Pero este proyecto no se sostiene solo en las páginas impresas ni en la edición digital. Se sostiene, sobre todo, en las personas. En las manos que diseñan, en las mentes que editan, en los ojos que observan, en las voces que narran. En quienes cierran planas de madrugada, coordinan coberturas, reportean en calles calurosas o corrigen hasta el último acento antes de enviar a imprenta. En quienes resuelven lo financiero, cuidan la administración, enfrentan lo técnico y, aun así, no pierden el entusiasmo de saberse parte de algo más grande que un empleo.
Para celebrar estos primeros diez años, decidimos volver la mirada hacia dentro. Reunimos aquí las voces de quienes hacen posible La Jornada Maya. Voces diversas, comprometidas, humanas. Algunas con largos recorridos en el periodismo; otras que llegaron jóvenes y se han formado en esta redacción. Hay risas, anécdotas, desafíos, nostalgias. Hay miedos superados, amistades inesperadas, primeros días, pizzas gratis, playlists imposibles, palabras en maya impresas en papel. Hay, sobre todo, mucho orgullo.
Cada testimonio es una pieza del rompecabezas que compone esta década. No todos están —sabemos que aún faltan muchas voces por registrar—, pero cada palabra aquí escrita representa la esencia de un equipo que ha hecho del periodismo un acto cotidiano de responsabilidad, resistencia y constancia.
Que estas entrevistas sirvan como memoria de lo que hemos sido y como punto de partida para lo que seguiremos construyendo juntos.
Gracias por leernos. Gracias por hacerlo posible.
Un poquito de las almas de todos
Entrevista con Estefanía Cardeña Soberanis / Editora web
“Si me hubiera dicho que iba a trabajar en un periódico, no lo hubiera creído. No me sentía preparada para ello y ahora de verdad que me encanta, me gusta mucho el enfoque de estar informando, saber constantemente qué está pasando en el mundo”, así describe Estefanía Cardeña Soberanis parte de su experiencia como editora web de La Jornada Maya.
Empezó a colaborar hace 4 años por recomendación de una amiga suya. Desde entonces declara sentirse bajo grandes enseñanzas más allá de su formación literaria. Ese aprendizaje se relaciona con la tecnología y el sector informativo. “Es un mundo de conocimiento, cosas que antes ignoraba por completo, ahora las he aprendido. Puedo decir ahora que tengo conocimiento de muchos temas, hasta de deportes”.
Cardeña Soberanis piensa en la palabra “inclusión” cuando se le pide un sinónimo para el periódico. Esto debido a que para ella La Jornada Maya busca la inclusión en su línea editorial. “No muchos periódicos aportan visiones de minorías o enfoques de este estilo. Entonces, yo siento que sí le da una perspectiva inclusiva a las noticias”, nos dice.
En ese mismo tenor reflexiona sobre la forma en que se constituye día a día el trabajo: “Creo que se hace tomando en cuenta todos los pedacitos de alma de todas, de todos los integrantes del periódico, tanto digital como impreso. Así se le pone alma a un periódico, con las aportaciones de todos, con escuchar a todos. Como lo están haciendo ahora, entrevistar a los integrantes para que se sientan parte de un proyecto que lleva un poquito de las almas de todos”.
Mirando al futuro Estefanía Cardeña desea que el crecimiento del proyecto implique la circulación del impreso los siete días de la semana; además de que se duplique su vida por cada año que cumpla.
Contar lo que otros no ven
Entrevista con Jairo Magaña Jesús / Reportero
Desde que ingresó a La Jornada Maya, Jairo Magaña Jesús supo que no estaba entrando a cualquier medio. “El sello, las siglas, la imagen… imponen”, dice. Pero más allá de la impresión inicial, lo que ha significado para él es mucho más profundo: una plataforma para dar voz a quienes no la tienen, una herramienta de empoderamiento social para sectores históricamente invisibilizados.
A los ojos de sus colegas de la vieja escuela —los de la “talacha” o el “chacaleo”— es un suertudo. Él prefiere llamarlo constancia. Porque su vida dedicada al periodismo no ha sido una serie de golpes de suerte, sino de trabajo duro, calle, escucha y visión. Una visión que La Jornada Maya le ayudó a ampliar: “me cambió el panorama, me enseñó a ver las cosas desde distintos ángulos”.
Uno de sus mayores retos fue aprender el estilo propio del periódico. Esa estructura, esa forma de narrar que distingue a La Jornada Maya de otros medios en Campeche y la región. Pero también ha sido su escuela más rica. Su mayor orgullo hasta ahora es el reportaje “Tren Maya: un paso de esperanza, convertido en engaño”, una investigación que le tomó tiempo, energía y lo llevó a recorrer más de 17 ejidos, donde no solo recogió testimonios, sino amistades sinceras. “Ese trabajo me marcó”, confiesa.
Si hay una escena que guarda con cariño es su primera visita a la oficina en Mérida. “Iba nervioso, asustado… con mis tatuajes a la vista y el cabello rose/gold”, recuerda entre risas. Pero lo que encontró fue todo lo contrario: un equipo preparado, apasionado por la información y un director —Don Fabrizio León— que lo impulsó a dar lo mejor de sí.
A quienes aún no se han acercado al periódico, Jairo les hace una invitación: “Dense la oportunidad de leer e informarse con una plataforma distinta, no tradicional. Una que tiene inclusión, respeto, perspectiva y profesionalismo”.
Lo que espera que nunca cambie son las ganas de impulsar al talento. Esa apertura para la creatividad, tanto en lo gráfico como en lo escrito, le parece invaluable.
En Campeche, reconoce, La Jornada Maya aún no es reconocida por todos de forma tradicional, pero cada vez más personas la siguen en línea, la encuentran en redes o incluso en Google News. Como aquel viejo amigo de la adolescencia que un día le escribió para decirle que había visto su nombre en una nota destacada. “Me dijo que le daba orgullo saber que estoy haciendo algo importante para la comunidad”.
De sus compañeras y compañeros ha aprendido profesionalismo y también hermandad. Tiene un cariño especial por Juan Carlos Pérez, quien lo ha ayudado a centrarse, a ampliar el panorama, a buscar lo que otros no ven. “Todos, sin excepción, han aportado algo muy importante a mi vida”.
Y si tuviera que describir al equipo con una sola palabra, su respuesta no necesita más explicación:
El mejor.
