Opinión
Orlando Elorza Guzmán
20/06/2024 | Mérida, Yucatán
A finales del siglo pasado, en el año 1998, tenía 13 años y más allá del amor que ya sentía por la música , me empecé a preguntar cuál era el rock de mi generación. Durante la Navidad de ese mismo año, mi primo llegó de visita y me platicó con gran emoción sobre la canción introductoria del videojuego Fifa de Playstation, donde la batería comenzaba como la punta de lanza, la guitarra entraba con una armonía aguda y rítmica, el vocalista gritaba: “Wuuujuuu”, y finalmente la banda explotaba. Meses después descubrí con fascinación que aquella canción se llama Song 2, compuesta e interpretada por el grupo londinense Blur, cuyo vocalista y líder, Damon Albarn, buscaba parodiar la música comercial; Blur en ese momento se convirtió en el rock de mi generación. A mediados de los 90´s, la experimentación pop-rock de Blur, junto con la agresividad working class rockanrolera de Oasis dividían el espectro de una nueva “ola inglesa”, también llamada britpop.
En el año 2001 una animación apareció en mi televisión, la canción tenía un título extraño: Clint Eastwood; a su vez, el tono vocal somnoliento me recordaba muchísimo a Blur; efectivamente se trataba del mismo cantante y compositor de aquel grupo noventero. Albarn reaparece en el siglo XXI con un alter ego animado llamado 2-D, quien junto con el artista de cómic, Jamie Hewlett, crearon el grupo virtual Gorillaz. Podríamos hacer alusión, tanto al grupo ficticio del Sgt. Pepper´s Lonely Hearts Club Band y la animación del Yellow Submarine de los Beatles, sin dejar de reconocer la autenticidad conceptual de Gorillaz. Esta animación con gorilas zombies que bailan como Michael Jackson anunciaban una nueva etapa del pop rock del nuevo siglo, generando un imaginario visual y musical, con un estribillo que repetía “the future is coming on” (el futuro está llegando), como si Albarn predijera que se mantendría en el gusto de los escuchas a lo largo de más de 20 años. Curiosamente, otra prima, veinte años menor que yo, me narró con emoción toda la historia de los personajes animados que componen Gorillaz: un bajista sociópata, una niña japonesa guitarrista que llegó por paquetería, un baterista poseído por un demonio; realmente una narrativa compleja dentro de una gran banda de pop rock virtual que durante todo lo que va del siglo XXI ha abarcado el gusto de varias generaciones.
Imaginé este artículo cuando a inicios de la post-pandemia, en el año 2022, Gorillaz se presentó ante miles de cariocas en el festival MITA en Río de Janeiro. La energía carnavalesca de aquella ciudad global celebraba el fin de un período traumático de la humanidad. Ante esto, Damon Albarn, después de tener alrededor de 30 años en grandes escenarios con dos conceptos musicales, se mantiene en la memoria colectiva de anteriores y nuevas generaciones, quienes buscan sus significados culturales a través de la música. Escuchar a Albarn y Gorillaz, junto a Bad Bunny en Coachella en el 2023, un festival influyente, abordando una mezcla musical hermosamente inimaginable y disímil. Al mismo tiempo Blur regresa con el álbum The Ballads of Darren (2023) y estrena este año el documental To the End, donde se puede apreciar que el tiempo es ajeno a la amistad de la juventud.
Albarn se adapta e integra con artistas de diversos géneros musicales, sin dejar de lado sus raíces del rock inglés clásico y, al mismo tiempo, su experimentación musical dulce y gregaria. Recuerdo que algunas canciones de Blur eran un tanto confusas, tal vez Albarn era un adelantado, alguien que empezaba a imaginar que le podría gustar a los nuevos habitantes de la tierra, quienes no conocieron el siglo pasado, quienes no tuvieran memoria de un mundo sin conexiones globales inmediatas; tal vez por ello, en la canción The universal (1995) Albarn advertía que en el próximo siglo: “No one here is alone, satellites in every home, yes, the universal's here, here for everyone” (Aquí nadie está solo, satélites en cada hogar, sí, lo universal está aquí, aquí para todos). Finalmente, cabe mencionar que cuando se dice que el Rock ha muerto, yo me pregunto ¿Qué es el Rock? Al menos Gorillaz ha utilizado las herramientas necesarias del rock-pop con las que diversas juventudes de este siglo se identifican, integrando un eclecticismo global, experimental y popular; asimismo, generando un discurso narrativo visual. No sé si el rock ha muerto; sin embargo, como cualquier aspecto de la vida, quedan descendencias y remembranzas, esto se percibe en las melodías, armonías y ritmos de Gorillaz.
Edición: Ana Ordaz