Opinión
Felipe Escalante Tió
17/10/2024 | Mérida, Yucatán
La afición por hojear periódicos antiguos puede conducir a dos alegrías, una por la admiración a la limpia escritura y riqueza de léxico que solían tener los periodistas de entonces -aunque también hay que reconocer que siempre es posible encontrar errores y horrores -y la otra es cuando encontramos expresiones que conducen al error de interpretación.
De este segundo caso hallamos un ejemplo en el diario i en su edición del 9 de agosto de 1905. La primera impresión es que se trató de un festejo un tanto alocado, pues la nota tiene, por la tipografía con mayúsculas, varias lecturas posibles. El encabezamiento en cuestión se lee “LA PESCA DE TIBURONES EN DZILAM DE GONZÁLEZ EN HONOR DEL SR. GOBERNADOR DEL ESTADO”.
La impresión inmediata es suponer que la visita de Olegario Molina Solís a esa población resultó en un festejo que hoy nos resultaría sumamente extraño, pero como para la fecha de la publicación estaba en marcha el proceso electoral, también es posible aventura que más absurdos hemos visto en tiempos más recientes.
En realidad se trataba de dos notas completamente distintas, enviadas por el corresponsal, pero acomodadas en una sola caja tipográfica. La cabeza debe leerse, entonces, como si existiera un punto entre González y En. Así veríamos claramente que la primera es el reporte de un hecho y la segunda parte de la campaña electoral.
La primera nota resulta sumamente interesante porque en muy pocas líneas deja ver lo urgente que es una microhistoria para ese municipio. El reportero hizo, al mismo tiempo, una historia política, social, económica y cultural de la población:
“El 1° del actual, cuando los habitantes del vecino puerto celebraban con entusiasmo las promesas que el Sr. Administrador de la Aduana Marítima de Progreso, había hecho al Sr. Genaro Cervera V., referente al tráfico de cabotaje para las pequeñas embarcaciones en el litoral de la costa norte, promesa que hacía tiempo esperaban y que sin duda contribuirá para el desarrollo del pequeño comercio de mariscos y frutas que hacía tiempo estaba suspenso, debido a las exigencias de ciertos empleados fiscales, para que no faltase una nota discordante, que rara vez no se presenta donde hay alegría, con sorpresa de todos se presentó el patrón del cayuco nacional 'Relámpago', Sr. Gerónimo Alcocer, acompañado de los marinos Yanuario Aldecua y Jacinto Lucero, participando al Presidente Municipal, Sr. Facundo Trejo, que en la pesca de tintoreras para la industria del aceite o grasa, a que estaban dedicados, al abrir uno de dichos animales, se encontraron con una parte de un brazo, las dos manos con sus respectivos puños, parte de un chaleco, medio tirante, pedazos del saco […], medio calzoncillo de color y parte de una camiseta de franela que revelaban sin duda, que pertenecieron a alguna persona distinguida, pues tanto las telas del vestido, como la forma de las manos y el corte de las uñas que aún se conservaban, indicaban que se trataba de una persona decente. La noticia se propagó por la población, tomando cartas en el asunto la autoridad judicial que dio cuenta del hecho a sus superiores.”
Así, en unas pocas líneas, ya sabemos que los puertos yucatecos requerían del mar para el comercio en pequeño, y la navegación era el medio más eficaz para el abasto de mercancías en el Partido de la Costa; desde Telchac hasta El Cuyo y muy probablemente Holbox, Isla Mujeres y Cozumel, que apenas cuatro años antes habían pasado a pertenecer al Territorio Quintana Roo.
La parte política es la que refiere a la participación de las autoridades, desde el presidente municipal hasta los policías. Un mero trámite en cuanto al reporte de lo encontrado dentro de una tintorera o tiburón azul (Prionace glauca), que resulta sumamente minucioso al grado de parecer un informe forense. El choque de época lo brindan las expresiones “persona distinguida” y “persona decente” asociadas a la presunta víctima del escualo.
La pesca de tiburones ya no es lo que fue en el siglo XIX y principios del XX. Es mucho más conocida la cacería de ballenas para extraerles el esperma, que se iba para la fabricación de velas y a la industria cosmética. Las tintoreras, hoy en día, son percibidas de otra manera como depredadores y aunque el aceite de hígado de tiburón se sigue vendiendo, su uso es como suplemento alimenticio.
¿Y la víctima? El periódico adelantó una línea de investigación que supone el fin para la tarea del corresponsal, que no le dio seguimiento al macabro hallazgo: “Por lo que pudiera acontecer, no está demás que sepan los estimables lectores que la pesca de los animales que motiva esta correspondencia, se verifica a una altura de ocho brazas y a una distancia de seis millas del puerto, ruta que constantemente recorren las embarcaciones y vapores que hacen el tráfico del Golfo”.
Lo curioso es que nunca supimos quién fue la “persona decente al agua”. Eso posiblemente se encuentre en otros archivos, y es tema de otras notas y otros tiempos.
Edición: Estefanía Cardeña