La Jornada en el cuerpo y en la voz
Entrevista con Juan Carlos Pérez Villa / Jefe de información
Hay coincidencias que parecen escritas de antemano. Para Juan Carlos Pérez Villa, trabajar en La Jornada Maya es una de ellas. Desde sus años de bachillerato en la Ciudad de México, se sintió identificado con el perfil editorial de La Jornada: un medio menos oficialista, comprometido con la defensa de los derechos humanos y con una destacada oferta cultural. “Me identifiqué desde joven con esa postura crítica y sensible, y ahora formar parte de La Jornada Maya es casi cerrar un círculo”, cuenta.
Su vida cambió cuando esa afinidad lectora se convirtió en ejercicio profesional. “Es una oportunidad de trabajar en un medio con el que ya tenía un vínculo como lector. Más que cumplir, me permite intentar hacer un trabajo que esté a la altura”.
Su mayor reto lo vivió durante los días más inciertos de la pandemia. “Cada quien enfrentó desde su rincón lo desconocido, pero lo hicimos juntos. Fue difícil, pero nos convertimos en un equipo que compartía también sus temores. Eso nos marcó”.
Y si hay un momento que guarda con especial cariño, es el de su entrada al periódico. “Vivía en la capital y luego pasé quince años en Quintana Roo, dedicado al periodismo. Tiempo atrás solía ir al Salón Corona, donde hay una fotografía enorme de Fabrizio León. Siempre me pareció una gran imagen. Me gustaba estar ahí. Años después, quien me llamó para entrevistarme fue justamente él. La charla fue en un restaurante sobre Paseo de Montejo, mientras cerrábamos edición. Fue como si todo encajara”.
A quien aún no conoce La Jornada Maya, Juan Carlos lanza una advertencia sin rodeos: “Ya pasó mucho tiempo como para que no sepan de ella”.
Lo que espera que nunca cambie es “el perfil jornalero”, esa identidad construida desde la calle, desde la trinchera cotidiana de las luchas sociales y culturales que el medio ha sabido mantener.
Cree que el periódico ha impactado a la comunidad al ofrecer una alternativa informativa que apunta menos a lo oficial y más a lo cultural, lo marginal, lo raro, lo que necesita ser defendido. “Es una opción distinta, y necesaria”.
De sus compañeras y compañeros ha aprendido a mirar desde otros ángulos. “Cuando alguien plantea un enfoque que yo no había visto, me obliga a replantearme. Eso enriquece mucho”.
Y si tuviera que describir al equipo con una sola palabra, no lo duda: Jornada.
Porque para él, más que un periódico, es una forma de estar en el mundo.
Las redes serán determinantes para ser un referente generacional
Entrevista con Sandra Ramírez Cervantes / Coordinadora de redes sociales
Los siete años que Sandra Ramírez Cervantes lleva nutriendo las redes sociales de La Jornada Maya, le han sido muy significativos en lo personal y lo profesional. Por lo primero, porque en ese lapso se convirtió en madre en un contexto delicado. Su embarazo se desarrolló en medio de la pandemia de Covid-19.
Por lo segundo, porque su paso por el diario ha sido enriquecedor en una materia que le era desconocida, sobre todo, porque su anterior experiencia profesional estaba ligada a la biología.
“Significa muchísimo para mí estar aquí. Le he tomado mucho cariño, respeto y dedicación. Entré, digamos, a ciegas, y aprendí muchísimo sobre periodismo, comunicación, sobre absolutamente todo lo que gira en torno a la información con una buena perspectiva periodística y de comunicación”.
De los momentos memorables en el trabajo indica los procesos electorales de 2018 y 2024, cuando por primera vez llegó a la Presidencia de la República un candidato de izquierda y luego, la primera presidenta de México. También subraya el contexto de la pandemia, no solo por su maternidad, sino porque “fue una un parteaguas en la manera de trabajar”, recuerda la creadora de contenidos.
Las particularidades que resalta del periódico tienen que ver con la veracidad y utilidad de la información. “Otra es que hay una diversidad cultural en sus notas, tanto políticas como de entretenimiento, es muy variado”.
Sandra Ramírez Cervantes vaticina un futuro promisorio para La Jornada Maya. Cree que el sector en que ella colabora —redes sociales—, será determinante para que tenga mayor impacto en los jóvenes y se convierta en un referente generacional. Por su contenido y preocupación por los sectores vulnerables y la lengua maya, Ramírez Cervantes nos dice que la palabra que mejor refleja al periódico es “multicultural”.
Con la camiseta bien puesta
Entrevista con Kevin Gonzáles López / Repartidor en Mérida
Kevin se enteró por medio de un amigo que había una vacante en La Jornada Maya y no lo pensó dos veces para solicitarla. El horario de trabajo combinaba perfecto con el de sus clases en la universidad, pues en el futuro será administrador de empresas.
“Tomé la decisión de contactarme con ustedes y desde el primer momento se mostraron muy empáticos y flexibles a la hora de contarles mi situación, y pues hasta la fecha no ha habido ningún tema por ese aspecto. Así fue como llegué aquí”.
Aún no cumple un año en su puesto, pero la camiseta del periódico ya la lleva bien puesta. Ser el puente de unión entre la empresa y sus suscriptores le representa un gran compromiso. “Se trata más que nada del compromiso hacia el trabajo y la responsabilidad que llevo de la empresa con sus lectores”, expresa.
Ese arraigado sentimiento del deber que tiene Kevin lo llevó un día a sentir cierta frustración por no poder concretar su mensajería. Fue en el contexto de uno de los huracanes de la temporada 2024.
“Nosotros seguimos todo el tiempo el protocolo de mantener cuidado. Al momento de ir a la oficina por el reparto, no pude completar la ruta porque muchas calles estaban inundadas. Entonces eso fue como una situación frustrante, tanto para mí como para mis jefes, porque no sabíamos de qué manera hacerles llegar el periódico a los suscriptores”, recuerda Kevin.
Al joven trabajador le parece que a esta empresa periodística la representa la palabra inclusión. Y eso lo ve muy claro con la sección “K’iintsil”.
“Hay algo en particular que me gusta mucho de La Jornada Maya que es de cierta manera la inclusión de la lengua nativa de Yucatán. Es algo que al menos, en el poco tiempo que llevo en este trabajo, no veo en otros periódicos”. Kevin guarda la expectativa de crecer junto a la empresa.
El maayat’aan en tinta y papel
Entrevista con Sasil Sánchez Chan / Editora K’iintsil
Al principio fue el miedo. Para Sasil Sánchez Chan, ingresar a La Jornada Maya no fue un paso sencillo. “Alguien me dijo alguna vez que los medios eran una cárcel muy bonita”, recuerda. Lo entendió cuando entró: el tiempo, la presión, las habilidades que exige el oficio. Pero con el tiempo, ese miedo se convirtió en gusto. Y después, en compromiso.
