una estructura sumamente frágil y también debe admitirse que, cuando se da un cambio de partido en el gobierno, quienes trabajan en la administración pública suelen esperar alguna mejora en las condiciones laborales.

Campeche, desde el fin de semana, se encuentra en una crisis derivada, por un lado, de las condiciones de trabajo en que se ha mantenido a los policías desde 2021, y por otro de la mala o nula planeación y fallida ejecución de un operativo para la extracción de ocho reos del Centro de Readaptación Social (Cereso) de San Francisco Kobén. Este último evento fue la gota que derramó el vaso y por tal motivo la manifestación y paro de los policías de la Secretaría de Protección y Seguridad Ciudadana (SPSC).

Guerrero, otra entidad donde la seguridad es tema central, y los cuerpos de seguridad de los tres niveles de gobierno han estado en entredicho por lo menos desde 2014, aunque el historial de abusos de autoridad es de larga data, enfrenta ahora una crisis de orden más político que administrativo. Aquí, el detonador ha sido la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, los 43 de Ayotzinapa, hace ya casi 10 años, recrudecido con la muerte del estudiante de la misma escuela, Yanqui Kothan Gómez Peralta, a manos de la policía.

En Guerrero fue necesaria la intervención del Congreso estatal para destituir a la fiscal Sandra Luz Valdovinos Salmerón. Ahora, el personal operativo demanda la destitución de los mandos militares que llegaron a la Fiscalía General del Estado de la mano de la hoy ex funcionaria.

La ciudadanía de Campeche, por su parte, salió a las calles este miércoles en apoyo a su policía, algo que deja de manifiesto el concepto de fuerza pública que tiene la población de esa entidad, y que existe una relación de proximidad entre uniformados y habitantes. También revela que se les percibe como el eslabón más débil en la tarea de combatir el crimen.

De hacerse un análisis que dé pauta del éxito de algunas corporaciones estatales, podríamos encontrar que la creación de una mística entre sus elementos, pero no una en la que se trate de hacer más con menos. La profesionalización de las policías resulta esencial, aparte de la cercanía que tengan con la población, lo que hace sumamente necesario que su carácter sea civil.

Pero también es cierto que mantener turnos de 24 por 24, cargarles el costo de reparación de patrullas, y dejar de invertir en equipamiento y capacitación, es lo peor que puede hacerse.

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Edición: Estefanía Cardeña