Opinión
Leobardo Cox
24/04/2025 | Mérida, Yucatán
La chaya (Cnidoscolus chayamansa) es un arbusto perteneciente a la familia Euphorbiaceae cuyas hojas son altamente apreciadas entre los mayas peninsulares como un alimento nutritivo y como planta medicinal, aprovechándose sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y para el tratamiento de diabetes y enfermedades renales. Debido a su fácil propagación se puede encontrar en casi todos los hogares rurales.
Durante la cuaresma, un gran número de mayas católicos se abstiene de comer carne y opta por alimentos vegetales entre los que la chaya obtiene un lugar protagónico. Su consumo se incrementa durante esta temporada y no hay casa que no disfrute de algún guiso de chaya durante los viernes de vigilia, ya sea como alimento de penitencia o simplemente por costumbre. Prestando especial atención a este vegetal, podemos reconocer que posee un gran valor cultural y ritual vinculado a las tradiciones de Semana Santa y a la mitología de las deidades celestes y de la milpa.
En el Libro de las pruebas del Chilam Balam de Chumayel, uno de los acertijos que recitaban los Jala’ach wíiniko’ob (gobernantes supremos) a los candidatos a Batabo’ob (gobernantes de aldeas o pueblos), alude:
“- Hijo, tráeme siete hojas de lo que es abrigo de los pobres. Tengo deseos de comerlas en el día en que se han de comer.
- Así sea, Padre. He aquí lo que se le pide: hojas de chaya apretadas y cocidas (ts’ootob chaay)”
Más adelante, en el Libro de los antiguos dioses del mismo documento, una profecía dice: “Beberá granizo y comerá las desparramadas hojas de la chaya. Eso sucederá aquí, en la Tierra de la Tristeza, Padre, dentro del Noveno año, en el tiempo en que estén aquí los extranjeros”[1].
Entre las creencias religiosas más insólitas de los mayas yucatecos contemporáneos (sobre todo entre los más longevos) está la presencia de Jesucristo, la Virgen María y los Apóstoles en estas tierras para bendecir las milpas, crear los cenotes y dar vida a animales y a plantas junto a los dioses antiguos. Un relato recopilado en Xocén y Yaxcabá cuenta que fue la Virgen quien consagró las hojas de chaya poniéndoles una gota de su sudor en lugar de sal después de cocerlas para que pudieran ser consumidas por los seres humanos. De esta forma la chaya quedó en la tierra para consumirse como alimento santo [2]. La planta está repleta de pelos urticantes que pueden producir fuertes reacciones cutáneas por lo que se cree que hay que pedirle permiso para cosechar sus hojas y así evitar que piquen. Para esto se recita una pequeña plegaria: “ Xunáan, síiten ka’ap’éel a wo’och le’ utia’al in ts’akik in poochil” (Señora, regálame dos de tus hojas para curar mis deseos de comer) [3]. A la chaya se le suele hablar en femenino en lengua maya y esto podría deberse a que fue la Virgen quien la obsequió a la humanidad [4]. En Yaxcabá, todavía es común que en los festejos de la Virgen de Mopila se ofrezcan caldos o tamales de chaya.

Foto: Leobardo Cox Tec
Otro relato del oriente de Yucatán cuenta que cuando Cristo se encontraba cargando la cruz rumbo a su martirio, una hoja de chaya suave y sin espinas rozó su rostro y se empapó de su sangre. En seguida, de las hojas brotaron grandes espinas como las que poseía la corona que llevaba Jesucristo. Desde aquel día la planta nos recuerda la Pasión de Jesús y por eso se come en cuaresma y Semana Santa, pues es un alimento cercano a él [5]. Desde ese momento, algunas chayas silvestres se quedaron con espinas muy grandes y no se pueden consumir, pero sus raíces se usan para la medicina tradicional [6]. Por otro lado, las chayas que consagró la Virgen se aprovechan sembrándolas en las milpas y en los patios de las casas [7].
Además de las creencias que acercan a la chaya con la religiosidad, los mayas la valoran como una fuente importante de vitaminas cuando escasea la carne u otros alimentos. Se le considera comida de pobres porque se consume en contextos rurales donde efectivamente los campesinos mayas no tienen otras opciones porque la milpa aún no ha producido sus frutos. Se cree que cuando caen las hojas de las chayas, las matas se sienten tristes porque para el mes de septiembre ya hay frijol nuevo para comer, y nadie se acuerda de sus hojas [8]. Cuando se secan los frijoles las chayas vuelven a retoñar para comerlas otra vez y llegando la cuaresma sus hojas son más grandes, más verdes y es cuando tienen mejor sabor.
Algunos de los platillos cuaresmeños elaborados con chaya son el ts’áanchakbil chaay o caldo de chaya que se acompaña con pepita o ajonjolí molido, chile habanero y limón. Se prepara pipián de chaya o k’óolbil chaay / óomsikil chaay. Se prepara el brazo de reina, un tamal alargado de masa de maíz con chaya relleno de huevo cocido y pepita molida. También se elabora el ts’ootobil chaay, tamales pequeños envueltos con hojas de chaya y los vaporcitos de chaya o táamali’chaay envueltos en hoja de plátano. Tampoco faltan las tortillas de chaya o waajil chaay que pueden ser cocidas sobre el comal o fritas (también llamadas tostones, garnachitas, tortitas, chalupitas, chilindrinas) y acompañadas con una salsa de tomate o cebolla morada encurtida. También son comunes las empanadas y los polcanes de chaya. Algunas familias aún elaboran póokbil chaay, hojas de chaya asadas y trituradas en agua con chile molido o habanero y sal.
1. DE LA GARZA, MERCEDES (Prólogo, introducción y notas), Libro de Chilam Balam de Chumayel, Consejo Nacional de Fomento Educativo, 1985, pp.80 y 91
2. “La Virgen y la chaya”, Relato de Sixto Canul compilado en RASMUSEN, CHRISTIAN, et. al, “Relatos divinos del Centro del Mundo”, Editorial La Vaca Independiente, 2021, pp. 252 y 253 y Comunicación personal con Teodoro Echazarreta Balam, Yaxcabá, Yucatán, junio de 2013.
3. TEC TUN, JOSÉ, Cosas del Idioma maya (inédito), 2021.
4. Comunicación personal con Teodoro Echazarreta Balam, junio de 2013, Yaxcabá, Yucatán.
5. Comunicación personal con Maurilio Matú Balam y María Magdalena Matú Balam, agosto de 2016, Yaxcabá, Yucatán.
6. Las chayas silvestres con espinas grandes y largas corresponden a tres variedades de Cnidoscolus acontifolius, en lengua maya se les conoce como chinchin chaay, ts’iimts’iim chaay, e’t’éel y ts’a’
7. Las chayas domesticadas corresponden a Cnidoscolus chayamansa, en lengua maya se le conocen como kikil chaay, k’éek’en chaay, xya’ax chaay, xk’an chaay, xjom chaay y xmejen chaay.
8. Chaay,relato de Alfonso Dzib Nahuat compilado en TERÁN, SILVIA; RASMUSSEN, CHRISTIAN y MAY, OLIVIO, “Las plantas de la milpa entre los mayas”, Fundación Tun Ben Kin, A.C., 1998, p. 212
Edición: Fernando Sierra