Hoy, tras diez años en el periódico, Sasil encuentra satisfacción en haber construido —palabra por palabra— una sección en lengua maya: K’iintsil. Un espacio que no solo comunica, sino que resiste, nombra, defiende. “Me ha permitido ver cuán importante es tener un espacio en un medio escrito en lengua indígena. Hay lenguas que no tienen esa posibilidad. Y como medio escrito, lo que hacemos queda como registro del momento histórico en el que se encuentra la lengua”.
Su reto mayor ha sido múltiple. Primero, cumplir con los tiempos y el rigor periodístico. Luego, enfrentarse a la estructura de una lengua que, aunque viva, aún necesita acciones concretas para ocupar con fuerza los medios de comunicación. Y finalmente, trabajar muchas veces en soledad. “Aunque existe un consejo editorial en maya, la jornada diaria para sacar la edición ha sido, en gran parte, individual. Y ese reto sigue presente”.
Pero también hay orgullo, y no es menor: más de 2,500 ediciones en lengua maya. Un trabajo constante, comprometido, que ha dado voz —y palabra escrita— a una lengua milenaria dentro de un medio moderno.
Uno de los momentos que más guarda en el corazón fue la primera vez que vio la edición impresa, específicamente la contraportada, en un puesto de revistas en una avenida. “Ver el maayat’aan no solo escrito, sino publicado en un periódico, circulando en la ciudad… fue muy emocionante. Eso también es un mensaje político y lingüístico. No solo informamos: tomamos postura al usar la lengua en espacios donde casi no se ve”.
Si hay algo que espera que nunca cambie en La Jornada Maya, es precisamente K’iintsil. “Que siga existiendo y se expanda”.
Sabe que el periódico ha tenido un impacto profundo, sobre todo por su capacidad de atreverse. “La Jornada Maya ha generado un escenario distinto. Ha sido valiente al exponer temas que otros no tocan”.
Y en ese espacio diverso —que define como una casa, sin romantizarla— ha aprendido a convivir, a escuchar, a estar. “Como en casa, te ríes, discutes, concluyes, un día hablas, otro no. Es parte de formar comunidad”.
Cuando se le pide una palabra para describir al equipo, no duda:
Diverso.
Porque en esa diversidad está la riqueza de una voz que no teme nombrar en maya lo que otros callan en silencio.
Un periódico joven con un gran bagaje atrás
Entrevista con Juan Salvador Rivera / Editor de fotografía
Juan Salvador Rivera es uno de los integrantes de La Jornada Maya que la han visto crecer desde sus inicios. Aunque se incorporó formalmente poco tiempo antes de la pandemia de Covid-19, por invitación de los directores editoriales —amigos suyos— pudo observar la gestación del proyecto.
Fue de los que apreciaron las rotativas en acción a la hora de conformar el tiraje de los primeros números. Junto con otros compañeros, estuvo al tanto de que los archivos fueran óptimos al momento de mandar la orden a la máquina de dar a luz La Jornada Maya.
Antropólogo de formación, nunca imaginó trabajar en un periódico. Por lo que el significado de estar en este diario es “amistad”. El apoyo a sus amigos desde el nacimiento del impreso le llevó a colaborar toda vez que fuera necesario. Pero desde principios de 2019, su talento está comprometido con editar y hacer fotografía en el diario.
Para Rivera el aprendizaje en la agitación de la edición es constante. Mucho debido a que sus directores le han infundido calma bajo los despiadados tiempos editoriales de un diario.
Señala en esta entrevista que La Jornada Maya, al ser joven y dirigido por periodistas con espíritu joven también, ofrece libertades para proponer y crear. “Es un periódico joven con un gran bagaje atrás”. Esa riqueza a la que se refiere proviene de La Jornada, de circulación nacional y con 40 años de vida. “Esto le permite a la publicación peninsular romper esquemas”, agrega.
De las notas y reportajes que mayor satisfacción le han dado es trabajar en “Fauna nuestra”, que difunde la importancia de las especies endémicas de la península. “Enseñar a los lectores que cada uno de los bichos del entorno tienen una función fundamental, es uno de los puntos que más amo”.
Por último, el fotógrafo define a La Jornada Maya como “Un espacio con muchas posibilidades para crear”.
Cuentas claras, rumbo firme
Entrevista con Rodrigo Valdez Ramayo / Director administrativo
Detrás de cada edición de La Jornada Maya no solo hay periodistas, fotógrafos y diseñadores. También hay quienes se encargan de que todo funcione con orden y sostenibilidad. Rodrigo Valdez Ramayo, director administrativo del periódico, es una de esas figuras clave que, aunque muchas veces trabaja tras bambalinas, sostiene con firmeza el equilibrio financiero y operativo del medio.
Para Rodrigo, uno de los principales orgullos del periódico es haber mantenido un rumbo claro: ser un medio informativo sin caer en el amarillismo. En un entorno donde las noticias de impacto suelen buscar clics fáciles y titulares sensacionalistas, La Jornada Maya ha optado por otro camino. “Eso nos distingue y es una razón de peso para que la gente le dé una oportunidad al periódico”, afirma.
Su día a día ha estado marcado por el cambio constante. Desde adaptarse a los vaivenes económicos hasta implementar nuevos esquemas de operación o enfrentar desafíos imprevistos como la pandemia. “Afrontar esos retos y mantener todo en marcha es parte de la labor que no se ve, pero que es fundamental para sostener el proyecto”, explica.
Uno de sus mayores logros —aunque no lo mencione con grandilocuencia— ha sido mantener sana la parte financiera. Un reto silencioso, técnico, pero decisivo para la continuidad de un medio que busca ser una alternativa informativa y cultural en la península.
De entre los muchos momentos vividos en el periódico, uno que guarda con especial aprecio fue el regreso de Fabrizio León, director fundador. “Verlo de nuevo al frente fue una alegría. Es alguien que imprime carácter y visión, y su regreso le dio nuevo impulso al proyecto”.
Cuando alguien le pregunta por qué leer La Jornada Maya, Rodrigo lo resume con claridad: “Porque es un medio sin amarillismo. Vale la pena descubrirlo”.
Hay algo que espera que nunca cambie: que el periódico mantenga su línea editorial lejos del morbo, los accidentes y el sensacionalismo. Para él, esa es una frontera que no debe cruzarse.
Cree que La Jornada Maya ha tenido un impacto claro: dar información correcta, con responsabilidad. Y si algo lo inspira del equipo, es ver cómo todas y todos trabajan en conjunto, aportando desde su trinchera para que cada edición llegue a las manos —o pantallas— de los lectores.
