Opinión
Felipe Escalante Tió
08/08/2024 | Mérida, Yucatán
Los inicios del siglo XX fueron una época en la cual el mundo se acercó de diversas maneras. Grandes inventos habían hecho que la gente se moviera más rápido y más barato. Por supuesto, también hubo grandes desplazamientos de población, pero los signos de lo que se conocía como el progreso también promovieron que más gente se interesara en lo que se hacía en otros países y cómo era la gente de otras partes del mundo. Algunos inventos, también, promovieron el interés por el propio pasado.
Uno de estos inventos fue el cinematógrafo, que llegó a Yucatán precisamente en la primera década del siglo XX. Casi de inmediato, el Teatro Peón Contreras se convirtió en uno de los principales recintos del llamado séptimo arte.
En esos primeros tiempos del cine, en Yucatán surgió también el interés por producir cintas para su exhibición en todo el mundo, y aparentemente se hizo con muy buena calidad. Al menos eso nos da a entender una nota aparecida en el diario La Voz de la Revolución el 23 de mayo de 1915, titulada "La exhibición de antenoche en el Teatro ‘Peón Contreras’ que fue dedicada a la prensa”. En ella se refiere el estreno de En Tiempos Mayas, una producción de Manuel Cirerol Sansores y Carlos Martínez de Arredondo y Castro.
La exhibición del filme, según nos deja saber la nota, se había programado apenas un día antes y estuvo dedicada a la prensa de Mérida, aunque además de periodistas acudieron varios empresarios de espectáculos “y algunos particulares invitados”. En Tiempos Mayas fue una película editada por Cirmar Films, nombre de la empresa formada por las primeras sílabas de Cirerol y Martínez.
Un signo del progreso en Mérida fue el horario de la función, a las diez y media de la noche. Esto implicaba que la ciudad se encontraba debidamente alumbrada, aunque también es justo decir que, para la época, la empresa Siemens & Halske había tenido bastantes problemas para asegurarse clientes, porque no había una clase media que quisiera introducir electricidad a su casa.
Los comentarios de La Voz de la Revolución con respecto a la película se centran más en la proeza de los editores, aunque se detuvieron que la proyección destacaba en la pantalla “con gran claridad y perfección no teniendo nada que envidiar a las films extranjeras conocidas”. La autoría de la obra, su montaje y dirección, estuvieron a cargo de Carlos Cirerol, mientras que la fotografía corrió por cuenta de Martínez de Arredondo. Cirerol, por su parte, también había diseñado el vestuario y la utilería “después de un concienzudo estudio de las ruinas de Chichén Itzá”.
En cuanto al reparto, éste fue completamente yucateco. La nota nos deja saber que “Los personajes más importantes de esta grandiosa película son los siguientes:
“Lucero Azul, señorita Elia Calderín; Mata Tigres, señor Santiago Calderín; El Invicto, señor A. Castro; El Sabio, señor H. Herrera; Flecha que Mata, el autor señor Manuel Cirerol Sansores.”
Vistos los nombres del reparto, cabe preguntarse si había mayas en la película o si se trata de un muy temprano caso de whitewhashing, pero el resto del reparto sí fue maya: “Voluntariamente se presentaron para presentar la obra los trabajadores de las haciendas del señor Martínez de Arredondo, habiendo sido bien gratificados.”
El rodaje duró seis meses, según la misma nota, y el costo de la película fue de cinco mil pesos. Llama la atención un dato más, que se trató de un filme de mil quinientos metros de “metraje”. De ahí que tengamos, hasta la fecha, la división en cortometrajes y largometrajes.
Lamentablemente, a pesar de su calidad y duración, En Tiempos Mayas y prácticamente toda esta temprana producción cinematográfica han desaparecido por los más diversos motivos, pero eso es tema de otras noticias y otros tiempos.
Edición: Estefanía Cardeña