Opinión
La Jornada Maya
08/12/2024 | Mérida, Yucatán
Yassir Rodríguez Martínez
En la obra Defender la Sociedad, Michel Foucault da cuenta de cómo a partir del siglo XIX el Estado se planteará el problema de “hacer vivir, dejar morir”; es decir, la preocupación del Estado por garantizar y mejorar la vida de sus poblaciones se convierte en foco de estrategias políticas, estrategias que buscan gestionar la vida, hacerla más productiva, más eficiente, segura, libre, o por lo menos distante a los peligros. Ahora, cabe preguntarse ¿cómo es posible que un poder como éste mate?, la respuesta ofrecida por el autor mencionado es el Racismo de Estado y la lógica: “dejar morir”. Así, Michel Foucault discute la producción en los Estados europeos de una división del cuerpo social de un modo binario: razas buenas/razas malas; capaces/incapaces; sanos/degenerados; los que “deben vivir”/los que hay que “dejar morir”.
Justamente esta discusión sobre la división del cuerpo social cobra vigencia a partir del suceso acontecido el pasado 30 de noviembre en el Aeropuerto Internacional de Cancún, cuando un grupo de campesinas y campesinos colombianos fueron retenidos y deportados a su país. Es importante hacer notar que estos campesinos y campesinas llegaron con motivo de un intercambio de experiencias y conocimientos sobre agroecología en la península de Yucatán. Es decir, estaban plenamente acreditados como parte de colectivos y organizaciones, poseían el respaldo académico de la Universidad Nacional Autónoma de México -particularmente de la ENES-Mérida-, la cooperación alemana y por supuesto, varios colectivos y organizaciones de campesinos y campesinas de la península de Yucatán. Aún así, se les trató de manera inhumana y se procedió a una injusta deportación, como se indicó en una nota de este mismo medio el primero de diciembre.
Este penoso episodio, da cuenta de que no solamente en nuestro país vecino del norte se ha generado una política migratoria entendida como asunto de seguridad; lo cual ha facilitado y reproducido los discursos racistas que consideran a ciertas poblaciones como una amenaza a la seguridad del Estado. ¿Cómo olvidar a Samuel Huntington y su obra ¿Quiénes somos? Desafíos de la identidad nacional estadunidense?, en la cual presentaba el peligro para la identidad angloprotestante; a consideración de él, la identidad nacional del país de las barras y las estrellas se encontraba o encuentra amenanazada desde el exterior e interior por la “ola” de inmigrantes de origen latino, primordialmente mexicanos, a quiénes consideraba una plaga. ¿Cómo se les consideró a estos campesinos y campesinas de Colombia?, ¿cómo se les está considerando a las y los campesinos y campesinas en general?, ¿a los ciudadanos de los países latinoamericanos?, ¿cómo es posible que en un país en el que se ha expresado una supuesta voluntad del Estado para reconstruir su relación con el pueblo -incluidos campesinos, campesinas y pueblos originarios- se gesten tratos de esta naturaleza?, ¿cómo es posible que siga operando esta fractura del ser humano en pleno siglo XXI, donde unos son considerados bienvenidos/deseables y otros sean rechazados? Acciones como la acontencida, si bien no están matando directamente a los campesinos, sí están “dejando morir” sus saberes y procesos de lucha para la construcción de un mejor mundo.
Edición: Fernando Sierra