Si tuviera que definir al equipo en una sola palabra, elige una que lo dice todo:
Constancia.
Buena convivencia laboral
Entrevista con María Yuso García / Intendencia
La batalla contra la maldición del continuo retorno del polvo se debe librar todos los días. Para llegar a ese estado de gracia de los recintos en que todo está en orden y con la sanidad requerida para el trabajo, en La Jornada Maya la participación de María Yuso García, es determinante. En 2018 se incorporó a la empresa por recomendación de don Luis Palma y, a la fecha, trabaja a gusto.
A su llegada María Ayuso tendió redes especiales de amistad que con cierta nostalgia recuerda. Grande amistad la unió con Tania, encargada de la recepción, y Elena, mensajera, que ahora hacen su vida laboral en otras empresas. Sin embargo, para ella el ambiente sigue propiciando “buena convivencia laboral”.
La responsabilidad social que tiene la empresa la hace sentir orgullosa de trabajar aquí. Sus tareas en el diario son de intensa actividad, pero las cumple con compromiso, emulando así la responsabilidad del periódico con sus lectores. No es de extrañarse entonces que la palabra con la que María Yuso asocia el alma del periódico sea precisamente “compromiso”.
Preciso, conciso y macizo
Entrevista con Andrés Silva Piotrowsky / Coordinador de edición impresa
Hay frases que definen a una persona, y en el caso de Andrés Silva Piotrowsky, coordinador de la edición impresa de La Jornada Maya, esa máxima aprendida de sus maestros —Fabrizio León y Fernando Benítez— sigue marcando cada una de sus primeras planas: “sé preciso, conciso y macizo”. No sabe si siempre lo logra, pero el intento se hace.
Andrés llegó al diario en medio de una tormenta personal y laboral. Venía de un entorno hostil en la Secretaría de Cultura, donde sufrió acoso institucional. Encontrarse con Fabrizio León y sumarse al proyecto fue, en sus palabras, “como si me lanzaran un salvavidas en mitad de una tormenta”. La Jornada Maya, asegura sin titubeos, le salvó la vida.
Desde entonces, su camino en el periódico ha sido una constante reinvención. Reinventar el sentido y la permanencia de lo impreso en un mundo dominado por lo digital; reconciliarse con las nuevas tecnologías y dejarse admirar por las nuevas generaciones. Todo eso lo ha transformado. “Ser parte de un medio que busca generar interacción para comprendernos y aprender a no descalificar lo diferente, es un privilegio”.
Recuerda como uno de sus mayores retos los primeros días, cuando además de coordinar la edición impresa debía subir información al sitio web junto con Felipe Escalante. “A veces nos quedábamos dormidos sobre el teclado”, dice entre risas, “pero con una vocación irreductible”. Las ausencias familiares dolían, pero el compromiso lo sostenía.
Uno de sus recuerdos más entrañables es el día que Umberto Eco firmó el primer ejemplar impreso de La Jornada Maya en Torino, Italia, mientras recibía un doctorado Honoris Causa. “Ese momento es inolvidable”, dice.
Cuando alguien le pregunta qué es La Jornada Maya, responde sin eufemismos: “Es una forma de comunicar apegada a la realidad, sin mentir, sin inventar, cotejando fuentes. Y sí, puede servir incluso mientras cagas, si tienes la costumbre de leer en ese momento tan íntimo y placentero”.
Desea que nunca desaparezca la edición impresa. Cree que, como el cine frente a la televisión, sobrevivirá al adaptarse. Para él, La Jornada Maya ya es un hito en la península: una voz discreta, pero firme, que está haciendo historia.
Y aunque es el más longevo del equipo, tiene claro algo: “Quiero ser como mis compañeros cuando sea grande”. ¿Cómo definiría al equipo en una palabra? “Cero toxicidad”.
Entre planas, papá y pizza
Entrevista con Enrique Álvarez Guillén / Editor de edición impresa
Enrique Álvarez Guillén tenía 17 años la primera vez que leyó La Jornada en Xalapa, su ciudad natal. Desde entonces, supo que ese periódico tenía algo diferente: un enfoque político y social que no encontraba en otros medios. Por eso, años más tarde, cuando se topó en un puesto de revistas con La Jornada Maya durante su etapa como estudiante de periodismo en Mérida, se sorprendió. “Me apantallé. No me esperaba algo así en una ciudad tan conservadora. Lo compré y supe de inmediato que era algo especial”, recuerda. Nunca pensó que un día formaría parte de ese equipo, pero la vida —y su carnal que lo animó a mandar el currículum— se encargaron de sorprenderlo.
Su historia con el periódico tuvo dos capítulos. La primera vez entró en 2017 como parte del equipo web. En 2020, justo cuando comenzaba la pandemia, renunció para regresar a Xalapa. Dos años después, con la noticia de que sería papá y enfrentando la realidad de sueldos bajos, se reencontró con La Jornada Maya. Contactó a su antiguo jefe y, días después, recibió la oportunidad de regresar como editor de la edición impresa. “Ahora soy papá en las mañanas y editor en las tardes. Ha sido un cambio total, pero me ha permitido vivir la paternidad con intensidad y también seguir creciendo profesionalmente”.
Para Enrique, el crecimiento ha sido constante. “No leo ni escribo igual que cuando llegué”, dice. Pero su mayor reto emocional ocurrió en 2019, cuando fue enviado a cubrir una conferencia en Guadalajara justo un mes después del fallecimiento de una tía muy querida. “Me costó volver a sonreír, pero ese viaje fue un punto de quiebre. Disfruté la estancia, la cena fresona, la conferencia sobre diabetes… Aprendí mucho y logré escribir tres notas”. Sin embargo, su reto diario sigue siendo el mismo: cerrar planas sin errores. “Cuando lo logro y no hay correcciones, ese es mi orgullo”.
De las anécdotas memorables, una involucra su primer día, una pizza, una garantía de entrega en 30 minutos y una gerente de franquicia poco flexible. “La pizza llegó tarde, la querían cobrar igual, pero nosotros nos aferramos a que era gratis. Al final, no la devolvimos, le dimos propina al repartidor y nos metimos a la redacción. Esa pizza, mi favorita, fue gratis… y toda la escena me pareció divertidísima”.
A quienes aún no conocen el periódico, Enrique les dice: “Échenle un ojo. La versión impresa y la digital tienen contenido con un enfoque diferente a lo tradicional”.
Lo que espera que nunca cambie es la vocación del periódico como alternativa informativa para la península de Yucatán. Cree que, poco a poco, La Jornada Maya se ha posicionado como un medio de referencia, y destaca particularmente la importancia de la sección K’iintsil, escrita en lengua maya, como un verdadero puente con las comunidades.
