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El Partido Revolucionario Institucional (PRI) se encuentra grave, postrado, herido de muerte, requiere de cuidados intensivos, pero en cambio su propia dirigencia nacional le aprieta el cuello, cada vez con mayor fuerza, en su afán de seguir beneficiándose de su agonía.

Fundado por Plutarco Elías Calles el cuatro de marzo de 1929 como Partido Nacional Revolucionarios para institucionalizar la lucha política por los anhelos de la revolución mexicana sin asonadas sangrientas. En el gobierno del general Lázaro Cárdenas el nombre cambió a Partido de la Revolución Mexicana (PRM) en 1938 y en 1946 adquirió su denominación actual como Partido Revolucionario Institucional. Su dominio fue pleno durante 71 años de gobierno consecutivo, de 1929 al 2000. 

La pérdida del poder en el 2000 fue relativa para el PRI, ya que fue una transición pactada por Ernesto Zedillo con los Estados Unidos para darle la presidencia de México al panista Vicente Fox, según denunció el candidato priista derrotado, Francisco Labastida. En 2006 el Partido Acción Nacional (PAN) y el PRI compartieron el objetivo de cerrarle el paso al candidato presidencial de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador. Vicente Fox no tuvo empacho en imponer, de mala manera a Felipe Calderón. En la siguiente elección de 2012, Calderón apoyó al candidato del PRI, Enrique Peña Nieto. Todo seguía igual en esencia. Peña Nieto sacó adelante todas las reformas legales con el apoyo del PRIAN y la izquierda que se hizo orgánica con los “Chuchos”, lo cual obligó a López Obrador a fundar el Movimiento de Regeneración Nacional con el que se postuló y triunfó de manera aplastante en las elecciones presidenciales de 2018. A partir de ese momento la transición de poder se hizo real y el PRIAN ha sufrido los estragos y son rehenes de sus cúpulas, beneficiarios con la administración de las derrotas. La dirigencia del PRI en manos de Alejandro Moreno Cárdenas ha cerrado las puertas a cualquier cambio con un férreo control interno  en detrimento de la competitividad de su partido. Alito Moreno por miedo a terminar en la cárcel se ha convertido en “vocero oficioso” del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump y sistemáticamente acude a medios de comunicación estadounidenses a denostar de manera burda a México y a la presidenta Claudia Sheinbaum. Hace unos días fue a Miami a manifestar en la televisora Telemundo que Trump combate desde los Estados Unidos el narcotráfico, pero en México no se hace lo mismo por la colusión del gobierno con el crimen organizado, sin pruebas, sólo para congraciarse con el imperio y serle útil, pero para eso se requiere un mínimo de credibilidad que no tiene.  Alito parece insostenible, pero la crisis priísta es tan fuerte que ahí sigue. 

En Chetumal, la empobrecida capital de Quintana Roo gobernada por Yensunni Martínez de Morena, la deficiencia de servicios básicos como el alumbrado público y el arreglo de calles, avenidas y sitios públicos, va en aumento, a pesar de las constantes afirmaciones de la gobernadora Verde-Morena, Mara Lezama que su “gobierno humanista con corazón feminista” le está devolviendo el brillo. El mantenimiento de la infraestructura de Calderitas, donde realizó su tercer informa, ha sido nulo, lleno de basura y personas libando por un expendio de bebidas alcohólicas sin control. La inseguridad desbordada en toda el Estado. En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño Estado.

¡Hasta la próxima!   


Edición: Fernando Sierra


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