Opinión
Ulises Carrillo Cabrera y Ana Brun
19/05/2025 | Mérida, Yucatán
Mientras el cine comercial y de franquicia se esfuerza en ofrecernos evasiones, en los momentos de diversión que nos permiten escapar momentáneamente de la realidad, la edición 78 del Festival de Cannes 2025 parece marcar un giro crucial. Este año, el festival no busca ser un refugio donde nos perdamos en historias fantásticas o en fantasías que nos alejan de las problemáticas del presente. Al contrario, Cannes 2025 nos invita a mirar de frente nuestras realidades—las que compartimos globalmente, las que vivimos en nuestras regiones, en nuestros hogares y en nuestras vidas más íntimas.
Este festival no es un simple espacio de sueños y fantasías, sino un acto de conciencia. Nos llama a despertar, a generar reflexión y, sobre todo, a actuar. En un momento del mundo donde las crisis sociales, ecológicas y políticas están a la orden del día, Cannes 2025 parece entender que el cine puede ser más que entretenimiento: puede ser una herramienta de reconocimiento y transformación.
Desde la perspectiva del periódico La Jornada Maya, una mirada que celebra la cultura y la sensibilidad social, este festival se presenta como un espejo de lo que somos y de lo que podemos convertirnos en. No es solo un evento para los amantes del arte cinematográfico, sino un espacio en el que el cine se vuelve una voz que denuncia, que denuncia la injusticia, que abraza las heridas sociales y que nos llama a dejar de evadir y comenzar a involucrarnos.
Cannes 2025 no es un llamado a soñar, sino a despertar. Nos desafía a confrontar las realidades que muchas veces preferimos ignorar y a entender que la transformación comienza en nuestras mentes y corazones. El cine, en su más alta expresión, puede ser un acto de resistencia, un acto de compromiso con el mundo en que vivimos, y una oportunidad para empezar a actuar en lugar de simplemente escapar.
Así, en este arranque pleno de la edición 78, Cannes nos recuerda que el verdadero poder del cine reside en su capacidad de ampliar nuestra conciencia y motivarnos a ser parte del cambio. No se trata solo de disfrutar una buena historia, sino de entenderla como un espejo y una guía para la acción en un mundo que necesita urgentemente que despertemos.
Despertemos a la luz de un rayo en la oscuridad que choca con una pantalla de plata.
Edición: Fernando Sierra