De sus compañeros ha aprendido de todo un poco. “Laboral y personalmente, cada conversación me amplió la perspectiva. Desde que llegué, sentí que caí como pez en el agua. Nunca me había sentido así en otro trabajo”.
Y si tuviera que describir al equipo en una palabra, no lo duda:
Profesionales.
Una herramienta para tomar decisiones y formar criterio
Entrevista con Manuel Díaz López / Jefe de impresión
“Nunca olvidaré la primera vez que salió impreso el periódico. Ver el resultado físico de tanto esfuerzo fue emocionante. También recuerdo con cariño las ediciones especiales, como la del Día de Muertos o la del aniversario del medio, cuenta en entrevista Manuel Díaz López, jefe del departamento de Impresión de La Jornada Maya.
Desde el primer momento en que se adhirió al proyecto “se sintió identificado con la misión del rotativo y su compromiso con la verdad y la comunidad”. Contribuir a ese espíritu significa para él “un orgullo formar parte de un equipo que valora la ética, la cultura y el impacto social del periodismo”.
Añade que “es un periódico que entiende y defiende la identidad cultural del sureste del país, y eso lo hace único”.
De los años laborando en el diario, Manuel ha “aprendido a valorar cada parte del proceso editorial, desde la redacción hasta la impresión y distribución. También he crecido mucho como persona y profesional, desarrollando paciencia, liderazgo y compromiso”.
Con la solidez de su experiencia, expresa el siguiente juicio sobre el futuro del medio: “espero que siga creciendo, adaptándose a los nuevos formatos, pero sin perder su esencia. Que más personas reconozcan su valor y se convierta en un referente nacional del periodismo regional”.
Cuando se le pregunta sobre qué significa poner el periódico en las manos de la gente, el responsable de impresión contesta para rematar: “significa entregar información con responsabilidad. Es poner en manos del lector una herramienta para entender su entorno, para tomar decisiones, para formar criterio. Es una gran responsabilidad y también un honor”.
Hacer periodismo a distancia
Entrevista con Mirna Abreu de Rojas / Coordinadora edición web
La periodista Mirna Abreu de Rojas llegó hace diez años a México proveniente de su natal Venezuela. Desde entonces ha contribuido significativamente al periodismo nacional y, a partir de 2020, lo hace en La Jornada Maya, coordinando el sitio web del periódico.
Su labor y la de su equipo, implica la edición de contenidos, monitoreo de noticias a nivel local, nacional e internacional; jerarquizarlas y ser el enlace informativo con el equipo que configura la edición impresa.
Es por eso que para ella, el diario representa “responsabilidad y pasión”. Características éstas que conducen la línea editorial del medio, centrada en los derechos humanos, en los sectores desfavorecidos y en el respeto a la cultura y tradición peninsular, que es la maya. “A raíz de que manejamos esos contenidos, tenemos un público muy específico que busca el tratamiento desde esa óptica”, señala.
Mirna Abreu lamenta no haber estado en La Jornada Maya durante las elecciones presidenciales de 2018. Considera un momento neurálgico donde se genera un alud de información en constante cambio. Sin embargo, atestiguó las del año pasado y fueron para ella “intensas, buenas y gratificantes”.
“Hacer periodismo a distancia, jamás lo hubiese creído”, afirma Abreu. Deriva de allí su principal aprendizaje en el periódico: integrarse, coordinar y trabajar a distancia, pues se sumó al proyecto en plena pandemia. “Ha sido una muestra de paciencia, de resiliencia, de ganas de hacerlo y también confiar”.
De acuerdo con la coordinadora web, uno de los elementos distintivos del diario es el tratamiento informativo para determinados grupos de lectores, como es el caso de la sección “K’iintsil”, en lengua maya.
Para el futuro Mirna Abreu espera que La Jornada Maya continúe adaptándose al avance tecnológico como lo ha hecho hasta ahora. La palabra con la que denomina el espíritu del periódico es “compromiso”.
Fui aprendiendo las mañitas que tiene la máquina
Entrevista con Demetrio Martínez Quime / Repartidor en Campeche
En la maquinaria precisa de una empresa periodística todas las piezas son clave. Las más de las veces resalta el trabajo de la mesa de redacción y la fotografía y el diseño. Pero tan fundamental como aquello es el eslabón de la cadena distributiva. A contrarreloj, los repartidores se anticipan al alba para que los lectores, ya con la luz, ejerzan su derecho a estar bien informados.
Demetrio Martínez Quime es uno de los mensajeros noticiosos de La Jornada Maya que distribuye en Campeche desde hace siete años. Llegó a este diario cuando había terminado su relación laboral con otro medio local.
Nunca olvidará la entrevista que tuvo con el director y recibir todo su apoyo para tomar un nuevo trabajo en el momento en que le era muy necesario reiniciar su vida productiva. “La verdad, han sido unas muy bellas personas, me ha apoyado bastante. La verdad que llegaron en el momento oportuno”.
Además de conducir su vehículo, ha recibido capacitación para también coadyuvar en los procesos de impresión. “Cuando acabó la pandemia me entregan la oficina, me entregan la máquina, yo no sabía, yo no tenía el conocimiento del manejo y me instruyeron. Y así fui aprendiendo las mañitas que tiene la máquina”.
La naturaleza de su encomienda también cuenta con riesgos. Otro día inolvidable para Martínez Quime fue cuando un autobús le dio alcance a su unidad. Con una voz en que aún se entremezclan la sorpresa y la angustia, comenta: “¡Gracia a Dios pues quedé bien! Fue solamente el susto de que se quedó el vehículo abajo el otro”.
Si por un contratiempo como ese no puede entregar a tiempo, le espera la satisfacción de que lo esperan con expectativa y buen agrado. Por todo ello, comenta que su experiencia en el periódico se traduce en “agradecimiento”.
La base ética de la labor periodística
Entrevista con Emilio Gómez Suárez / Editor web
Lecturas, manejo de la información, procesos de investigación, redacción constante son ejercicios que desde 2018, fecha en que inicia su participación en La Jornada Maya, a Emilio Gómez Suárez le han permitido madurar su escritura periodística. En ese entendido, para él la palabra que signa al periódico es “escuela”.
De acuerdo con el periodista, la base ética de la labor del diario conlleva un fuerte compromiso con los sectores vulnerables de la sociedad. Sumado a ello, su línea editorial mantiene una atención sobresaliente a las expresiones artísticas y culturales. Son dos de las características que, a su criterio, distinguen al medio.
“Mi trabajo viene siendo parte de hacer esas notas y que la gente disfrute la lectura de los temas. Para mí es muy significativo y también muy gratificante”.
