Opinión
Rulo Zetaka
19/03/2025 | Mérida, Yucatán
Podría empezar este texto con una alegoría zapatista, hablar de las montañas del sureste mexicano, del escarabajo quijotesco, tal vez de un rostro enguantando al que solo se le miran los ojos o de la odisea de la montaña que flota. Pero creo que nunca hay palabras suficientes que retraten el complejo y apasionante proceso político del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, pero al menos hay unas cuantas que se juntaron en forma de libro y nos acercan a entenderlo como un proceso histórico que sigue floreciendo en la actualidad.
Diego Enrique Osorno ganó el 5° premio Anagrama de crónica / Fundación Giangiacomo Feltrinelli con su libro En la montaña (Anagrama, 2024) el cuál nos presenta cinco textos que persiguen los pasos que lo han cautivado por años. Ganar un premio tan importante le da realce al libro, pero hablar en presente de un proceso político de base al cual el Estado asedia de manera sistemática lo hace todavía más relevante.
Diego Enrique escribe con el anhelo en la mano, conocemos sus afectos y también lo que le mueve a través de sus líneas. Navegar sin saber nadar, documentar un proceso con un grupo de personas desconocidas y surcar los mares a bordo de una montaña es solo unas de las cuantas cosas que le emocionan y nos las presenta. Pero también podemos reconocer sus temores y miedos, lo que le indigna y cómo se pone rabioso que hasta desborda el género literario.
En gran parte del texto nos lo narra a dos pistas, en una acontece la crónica tradicional, lo que el autor está viendo y viviendo, y en un subtítulo posterior lo encontramos caminando por las calles de Berlín mientras termina el texto. Esta forma pudiera parecer confusa, pero nos permite encontrar los entresijos de la narrativa, el café en el que tiene una reminiscencia de la vieja Unión Soviética afectará directamente las palabras que flotan sobre el Atlántico.
El libro tiene dos pilares visibles, y algunos detalles que se esconden a la primera vista de la presentación. El primero es una extensa crónica que brota de sendas entrevistas al finado subcomandante Marcos, al subcomandante insurgente Galeano (actual capitán Marcos) y al subcomandante insurgente Moisés. En esta pieza podemos conocer las entrañas del juego discursivo del EZLN y la carcasa a la que llaman Marcos, la construcción de una voz que resonó con fuerza durante décadas, con particular precisión el autor entrelaza dos entrevistas que comparten temporalidad con otra que sucedió varios años antes.
No pareciera nada azaroso que este texto se presenta un mes antes de los encuentros de resistencia y rebeldía que comenzaron en diciembre pasado en Chiapas y donde el texto de Diego Enrique Osorno se vuelve necesario para matizar, profundizar aristas y comprender la forma en la que el EZLN presentó su nueva organización interna.
El otro pilar navega sobre el mar, se narra a múltiples voces y durante varias páginas parece que el autor solamente transcribe la historia que se le está contando, lo cuál provoca que el texto se complejice. Las voces zapatistas de Lupita, Caro, Jime, Yuli, Bernal, Felipe y Majo, se narran a si mismas y nos cuentan sus historias en conversaciones que tienen con el autor y que también presenta a las demás personas que navegan en la montaña Lulu, Gaby, Ette, Edwin y Carlitos, quienes son la tripulación junto con María, Javier y Galeano, que completan las voces y las presencias en altamar. La aventura se recorre página a página, cambiando de tono y como si las conversaciones sobre tierra adentro siguieran susurrando por encima de las olas.
Hay dos detalles que me parecen profundamente interesantes, pero que no profundizaré, la entrevista con el Mayo Zambada y la postdata en una dársena, que merecen su propia reflexión pero que dejaré aquí solamente mencionadas para cuando se acerquen al libro. En el inminente inicio de la Feria de la Lectura Yucatán 2025, el libro lo pueden encontrar en el stand de la editorial Anagrama.
@RuloZetaka
Edición: Fernando Sierra