de

del

El tren (maya) no tiene quien le escriba

La crónica publicada en el NYT carece de crítica política, es simplemente la narración de una usuaria
Foto: Juan Manuel Valdivia

El mundo terminará de joderse el día que los hombres viajen en primera clase y la literatura en un vagón de carga —Gabriel García Márquez

 

Esta semana se publicó en The New York Times la crónica titulada Un memorable y accidentado viaje por Yucatán con el Tren Maya, firmada por la escritora de viajes Elisabeth Malkin, con amplia experiencia en estas tierras. Es una pieza periodística agridulce, en donde se exhiben las carencias de la obra. ”… como bien descubrí (…) el tren no te llevará necesariamente adonde quieres ir”, advierte la autora. 

En esta época en la que todo se ha convertido en arma arrojadiza, hay que hacer énfasis en que el testimonio carece de crítica política; es simplemente la narración de una usuaria: un relato con la fina llovizna de la subjetividad. Incluso, la crónica concluye invitando a la experiencia —”cuando finalmente abordas, el viaje es tranquilo y el café es excelente…”. 

La crónica de Elisabeth Malkin es una de las primeras y más sinceras publicadas en este recién inicio de operaciones del Tren Maya. Y eso llama la atención: la escasez de líneas escritas al respecto. Hay una estampida de comunicados y boletines sobre el ferrocarril y su trayecto, pero crónicas como la publicada en The New York Times fallecen en la soledad: El tren (maya) no tiene quien le escriba

Desde hace semanas Gabriel García Márquez me ronda en la cabeza, como esos mosquitos que recuerdan pendientes en las madrugadas. Intenté escribir sobre el miedo que me da adentrarme, sin el permiso explícito del autor, en En agosto nos vemos, o de nuestra década en orfandad, cumplida el 17 de abril. Traté de conjurarlo, en vano, en la ouija de la página en blanco.

La lectura del periplo de Elisabeth Malkin me recordó, sin embargo, cómo la obra de Gabriel García Márquez está íntimamente ligada al tren. Así se recuerda, por ejemplo, en la reciente recopilación Camino a Macondo, en donde varios de sus cuentos van cimentando Cien años de soledad. La siesta del martes arranca, precisamente, en un andén:

”El tren salió del trepidante corredor de rocas bermejas, penetró en las plantaciones de banano, simétricas e interminables, y el aire se hizo húmedo y no se volvió a sentir la brisa del mar. Una humareda sofocante entró por la ventanilla del vagón. En el estrecho camino paralelo a la vía férrea había carretas de bueyes cargadas de racimos verdes. Al otro lado del camino, en intempestivos espacios sin sembrar, había oficinas con ventiladores eléctricos...”.

Aunque publicada en 1962, esta imagen fácilmente se podría repetir en cualquier crónica periodística ambientada en el tren maya. Macondo, al fin y al cabo, es un territorio con fronteras cartilaginosas, enquistado en nuestra imaginación. Puede ser Arequipa, puede ser Maxcanú; sólo habría que cambiar las plantaciones de banano por las del recuerdo del henequén. 

En otra estación previa a la saga de los Buendía, La hojarasca, es precisamente la llegada del tren uno de los sucesos en los que gira, como tornado, la historia: "Entonces pitó el tren por primera vez. La hojarasca volteó y salió a verlo y con la vuelta perdió el impulso, pero logró unidad y solidez; y sufrió el natural proceso de fermentación y se incorporó a los gérmenes de la tierra”

En Cien años de soledad, el tren reemplaza a Melquíades en la introducción de las innovaciones a Macondo pero también se va a convertir en el tren de la desgracia, el que traerá la hojarasca y llevará los cadáveres de la masacre de las bananeras para ser arrojados al mar.

Y aunque podría leerse entrelíneas la advertencia de García Márquez de las cicatrices de las rieles en la tierra —“Ahí viene un asunto espantoso como una cocina arrastrando un pueblo”, grita una mujer que está lavando en el río ya en Cien años de soledad— para el autor el tren no sólo transporta pasajeros y mercadería, sino también los sueños de la infancia y la juventud perdidas. 

García Márquez resucitó el tren con infusiones de realismo mágico. Y así lo advirtió desde su génesis como creador: en una entrevista a los 27 años, evocó el presagio del tren amarillo. Entonces, habían pasado tres años desde que el gobierno desmontó los rieles del ferrocarril en Cartagena y faltaba poco tiempo para que todo el sistema de trenes de Colombia fuera reemplazado por el rudimentario camino de las carreteras. 

El presagio del tren amarillo, según García Márquez, consistía, sencillamente, en aprovechar los momentos de ocio para pensar en el tren amarillo, que es algo así como un tren de juguete construido mentalmente con todas las cosas inútiles. “Un tren que, tarde o temprano, ha de llevarnos al país de la buena suerte”. Uno de los últimos homenajes que recibió el colombiano fue, precisamente, la materialización de ese tren, como el submarino de los Beatles, amarillo. 

”El inocente tren amarillo que tantas incertidumbres y evidencias, y tantos halagos y desventuras, y tantos cambios, calamidades y nostalgias había de llevar a Macondo” fue puesto en marcha en 1997, cumpliendo el viejo sueño de volver a unir por tren a Santa Marta y las localidades que llevan a Aracataca, la tierra del premio Nobel de Literatura.

Al tren maya le sobra épica pero le falta lírica. La relectura de los cuentos y novelas de García Márquez podrían ser el pretexto perfecto para conocerlo. En el circuito de 34 estaciones en mil 554 kilómetros —cuando esté listo— caben todas las 32 guerras perdidas de Aureliano Buendía. Este artículo podría ir de parada en parada, de lector a lector, evocando las pesadillas y sueños que germinan con la literatura. 

[email protected]

 

Lea, del mismo autor: ''Así que eres tú; aquí estás''

 

Edición: Estefanía Cardeña


Lo más reciente

A tres años del desplome de la L12 del metro de la CDMX, acusan explotación política sin escrúpulos

Abogado señala que las víctimas siguen esperando resolución a la reclamación patrimonial

La Jornada

A tres años del desplome de la L12 del metro de la CDMX, acusan explotación política sin escrúpulos

PAN sustituye candidatura de García Cabeza de Vaca; el 'Truko' Verástegui ocupará el lugar

La diligencia del partido aseguró que respetará la resolución del TEPJF

La Jornada

PAN sustituye candidatura de García Cabeza de Vaca; el 'Truko' Verástegui ocupará el lugar

Empresarios turísticos tienen la fuerza para unirse y salvar a Tulum: Jorge Portilla

Los cuerpos de seguridad no seguirán siendo parte del problema, aseguró el candidato de MC

La Jornada Maya

Empresarios turísticos tienen la fuerza para unirse y salvar a Tulum: Jorge Portilla

Diego Castañón propone movilidad segura y sostenible para Tulum

La propuesta del nuevo libramiento permitirá desahogar el tráfico generado por el aeropuerto

La Jornada Maya

Diego Castañón propone movilidad segura y sostenible para Tulum