Uno de los recuerdos más presentes en su trayectoria fue cuando elaboró un reporte en vísperas de Día de Muertos. Junto con una colega, entrevistaron a panteoneros, indagaron cómo es su rutina, registraron el proceso de limpiar las tumbas y tratar las osamentas. Con ese trabajo dieron a conocer una perspectiva diferente en torno de la tradición de celebrar a los difuntos.
Emilio asegura que el futuro de La Jornada Maya será prometedor. “Yo espero que siga evolucionando y teniendo pues esa apertura que los directivos ahora mantienen, apertura de mentalidad, pues los medios van evolucionando y hay que adaptarse a las nuevas tendencias que manejan los jóvenes. Consumen mucho TikTok, mucho videíto corto. Entonces debemos enfocar el periodismo para ese sector, ocupando esas herramientas”.
“Todo eso va a ayudar para que las plataformas crezcan y que se involucren otros sectores, no solo las personas adultas, sino que también los jóvenes y los niños irán visualizando y consumiendo nuestro periodismo”, remató.
De lo que se pierden
Entrevista con Pedro Leo Cupul / Director comercial
Para Pedro Leo Cupul, formar parte de La Jornada Maya ha sido, simplemente, un gusto. Un gusto que, con los años, se ha convertido en una experiencia de crecimiento profesional continuo y lleno de aprendizajes inesperados.
Desde su llegada, cada día ha supuesto un nuevo desafío. “Uno de los mayores retos ha sido enfrentar procesos que nunca había hecho antes”, confiesa. Sin embargo, ese mismo reto se ha transformado en su mayor orgullo: seguir haciéndolo, seguir aprendiendo, seguir avanzando.
El momento que más atesora es claro y sencillo: “El día que me contrataron”. A partir de entonces, su vida profesional dio un giro. La experiencia en el periódico no solo le ha abierto puertas, sino que le ha permitido desarrollarse en un entorno que valora la calidad, la identidad regional y el compromiso social.
Cuando alguien le pregunta qué es La Jornada Maya, Pedro no duda: “Un gran medio. Quien no la conoce, no sabe de lo que se pierde”. Y es que, desde su perspectiva, el impacto del periódico en la comunidad ha sido profundo, especialmente en el ámbito sociocultural. “Hemos sabido conectar con la gente, con sus raíces, con sus necesidades”, afirma.
Hay algo que espera que nunca cambie: la calidad del impreso. Para él, ese estándar es parte de la esencia del medio, una característica que lo distingue y le da fuerza frente a un entorno cada vez más digital.
De sus compañeros ha aprendido una palabra fundamental: unidad. Y al describir al equipo que conforma La Jornada Maya, lo resume en una sola: equipo. Porque, como él mismo sabe, todo gran proyecto se construye con trabajo colectivo, con compromiso y con la voluntad de crecer juntos.
Creatividad, papel y otras rarezas
Entrevista con Víctor Cámara Salinas / Coordinador de diseño
Para Víctor Cámara Salinas, ser parte de La Jornada Maya ha sido más que un trabajo: es vivir inmerso en un proceso creativo que no termina con el cierre de edición. “La creatividad no solo es parte del trabajo, es una forma de vivir: resolver problemas, tener opiniones propias, mirar el mundo con otros ojos”, dice con convicción. Esa mirada compartida, ese “idioma común” con otros del ámbito creativo, es lo que lo ha hecho sentirse en casa.
Trabajar aquí también se ha convertido en su carta de presentación. Decir que diseña en La Jornada Maya abre puertas, despierta simpatías y, muchas veces, da pie a conversaciones apasionadas sobre arte, literatura, historia o incluso béisbol. “Convivir con personas tan distintas —de diferentes edades y mundos— me ha enriquecido muchísimo. Todos tienen algo interesante que contar… y eso me ha dado tantas historias para platicar que a veces termino siendo el centro de atención. Jeje”.
Uno de sus mayores orgullos es, justamente, trabajar en un periódico impreso. “Muchos amigos me preguntan si todavía existen, si no han desaparecido todos”, comenta. También ha tenido que romper la idea romántica de una redacción gigante como de película, y defender la relevancia de su trabajo. Su mayor reto ha sido fundamentar esa importancia y hacerla visible.
Pero hay logros que hablan por sí solos: una redacción tecnológica, moderna, capaz de adaptarse al punto de no dejar de publicar ni siquiera durante la pandemia. “Todos los días son un reto”, afirma. “El cierre de edición es como un parto: al límite del tiempo, con presión constante. Me ha hecho un poco ansioso, pero es un aprendizaje que llevaré conmigo siempre”.
Víctor no es de los que coleccionan anécdotas. Más bien, vive en el presente. “Trabajar aquí es la anécdota que estoy construyendo y que voy a contar dentro de muchos años”, dice. No sabe si los periódicos impresos desaparecerán, pero sí está seguro de algo: “yo fui de los afortunados que formó parte de este oficio artesanal e histórico”.
A quien no conoce aún La Jornada Maya le dice con claridad: este no es un medio amarillista. “Aquí se informa con responsabilidad. Tenemos una sección en lengua maya, tratamos temas culturales, científicos, y nuestros articulistas son expertos en lo que hacen”.
Sobre los cambios, es contundente: “No hay que temerles. Este periódico se ha mantenido vigente justamente por su capacidad de adaptación. La clave es evolucionar sin perder la esencia”.
Cree firmemente que La Jornada Maya ha tenido un impacto real en la comunidad: desde la defensa de la lengua y la cultura hasta convertirse en un referente informativo. “Es un espacio donde la gente se siente representada”.
De sus compañeros ha aprendido mucho. Cada uno, con su perspectiva única, ha nutrido su propia forma de ver las cosas. Y si tuviera que describir al equipo en una sola palabra, no duda:
“Raro”.
Y lo aclara de inmediato: “No es algo negativo. Al contrario: es justo lo que hace de este lugar algo especial. Es una mezcla única de talentos, autenticidad y formas muy distintas de ver el mundo. Y eso… eso es La Jornada Maya”.
Nadar a contra corriente y resistir
Entrevista con Ana Marín Ramírez / Coordinadora de la edición impresa Quintana Roo
“En Yucatán tenemos muchos medios conservadores y La Jornada Maya ha logrado abrirse paso entre ellos. Entonces, para mí, eso es muy reconocible y muy de respetar”, expresa Ana Marín Ramírez, coordinadora de la edición impresa en Quintana Roo.
