Opinión
Óscar Muñoz
06/04/2025 | Mérida, Yucatán
Si bien la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey) 2025 obtuvo importantes logros en todos los aspectos que la conformaron: los talleres; los conversatorios; el siempre relevante Congreso Internacional UC-Mexicanistas; los encuentros de Periodismo Cultural y Editores de Revistas Académicas; los merecidos homenajes a Roldán Peniche, Yolanda Lara, Carlos Peniche, Felipe Garrido, Margo Glantz, entre otros; las presentaciones de libros, principalmente de literatura; conciertos musicales; proyecciones cinematográficas; exhibiciones de artes visuales, y muchos más eventos importantes y necesarios, aún ha hecho falta concretar el núcleo de la feria alrededor de la lectura.
Efectivamente, sigue haciendo falta la participación de los lectores, así como intervienen los escritores en las presentaciones de libros o los homenajes o los coloquios. Y, respecto de la lectura como proceso intelectual y emotivo, siguen faltando foros donde sean planteadas estrategias para el fomento de la lectura, más que de la promoción de la lectura. Es necesario que en las siguientes ediciones de la Filey sean considerados aquellos expertos o instituciones que aporten sus conocimientos, acervos y experiencias acerca del proceso lector, sus condiciones más convenientes y sus efectos en los individuos.
Igualmente habrá que develar las diferencias entre alfabetización y lectura, las cuales siempre han sido confundidas. Felipe Garrido, en su intervención durante la presentación de un libro que lo homenajea, señaló que varios secretarios de Educación Pública con los que tuvo relación directa cuando él estaba al frente del departamento de Literatura en el INBA o del Programa Nacional de Rincones de Lectura no entendían esta diferencia: un asunto es la enseñanza de la lectoescritura y otra es fomentar la lectura. Y parece que la confusión persiste aún.
Así también habrá que distinguir el libro, como un objeto físico o digital que incluye textos para ser leídos, y la lectura, como un proceso que, incluso, va más allá de la lectura textual al permitirle a la gente leer el cine, la pintura, la pieza de teatro y otras formas de expresión artística. Por parte del libro, resulta conveniente que persistan los stands de las librerías, públicas y privadas, como siempre han estado en la Filey desde la primera edición. Aunque habrá que abrir otros espacios para la lectura como sucede en varias librerías en el mundo, donde hay ejemplares dispuestos para ser leídos y no están a la venta y donde la gente puede estar cómodamente sentada o acostada leyendo una publicación de su interés muy personal.
De regreso a las diferencias entre la alfabetización y el fomento a la lectura, es destacable una referencia que hizo Roberto Domínguez durante su intervención en el Congreso de UC-Mexicanistas acerca de las crisis que padeció México en los primeros 25 años del siglo XX y los 25 años del siglo XXI: en tanto que, en el 1er cuarto de siglo XX, la crisis estaba representada por el analfabetismo, lo que urgió impulsar una alfabetización nacional, en el año 2025, a pesar del avance vertiginoso de la ciencia y la tecnología, persiste una crisis, ya no de analfabetismo sino de lectura. Si efectivamente la alfabetización resolvió el problema del analfabetismo nacional, ahora es requerida una cruzada por el fomento a la lectura. No ha sido suficiente que la gente ya sepa leer y escribir, tiene que leer, y no precisamente sólo los mensajes de WhatsApp o de otros medios y contentarse con eso, sino logara que la comunidad local, nacional, mundial lea, lea y lea.
Sí, es “Tiempo de leer”, como reza el slogan de esta última edición de la Filey, pero no sólo con el fin de promocionar el evento sino de promover la imperiosa necesidad y urgencia de que la mayoría de la sociedad lea. Y con esta lectura activa, instalada en la comunidad, cualquiera podría analizar, criticar, debatir, argumentar, y también disfrutar la lectura, emocionarse con lo que lee, lo que podría incrementar su necesidad y deseo de seguir leyendo y, lo más valioso, contagiar a los demás para que la lectura termine como una pandemia cultural.
Edición: Fernando Sierra