Opinión
Normando Medina Castro
05/11/2025 | Chetumal, Quintana Roo
La manipulación de las emociones debordadas para sacar provecho político como lo viene haciendo la derecha y la ultraderecha mexicana, es propio del manual de “golpe blando” creado para las agencias norteamericanas con la finalidad de desestabilizar gobiernos nacionalistas, con el objetivo de derrocarlos de manera encubierta e imponer sus propios intereses.
Nuestros vecinos del norte se constituyeron como los “amos” del mundo con la caída del bloque soviético en 1991, lo cual acabó con el único contrapeso que tenían. Los gobiernos del mundo se alineaban obligadamente a la fuerza norteamericana dominante. Los que no se plegaban eran depuestos con golpes militares o golpes blandos
La base de los golpes de Estado blandos es la desestabilización a través de la manipulación de la opinión pública, presión de grupos de poder y lawfare, es decir , usar contra un gobierno al poder judicial, incluso al legislativo. En México, con la Reforma Judicial y con mayoría calificada en el Congreso de la Unión, eso no es posible. El muy elevado apoyo popular a la presidenta Claudia Sheinbaum es un blindaje irrompible. Su prestigio internacional hace, casi imposible, una invasión. Por eso la publicación injerencista del subsecretario de Estado estadunidense Christopher Landeau, a raíz del repudiable asesinato del alcalde de Uruapan Carlos Manzo, recibió puntual respuesta de la presidenta de México, “México es un país libre y soberano, aceptamos ayuda, apoyo, no intervención”. A eso hay que sumarle que el mundo ha caminado hacia la multipolaridad con el fortalecimiento de los BRICS. Los “gringos” ni en sus peores pesadillas quisieran a los chinos y rusos respirándoles en la nuca. A eso sumemos los enormes problemas internos de nuestros poderosos vecinos, magnificados por las políticas de Trump, quien se ha conducido como emperador. No es extraño que el trumpismo haya perdido Nueva York, Jersey y Virginia hace dos días, tampoco es casual la limitación judicial probable de sus aranceles.
Ojalá la oposición mexicana se transforme, proponga proyectos de beneficio colectivo viables, deje de mentir y de servir potencias extranjeras. Usar el repudiable asesinato de Carlos Manzo, un buen mexicano, por cierto antípoda de los macprianistas, para generar desestabilización, es mezquino, además es ridículo y totalmente desproporcionado culpar a la presidenta y pedir su dimisión. Si en algún gobierno ha habido avances en el combate de la violencia y la inseguridad es en el actual, un ejemplo es la disminución del 32 por ciento de los homicidios dolosos. La estabilidad económica y cambiaria alcanzados aún con el factor Trump, disminución de la pobreza, mayor inversión extranjera directa, disminución del desempleo, incremento de salarios mínimos, 16 millones der ancianos con pensión universal, y un largo etcétera alcanzados no pueden ignorarse. La indignación por sucesos como el de Uruapan son fundamentales para corregir errores. La histeria no deja pensar, igual que el odio, absolutizan como si todo fuera narco. En la coyuntura actual Sheinbaum y su gobierno tendrán que ajustar y endurecer el combate al crimen y a la corrupción, sin proteger a nadie, sea del partido que sea.
En Quintana Roo las ejecuciones, levantones, cobros de derecho de piso, la operación de cárteles en toda la entidad, amerita revisión profunda del gabinete de seguridad federal, en fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño Estado.
¡Hasta la próxima!
Edición: Fernando Sierra