Por esa cualidad, al pedirle una palabra que refleje lo que es el periódico, escoge “resiliencia”. Se integró al equipo un año después de su fundación, por lo que casi ha atestiguado toda su historia. Con ese bagaje enfatiza: “nadar a contracorriente y resistir es algo que ha caracterizado al diario desde sus inicios”.
Marín Ramírez ahora se encarga de la edición que se distribuye en Quintana Roo en la que además señala criterios para la portada. “Lo que ven las personas a primera vista es también parte de mi chamba”, dice con un dejo de bien ganado orgullo.
Estar en el diario le ha dejado el gusto por las noticias políticas, de las que antes era refractaria. Por otro lado le ha ayudado a expandir sus intereses. “Es algo que siempre lo voy a apreciar, ver el mundo de con otra perspectiva. Me ha marcado mucho y ha cambiado esa mentalidad”.
De los momentos especiales en el trabajo existe uno que siempre odiará y amará a la vez: el día de las elecciones presidenciales. “Son días de que no acabas nunca —comenta—, al mismo tiempo trabajar en conjunto, discutir, esperar los resultados para mí siempre va a ser muy memorable”.
“Historias para tomar el fresco”, columna de crónicas callejeras de Katia Rejón, es de los textos que más disfrutaba leer nuestra entrevistada en tanto duró su colaboración en el periódico. En ellas están contenidas la tradición y evolución de las calles de Mérida.
En cuanto a diseño recuerda la portada del día en que Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones. La expandir el pliego de la portada y la contraportada, aparecía un juego de espejo que decía en maya y en castilla: “K’uchij”, “Era Morena”; la frase arriba de la imagen del presidente electo compartiendo el triunfo con la gente.
Aprendizaje constante y retos laborales
Entrevista con Sofia Gamboa Quingero / Desarrolladora web
Sofia Gamboa Quingero es la responsable de desarrollar y mantener el soporte técnico de contenidos y diseño de la página web de La Jornada Maya. En el afán de darle un nuevo rostro al diario, la invitaron a participar en 2018.
“No tenía yo en mi mente trabajar para un periódico. Soy diseñadora, pero con el tiempo me fui preparando como desarrolladora. Ahora me siento parte importante de lo que tiene que ver con la información, con la libertad de expresión, con generar y ser el soporte de un contenido de calidad”.
Uno de esos contenidos que Sofía no olvida son los reportajes que por su calidad se volvieron micrositios. Destaca dos: “Uxmal: la cuatro veces construida” y “Cementerios en Yucatán”, ambos de Ulises Carrillo. Particularmente le entusiasmaron porque le permitió modelarlos y sacar esa parte creativa que siempre está latente en los diseñadores.
Desde que participa en el medio declara haber aprendido constantemente. “El periódico ha sido un reto laboral para mí, porque cuando yo entré mi experiencia era de diseño front, que tiene que ver con lo visual”. Sin embargo, las circunstancias le hicieron encargarse de la programación de datos y notas, sin la experiencia precisa. “Entonces fue un reto decir yo sí puedo lograrlo y crecí”.
Para Gamboa el periódico aporta a la sociedad del mayab abundante cultura e historia. Algo que se refleja en la contraportada en maya. Vislumbra un futuro con notables retos tecnológicos, como la inmediatez. “Yo creo que sí hay un reto importante: adaptarse a esa velocidad y al cambio de ser solo un medio tradicional.
Al ser La Jornada Maya un periódico con alma soslaya los temas que vende, lo que está de moda y se centra en transmitir a su público lo relevante de la información. “Yo creo que a lo largo del tiempo, entre perseverancia y templanza, puede ser una descripción adecuada para el periódico”.
Un periodismo diferente
Entrevista con Gerardo Jaso / Fotógrafo
“He aprendido que el periodismo no solo informa, sino que también puede elevar y conmover. Que la belleza y la verdad no son enemigas, sino aliadas poderosas. Y que el cuidado en la presentación y el diseño es una forma de respeto hacia los lectores y a las historias que contamos”, así resume Gerardo Jaso diez años de labor y aprendizaje como fotógrafo de La Jornada Maya.
Llegó al inicio, atraído por la visión de hacer un periodismo diferente. “Como fotógrafo, me uní a este proyecto con la convicción de que la imagen podía ser una herramienta poderosa para contar historias con belleza y profundidad”.
Esta empresa informativa significa para él “compromiso con la integridad editorial, la veracidad y la responsabilidad hacia nuestras comunidades”. Jaso no olvida el día en que el diario dejó la rotativa “apostando por la impresión a color de alta calidad, al invertir en un papel de calidad que es un lienzo digno, un soporte que realza”. Así, “cada portada es una declaración de intenciones, una invitación visual que busca sorprender, cautivar y honrar la primera impresión”.
Gerardo no olvida la edición del 2 de octubre de 2024. En primera plana se leía: “¡Presidenta! Una fotografía a 8 columnas de Claudia Sheinbaum sonriendo, feliz, portando la banda presidencial con los brazos extendidos a paso firme. Ese día solo consistió de 8 páginas, con 12 imágenes mostrando nuestra riqueza histórica, nuestra gente, tradiciones y símbolos que nos enorgullecen como nación, día histórico de una sola noticia trascendente para México”.
Pero el diario también le ha dado voz a las comunidades vulnerables; “ha visibilizado sus historias con respeto y dignidad, contribuyendo a su desarrollo sostenible”. Por eso Gerardo Jaso piensa que la palabra que determina la esencia del periódico es “comunidad”.
Trabajo con pasión, dedicación y compromiso
Entrevista con Montserrat Carrillo Negroe / Editora multimedia
El diseño en el diarismo sobrepasa la intención estética y de identidad. Incide en el modo en que los textos son interpretados por los lectores. En consecuencia, es un elemento fundamental para proyectar la línea editorial de un medio. De allí la importancia de contar con un buen equipo de diseño. La Jornada Maya lo tiene y Montserrat Carrillo Negroe es parte de él.
Llegó a esta empresa periodística hace apenas un año atrás con el deseo de explorar algo nuevo en su vida profesional. Por lo que los últimos meses simbolizan para ella “algo muy especial y significativo; representa un reto que me motiva día con día, ya que es una oportunidad de crecer y aportar cosas a través de mi puesto como editora”.
La cobertura de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY), hasta el momento, es de las vivencias más marcadas que tiene ahora en su memoria: “desde las entrevistas, las dinámicas, y sobre todo poder ver el trabajo detrás de cada cobertura fue una gran experiencia”. La ocasión le hizo percibir que su equipo labora con pasión, dedicación y compromiso.
