Opinión
Normando Medina Castro
23/10/2024 | Chetumal, Quintana Roo
"No hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que se niega a escuchar", dice, dice el refranero popular, y se confirma con varios de las y los empoderados a través del Movimiento de Regeneración Nacional que, se encuentran desconcertados por el seguimiento de su desempeño anunciado e iniciado por su máxima dirigencia partidista que preside Luisa María Alcalde Luján.
La formación, la hoja personal de vida y trayectoria de la Presidenta de México Claudia Sheinbaum Pardo no tiene ningún vínculo con partidos ni movimientos de la derecha, en cambio destaca su participación permanente en movimientos sociales profundamente humanistas y su compromiso con las verdaderas causas del pueblo. No hay en ninguna etapa de la vida de la mandataria mexicana participación en el PRI o el PAN ni en otros organismos de la derecha. Su congruencia ideológica está fuera de cualquier duda.
Lo mismo puede decirse de la dirigente nacional de Morena, Luisa María Alcalde. No es casual que haya contado y cuente con el apoyo de la presidenta de México. Comparten ideología y valores. Aunque conocen y saben conducirse en el mundo de la política y su praxis, su espectro de negociación y de tolerancia hacia sus correligionarios empoderados, es más reducido que el del ex presidente López Obrador. El mismo AMLO lo advirtió con claridad, aunque parece que muchos ni vieron ni escucharon.
Es consecuente con Sheinbaum Pardo la irrupción de la dirigencia nacional morenista con Luisa María Alcalde, y muy cerca de ella, el secretario de organización Andrés Manuel López Beltrán, para vigilar la congruencia de Gobernadores, presidentes municipales, regidores, legisladores, y dirigentes estatales, con los valores obradoristas resumidos en un decálogo que tendrán que firmar todos y concretizarlos en acciones y conductas que los distingan en esta etapa que denominan el segundo piso de la 4T.
Con López Obrador prevaleció el empoderamiento territorial de Morena con un pragmatismo que dio entrada a priistas, panistas, perredistas y emecistas que decidieron sumarse. Muchos de esos hombres y mujeres que se empoderaron a través de Morena, no abandonaron las prácticas de corrupción: amiguismo, nepotismo, influyentismo, anteponiendo su codicia y sus intereses al bienestar de las mayorías. Hay que puntualizar que algunos puristas guindas mareados por el poder tampoco son ejemplo de congruencia obradorista. Este segundo piso de la 4T parece tiempo de la criba.
La visita de la dirigencia nacional de Morena a Quintana Roo no dejó dudas. La presidenta Luisa María Alcalde y el Secretario de Organización Andrés Manuel López Beltrán asumen un liderazgo con mayor protagonismo y la exigencia de congruencia a los empoderados con Morena. El decálogo que firmarán todos es contundente y hará que los verdes, colorados, azules, amarillos “pintados de guinda” se decoloren y muestren nítidamente con acciones y conductas su distanciamiento real del obradorismo con el que se empoderaron. Sabe la dirigencia nacional morenista y la presidenta de México que la oposición mexicana está “in extremis” y que en el interior de Morena está la verdadera lucha. En los hechos los verdes y otros, incluso puristas, empoderados en Quintana Roo incumplen todos los puntos del decálogo presentado por la dirigencia morenista, si no se transforman seguramente colisionarán contra el obradorismo. En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño Estado.
¡Hasta la próxima!
Edición: Fernando Sierra