En la sociedad contemporánea, el modelo de consumo actual busca simplemente la gratificación inmediata, impulsando la cultura de “tener todo rápido”. Este fenómeno, alimentado por los avances tecnológicos y las estrategias de mercado, genera una demanda insaciable que privilegia la inmediatez sobre la reflexión para la sostenibilidad del Planeta. Consumo y desechos acelerados que afectan el bienestar individual y el medio ambiente (Jackson, 2009). En cambio, para los pueblos mayas, los ciclos de la naturaleza no solo representan fenómenos físicos, sino expresiones sagradas del equilibrio entre el universo, la tierra y la vida.
Muy pocos mexicanos hemos tenido la fortuna de estar en la maravilla natural del Arrecife Alacranes, algunos ni saben de su existencia pues en los libros de texto de la SEP ni aparece. Entre sus visitantes muy pocos se han preguntado o puesto a reflexionar por qué existe esta pequeña formación en la inmensidad del Golfo de México. En mi calidad de investigadora del Cinvestav he tenido la fortuna de trabajar durante varios años en el Arrecife Alacranes siempre con el apoyo de la Marina y el farero. Sin embargo, conozco el Alacranes desde que estudiaba la licenciatura en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN, los que cursábamos las materias de Ecología marina con buen promedio teníamos de viaje de practicas la posibilidad de visitar el arrecife para aprender a tomar parámetros ambientales, muestras biológicas y ver cómo está estructurado un arrecife coralino y su funcionamiento. Desde la Ciudad de México viajábamos en camión del Poli hasta el Puerto de Progreso (48 horas). Gracias a las gestiones con la Marina de dos profesoras aguerridas y de gran liderazgo, las maestras María Luisa Sevilla y Esperanza Hidalgo teníamos un barco de la marina que nos transportaba al arrecife. Su laguna arrecifal, su biodiversidad y sus aguas cristalinas son un verdadero paraíso subacuático que cautiva.
Sin embargo, fue hasta el pasado 19 de junio que fui invitada por la Unesco a ofrecer una conferencia con motivo de la 16ª Reunión del Consejo Consultivo Científico y Técnico de la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de 2001, que me permitió reflexionar con otro prisma sobre el Arrecife Alacranes.
Esta jornada científica tuvo como objetivo compartir buenas prácticas y profundizar en estrategias innovadoras para la protección del patrimonio cultural subacuático y los retos del cambio climático. La conferencia fue parte de un esfuerzo mundial por vincular las cuestiones climáticas a la cultura, en iniciativa con la reunión de la Unesco sobre cultura y acción por el clima y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos (UNOC3, junio de 2025 en Niza Francia).
El cambio climático y las actividades antropogénicas están ejerciendo importantes presiones sobre el patrimonio bio cultural subacuático. Sin embargo, en la actualidad existe una preparación limitada sobre cómo gestionar estas presiones. Así el objetivo de esta conferencia fue como sensibilizar sobre los impactos del cambio climático al patrimonio bio cultural subacuático, fomentando el diálogo entre expertos, responsables de la toma de decisiones, profesionales del patrimonio, arqueólogos y sociedad civil, promoviendo la colaboración interdisciplinaria y la cooperación internacional.
En la conferencia científica de la Unesco sobre Patrimonio Cultural subacuático y los retos del Cambio climático, me correspondió como investigadora del Cinvestav el gran honor de hacer uso de la tribuna de la Unesco para hablar del Patrimonio cultural subacuático y la biodiversidad marina, la necesidad de una protección conjunta, centrado mi participación en el Arrecife Alacranes. Conferencia que me permitió reflexionar sobre el ¿por qué se sitúa ahí?, ¿cómo se formó y el porqué de su biodiversidad del Caribe flotando en la inmensidad del Golfo de México? Todo ello, en la siguiente entrega Arrecife Alacranes: la joya yucateca, un milagro de la Naturaleza.