Ante la pregunta sobre su aprendizaje en el diario comenta que ha sido cuantioso. “Desde la parte de producción audiovisual, desde el trabajo detrás de las entrevistas, hasta cómo se construye un periódico día a día. Todo lo que implica coordinar tantas piezas para que una nota o video llegue al público”.
Espera el crecimiento de la empresa “y que cada vez más personas reconozcan su valor y compromiso”. Porque a decir de Montserrat la información local, del país y del mundo que ofrece, es totalmente relevante para su público. Y agrega: “tener noticias y contenidos en lengua maya, se me hace algo verdaderamente especial”. Finalmente para ella La Jornada Maya significa “aprendizaje”.
Playlists, periodismo y pequeños pasos
Entrevista con Ana Ordaz Cuevas/ Editora web
Ana Ordaz Cuevas llegó a La Jornada Maya digital por una tarea universitaria. El trabajo consistía en explorar a fondo el funcionamiento de un periódico, desde su imprenta hasta su salto al entorno web. Entregó el reporte, obtuvo una excelente calificación… y también una oferta laboral. Al terminar el cuatrimestre, se le propuso quedarse a tiempo completo. El resto —como dice ella— es historia.
Empezó joven, cuando aún debía equilibrar los horarios laborales con tareas escolares y exámenes. Fueron años de doble jornada y esfuerzo constante, pero también de apoyo. “Mis compañeros conocieron una Ana un poco menos estresada después de dos años, pero solo un poco…”, bromea.
Para alguien reservada e introvertida, el mayor reto no fue técnico ni editorial, sino humano: socializar. Pero se encontró con un equipo que, aunque cambiante, ha sabido dejarle enseñanzas, risas y complicidades. “Cada persona ha aportado algo único. Me enorgullecen esos pequeños pasos fuera de mi zona de confort”.
Y entre todas las anécdotas, guarda una con especial cariño: las playlists aleatorias de Spotify. Algunas dedicadas a días de la semana, otras a íconos noventeros. “Casi nunca se repetía una canción, y nunca sabías qué esperar. Era parte de la magia del día”.
A quien aún no conoce La Jornada Maya, Ana le diría que es un lugar seguro para obtener información clara y de calidad, pero también un medio que valora profundamente la cultura y la tradición peninsular.
No le teme al cambio. De hecho, lo considera necesario. “Es una forma de crecer, de mejorar constantemente. Lo importante es mantener la esencia”.
Ana reconoce que el periódico ha generado un impacto real en la comunidad, especialmente por su compromiso con la cultura maya y su gente. “Es de los pocos medios que no solo informa, sino que destaca lo relevante y se asegura de que esa información llegue a todos, incluyendo a los mayahablantes”.
De sus compañeros ha aprendido todo: técnicas, enfoques, soluciones… y hasta cómo lidiar con un sistema que “se nos desconchinfla” de vez en cuando. “Siempre hay alguien con un tip salvador”.
Y si tuviera que describir al equipo en una palabra, la elige con claridad y sin adornos:
Equipo.
Colaborativo, unido, dinámico, comprometido. Como esas playlists inesperadas, nunca igual, siempre sorprendente.
Trabajo en equipo, coordinación y cumplimiento
Entrevista con Martha Carrillo Muñoz / Asistente de administración
Se podría pensar que lo fundamental en la hechura de un periódico son las plumas que conducen diariamente la noticia a las rotativas y a sus complementos digitales que caracterizan al periodismo moderno. Sin embargo, la misma relevancia comparten quienes concurren en el trajín de la edición: fotógrafos, diseñadores, editores, operadores de máquinas, repartidores.
El despacho administrativo tiene equivalente importancia. La responsabilidad de mantener el equilibrio de recursos es el combustible que energiza a un equipo de trabajo. No es una casualidad que para Martha Carrillo Muñoz, pieza clave del Departamento de Administración de La Jornada Maya, defina a este medio como “un grupo de trabajadores en una misma frecuencia”. Y es categórica al subrayar que para sostener un proyecto así se necesita “trabajo en equipo, coordinación y cumplimiento”.
Carrillo Muñoz es integrante de nuevo ingreso. Eso no le ha impedido darse cuenta que los contenidos se desligan del amarillismo, y ofrece información que la gente necesita, noticias frescas, sin filtros. Un aporte que, considera, no detenta todos los medios de la región.
A pesar de que apenas cumplirá un año próximamente, ha encontrado en su labor diaria el apoyo suficiente en el ámbito familiar, de suerte que le “significa empatía” el medio. Por otro lado ha podido apreciar “lo importante que es la información que damos a conocer a la gente, información de ayuda y respaldo”.
Martha Carrillo Muñoz ha tenido un sano desenvolvimiento laboral, por eso, dentro de su experiencia en la empresa, no olvida el día en que ingresó. Para el futuro vislumbra un periódico con mayor crecimiento y desea que su cobertura informativa se expanda a otros estados fuera de la península.
La responsabilidad de socializar la información
Entrevista con Fernando Sierra / Editor web
El periodismo todo el tiempo linda con la literatura y Fernando Sierra, editor del sitio web de La Jornada Maya, lo sabe bien. Estudioso de las letras, le gusta trabajar con textualidades, resarcir los errores de origen, dejarlos listos para que el lector los encuentre limpios. Así que durante su vida profesional ha alternado la docencia con la corrección editorial.
Llegó al periódico cuando una editora amiga suya lo animó a solicitar una vacante. “Había escuchado de La Jornada Maya aquí en Yucatán, sobre todo por la sección que tiene, K’iintsil, que se vincula con el idioma maya. Entonces cuando se abrió la oportunidad dije, sí me interesa formar parte de ese equipo de trabajo”.
El joven letrado nos dice que eso es algo que no aportan otros medios: “El periódico tiene una visión muy social, muy vinculada con los pueblos originarios. La gente de aquí todavía habla maya. Relacionándolo con mi propia historia, lo digo porque mi abuela es mahayablante. La gente que vive en las comunidades tienen el maya muy presente. Y quienes han migrado a la ciudad, lo siguen hablando”. En ese orden de ideas, Sierra, asocia al diario con la palabra “diverso”.
Del tiempo que lleva laborando no olvida los días en que los huracanes azotan la península. “Siempre es bien importante tener la información más actualizada. Con las redes, pero sobre todo en la plataforma web, pues la gente está pendiente cuando el huracán entra encima de nosotros; quiere saber qué lo que pasa y no caer en la parte tendenciosa y estar bien informada”.
De acuerdo con ello, para el editor, trabajar en La Jornada Maya significa responsabilidad. “Siento que trabajar en el periódico es una responsabilidad, de que a la gente le llegue la mejor información posible, bien redactada. De la manera más clara, sociabilizar la información”.