Opinión
Dalila Aldana Aranda
13/10/2024 | Mérida, Yucatán
Los océanos, son fundamentales en la economía global, en la cultura y el bienestar de todas las comunidades costeras que dependen del mar para su sustento y tradiciones. El océano cubre 71 por ciento de la superficie terrestre, siendo el componente más grande del sistema climático de la Tierra. Albergan alrededor de 230 mil especies descritas. Pero su número es mucho mayor, por las especies aún no descubiertas. Son una fuente vital de alimentos, minerales, transporte, energía, y empleos. 3 mil millones de personas en todo el mundo se alimentan de ellos. Se estima que aproximadamente el 20 por ciento de la ingesta de proteínas de origen animal proviene de productos pesqueros (FAO). La economía azul podría alcanzar un valor de 3 billones de dólares para 2030 (ONU). El océano tiene un papel crucial en el ciclo del carbono, absorbiendo 30 por ciento del dióxido de carbono emitido por actividades humanas, lo que ayuda a regular el clima. Sin embargo, esa absorción de CO2, está causando su acidificación, afectando a los ecosistemas marinos y a los organismos con conchas y esqueletos de carbonato de calcio.
Además, que el agua del océano no es una alberca, está en movimiento por las corrientes oceánicas, que influyen en el clima global, actuando como regulador del clima, almacenando y redistribuyendo calor alrededor del planeta y en la formación de huracanes. Participa en la distribución y abundancia de las especies marinas y también de los contaminantes. Todos ello, representa una amenaza para la vida marina, la salud de los océanos y la existencia de la humanidad. En este tema, nuestra invitada de Compa Ciencia, es la científica Cecilia Enríquez*. Ella es oceanógrafa y estudia el movimiento del agua en el mar y lagunas costeras y la interacción entre el agua continental y el mar.
En Yucatán, indica que el agua del acuífero puede llegar a varias decenas de kilómetros fuera de la costa, no sólo lo que desemboca en los ojos de agua. En Yucatán, ese flujo es lento por no haber montañas, acarreando todo lo que se trasmina al terreno kárstico de la península, vivo y no vivo. Benéfico o tóxico. Así como el exceso de materia orgánica de todos los que habitamos la península y de las actividades humanas. El trabajo de esta investigadora, permite entender hasta dónde llega el impacto de esas descargas al mar. Esas descargas permiten que las zonas costeras sean productivas, pero su exceso tiene efectos nocivos, entre ellos las mareas rojas y proliferación de sargazo.
Los movimientos de agua marina, son muy complejos. Una cosa son las corrientes, y otra las ondas (olas), las cuales no transportan agua, sólo energía, que al llegar a la costa se transforma en movimiento y con ello en transporte de arena, causando acumulación de esta o la erosión de la costa, que tanto afecta a Yucatán.
¿Qué riesgos tiene Yucatán?
Uno de los mayores riesgos, es que vivimos en una “Cazuela” que se recarga con el agua de lluvia, pero al no tener paredes altas, el excedente se va al mar. Por otro lado, el acuífero es un lente que flota en agua marina y mientras más agua dulce se extraiga, el agua marina se desplaza hacia arriba, salinizando el acuífero. El crecimiento inmobiliario, industrial y pecuario contribuyen a este riesgo. El acuífero, no es infinito. La Dra. Enríquez, estudia un pozo de 90 metros de profundidad donde cada semana toma mediciones, observando en sólo 2 años, un aumento de la intrusión salina. En Mérida recibimos agua dulce a través de la Japay, pero hay poblados como Ixil donde ya hay salinización de sus pozos.
¿Para qué sirve lo que tú haces como científica a la ciudadanía y a la política pública?
Por ejemplo, en cuando hay mareas rojas, utilizo modelos numéricos para predecir con datos de viento y corrientes el desplazamiento de la mancha y tiempo llegada a los puertos, con esa información los pescadores conocen cuando interrumpir la captura. Esa información se entrega a la Comisión de Marea Roja, encabezada por Secretaría de Salud. Participo también en los comités de derrames de sustancias nocivas, por ejemplo, de hidrocarburos o el transporte de plásticos y micro plásticos, en la Laguna de Río Lagartos, que es una reserva de la biosfera con poco turismo. Sin embargo, todos los sitios presentaron micro plásticos. He sugerido que la venta de alimentos no se permita el uso de plásticos de un solo, la cual no ha sido implementada.
¿Cuál sería tu contribución en la política pública del Estado?
Siento frustración de ver que hay poco interés en el uso de la información científica parala definición de ellas. Quizá no vamos a poder hacer mucho respecto a que el lente de agua dulce se va adelgazando, pero sí podríamos dejar de tirar plásticos y uniceles y eso no va a ocurrir mientras no se prohíba su uso.
¿Cuál sería tu mensaje?
Como mujer científica, madre y abuela de dos chiquitos, uno de ellos un bebé, me gustaría transmitir “La necesidad de actuar congruente a los cambios que estamos viviendo y lo que requerimos para atenderlos. Que se puede resumir, en vivir como si uno estuviera acampando con el menor impacto, consumiendo lo que está al alcance. Utilizar lo menos, todo aquello que va a terminar en desecho. Tener una vida mucho más cercana a nuestro ambiente. Alejarnos del consumismo y de la tecnología”.
*Dra. Cecilia Enríquez, Profesora en Oceanografía Física y Procesos Costeros de la UNAM en Yucatán. Facultad de Ciencias de la UMDI Sisal y ENES-Mérida. Su investigación es en hidrodinámica marina, flujos e intercambios de materia y energía en zonas costeras. Transporte y dispersión de sustancias en cuerpos de agua.
Dalila Aldana Aranda
Cinvestav IPN
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Edición: Fernando Sierra