Opinión
Cristian Alonso Hernández González
07/04/2025 | Mérida, Yucatán
Los metates prehispánicos son llamados en lengua maya ka’, que quiere decir muela o piedra para moler. Se trata de artefactos de gran tamaño, hechos de piedra caliza o volcánica como el basalto y es, precisamente, por el material con el cual fueron elaborados, que muchos de ellos se conservaron hasta la época actual.
Estos implementos se empleaban específicamente para pulverizar productos vegetales, principalmente granos de maíz, y aún hoy siguen en uso en gran parte de México para moler condimentos, cacao, maíz y tintes naturales. Destacan especialmente los metates trípodes, caracterizados por sus tres soportes.
Aunque este utensilio fue de uso común entre los mayas prehispánicos, con el tiempo fue desplazado, primero por los molinos de mano y posteriormente por los molinos mecánicos, que permitieron la molienda del maíz a mayor escala.
Como parte de un proyecto de salvamento arqueológico del Centro INAH Yucatán, se llevó a cabo un estudio de implementos prehispánicos de molienda –metates y manos– registrados en unidades habitacionales mayas al norte de la zona arqueológica de Dzibilchaltún. Los metates analizados están hechos de piedra caliza, presentan un área de desgaste cerrada y pertenecen al tipo ápodo, es decir, carecen de soportes.
Este estudio aportó a las investigaciones arqueológicas sobre contextos domésticos mediante la clasificación morfológica de los metates y el análisis de la información contextual recuperada en las excavaciones. Gracias a ello, fue posible identificar "contextos de molienda", es decir, áreas específicas donde los antiguos pobladores realizaban actividades de molienda.
Es importante mencionar que, al igual que las estructuras y complejos arquitectónicos, los metates deben excavarse siguiendo una metodología adecuada. En los trabajos arqueológicos de Yucatán, se llevan a cabo procesos conocidos como exploración de metates, donde cada elemento es registrado meticulosamente para determinar si el metate se encuentra en su posición original. Además, se realizan pequeñas exploraciones mediante cuadros de liberación en el área circundante y en la base del metate.
En este sentido, la excavación de los "contextos de molienda" permite verificar aspectos que no pueden determinarse a simple vista, como la identificación de la superficie donde están asentados los metates, sus dimensiones exactas y la recuperación de elementos culturales asociados. Entre estos, destacan las piezas de cerámica, que facilitan la datación cronológica del contexto y ayudan a estimar su antigüedad relativa.
En las excavaciones, es fundamental identificar el contexto del metate, que puede ser primario o secundario. Un contexto primario indica que el metate se encuentra en su ubicación original, donde se llevó a cabo la molienda en época prehispánica. En cambio, un contexto secundario se refiere a metates reutilizados con otros fines, como parte de muros o rellenos constructivos de una estructura.
Al concluir la excavación de los "contextos de molienda", se elaboran dibujos detallados en planta y corte. Estos registros son cruciales, ya que permiten precisar la dimensión real de los metates (muchos de los cuales están semienterrados), la superficie en la que estaban asentados y su relación con la estructura arqueológica.
La excavación sistemática de los contextos de molienda permite identificar los siguientes elementos:
Metate (piedra base): Superficie sobre la que se realiza directamente la molienda.
Mano de metate: Herramienta activa con la que se lleva a cabo la molienda (cuando está presente).
Área circundante al metate: Superficie donde se encuentra el metate, considerando tanto su entorno inmediato como su disposición estratigráfica (profundidad).
Materiales culturales asociados: Elementos como fragmentos de cerámica, lítica, conchas, entre otros, que proporcionan información sobre el contexto arqueológico.
Gracias a la investigación arqueológica en estos contextos, es posible comprender una parte del complejo cultural de los mayas prehispánicos, reflejada en los vestigios materiales de sus actividades domésticas. Entre ellos, los metates desempeñaban un papel fundamental en la preparación de alimentos, probablemente ubicados dentro o cerca de las cocinas. Algunos presentan dos o hasta tres áreas de desgaste, lo que sugiere que pudieron haberse utilizado para moler distintos condimentos sin mezclar sabores o, incluso, para una producción a mayor escala.
Por otro lado, el análisis de la cerámica recuperada en los "contextos de molienda" y la determinación de una cronología relativa permitieron establecer que los metates del norte de Dzibilchaltún estuvieron directamente relacionados con el auge del sitio durante el Periodo Clásico. Los resultados indicaron una mayor frecuencia de estos artefactos entre los años 600 y 1000 d.C., lo que sugiere que la actividad de molienda fue especialmente intensa en ese periodo, acompañando el crecimiento y desarrollo de la ciudad.
Cristian Alonso Hernández González es profesor investigador del Centro INAH Yucatán
Coordinadora editorial de la columna:
María del Carmen Castillo Cisneros; profesora investigadora en Antropología Social
Edición: Estefanía Cardeña