de

del

Sobre la utilidad de la filosofía hoy

Curiosidades Filosóficas
Foto: Reuters

Desde hace algunas décadas existe una pugna entre las tendencias capitalistas contemporáneas y sectores académicos o culturales dedicados a las humanidades sobre la pertinencia y utilidad actual de estas últimas, pues no parecen muy útiles en contextos marcados por logros tecnológicos, abundancia de información, y vidas apresuradas que buscan incrementar al máximo la productividad. En esa pugna, la necesidad y pertinencia de la filosofía ha sido particularmente puesta en duda cuando va desapareciendo paulatinamente de los planes y programas educativos, y disminuye notablemente su demanda en las universidades y los espacios públicos. Y es que incluso disciplinas críticas con la lógica del capital y preocupadas por el bienestar colectivo, como las ciencias sociales, la llegan a evitar debido a su nivel de abstracción, el tecnicismo de su vocabulario o por sus pretensiones totalizadoras, resultando poco significativa y sin conexión clara y concreta con los problemas urgentes. 

Si, en todo caso, la historia o las artes, difícilmente pierden pertinencia para explicar y mejorar la cultura, no es extraño que la filosofía se vea como una cosa del pasado que ha sido devorada por disciplinas particulares y que sólo obedece a curiosidades intelectuales bizarras que interesan a unas cuantas mentes marginales. En ese contexto, no es poco importante la pregunta de ¿qué puede aportar hoy la filosofía para mejorar nuestras vidas? 

Es verdad que la filosofía ha reflexionado históricamente cuestiones cruciales de la vida como el conocimiento, el amor, la muerte, el Estado o la violencia. No obstante, también parece que ha tenido ciertas pretensiones fundamentadoras y universalistas que hoy parecen completamente obsoletas y fuera de lugar. Por ejemplo, ahí tenemos estereotípicamente a Platón pugnando por una sociedad gobernada por el rey-filósofo como una síntesis de virtud y verdad, y en un tono elitista que difícilmente nos sería útil hoy para pensar la justicia y el bien social; o a los pensadores medievales adaptando a Aristóteles para darle fundamento a su sociedad teológica. Luego, con el surgimiento de la ciencia, la filosofía moderna pensó que “la razón científica” serviría como ideal emancipador y que con ella alcanzaríamos el progreso social. Tanto que, a inicios del siglo pasado, el movimiento filosófico del Círculo de Viena luchó por hacer científica a la filosofía misma y todo el conocimiento para conseguir este ideal. Todos estos proyectos hoy se escuchan trasnochados.  

No obstante, el pensamiento griego también cuestionó la idea de las verdades últimas, Sócrates cultivo la ironía y criticó activamente el autoritarismo. Los miembros del Círculo de Viena eran físicos y matemáticos que también eran activistas políticos protagonistas de movimientos sociales reformistas y radicales, liberales y marxistas,  fueron parlamentarios,  presos políticos o funcionarios públicos  intentando mejorar la comunidad (de hecho, ellos conformaron lo que se llamó alguna vez la Viena Roja). Desafortunadamente, la profesionalización de la filosofía en el siglo XX mermó en buena medida su contacto con la vida pública.

Hoy en día, no sólo tenemos un mercado que ha pauperizado a la gente y ha renovado las formas de colonialismo, donde prevalece una lógica de consumo atada a la tecnología que determina prácticamente todos los aspectos de nuestras vidas, sino que además el fantasma que corre por el mundo no es el del comunismo, sino el de la derecha y el conservadurismo a ultranza. 

Aunque el gremio filosófico contemporáneo ha intentado defender su pertinencia, sobre todo a partir de la idea de que la filosofía es crucial para promover el pensamiento crítico, es claro que este no es exclusivo de la filosofía, tampoco intrínseco a ella. Por lo que mi convicción es que la filosofía ya no puede ser pensada desde ese lugar ni desde la vieja idea de los fundamentos culturales, menos aún desde un tecnicismo y una erudición inescrutable que no conecta con la vida en general.

Lo que me parece más valioso de la filosofía para el contexto contemporáneo es que tiene un canon tan diverso y una pluralidad de vocabularios que pueden ser, con un poco de suerte, herramientas útiles para hacer simplemente crítica cultural, en unión con la historia, el arte, las ciencias sociales, naturales, o cualquier otra cosa que sirva. Así, la sugerencia hoy no es la del rey filósofo o el pensador de los cimientos, sino del interlocutor horizontal que dialoga sobre experiencias, objetos y palabras concretas afortunadas o terribles de nuestro entorno: relaciones afectivas, desapariciones forzadas, trabajo doméstico, redes sociales, transgénicos, poder judicial, etc. Creo que ese llamado es urgente y claro, pero exige un cierto cambio en la actitud y el carácter del gremio. Habrá que ver si somos capaces de hacerlo. 

Profesora del Departamento de filosofía de la Universidad de Guadalajara




Edición: Estefanía Cardeña


Lo más reciente

Es válida la elección judicial; la ley no exige mínimo de votos

Dinero

Enrique Galván Ochoa

Es válida la elección judicial; la ley no exige mínimo de votos

La próxima semana darán banderazo oficial a siete nuevas obras de infraestructura en Tulum

Se renuevan e instalan nuevos pasos peatonales en las principales entradas del municipio

La Jornada Maya

La próxima semana darán banderazo oficial a siete nuevas obras de infraestructura en Tulum

Invitan a rodada en Tulum para fomentar la convivencia familiar

Se llevará a cabo el próximo domingo 8 de junio a las 7 de la mañana

Miguel Améndola

Invitan a rodada en Tulum para fomentar la convivencia familiar

Suprema Corte de EU: injusticia esquizofrénica

Editorial

La Jornada

Suprema Corte de EU: injusticia esquizofrénica