Se podría apelar a la nostalgia y decir que es casi un hecho de justicia poética y social que una de las instalaciones deportivas del futuro se construya en esta tierra, en la península que surgió del mar, y en el lugar donde se comenzó a practicar el juego de pelota hace casi 3 mil 500 años.
Se podría recurrir a lugares literarios comunes y escribir que ya era tiempo de que Hunahpú e Ixbalanqué contarán con nuevos espacios lúdicos para seguir derrotando a los señores del Xibalbá, y así alejar los malos presagios, la sequía y las enfermedades en el Mayab.
Ahora, ese partido disputado en el inicio de los tiempos podrá disfrutar de tiempos extras.
O, también, se podría hacer un ejercicio de prospectiva, hablar del futuro y señalar que un proyecto que aspira a ser de primera, como el que construyen actualmente los Venados FC en la Liga de Expansión, forzosamente debería contar con instalaciones de vanguardia y a la altura de su equipo y afición.
Lo mismo se podría decir del equipo de los Leones, una escuadra que acumula trofeos y títulos divisionales durante las últimas campañas en la Liga Mexicana de Beisbol.
Así, después de que por casi 40 años, Kukulcán se ha asomado a ver jugar a sus melenudos en el parque ubicado en Circuito Colonias, ya era momento de una nueva entrada en el beisbol yucateco.
En fin, se podría hablar del pasado y del futuro, pero el primero en ocasiones nos queda muy difuso, mientras que el segundo muchas veces es sólo una incipiente promesa.
Por eso, también hay que decir las cosas en presente y señalar que la construcción del nuevo Estadio Sostenible de Yucatán es una bocanada de aire fresco en un escenario de recortes presupuestales federales y de vacunas imperfectas.
Esta nueva apuesta de la iniciativa privada para invertir en el estado arroja luz al final de un túnel que, muchas veces, nos pareció no tener final en este 2020.
Con esta noticia, el deporte y la identidad yucateca contarán con una nueva instalación a cielo abierto.
Un inmueble que ostentará con orgullo el calendario maya en su techo, y que adoptará el inicio de este nuevo tiempo deportivo en la entidad con un uso eficiente del agua, de la energía y de los materiales, además de contar con una metodología de acceso universal para ser un estadio incluyente y accesible.
Y si bien su capacidad será de 27 mil aficionados para los juegos de futbol y de 23 mil espectadores para los duelos de beisbol, estoy seguro que, en unos años, cuando ahí jueguen los Venados una final o un Clásico de la Península ante Cancún, cuando se vuelva a lanzar un juego perfecto como el de Óscar Rivera, cuando surja un nuevo campeón mundial de boxeo que siga los pasos de Miguel Canto, o cuando Henry Martín anote un gol en su tierra vistiendo los colores de la Selección Mexicana, los 2 millones de habitantes de Yucatán jurarán que estuvieron ahí, en sus gradas, viendo de forma presencial la gesta heroica.
Y eso es lo que más vale la pena destacar.
La señal de orgullo e identidad que representa este proyecto.
La apuesta de construir algo nuevo cuando las circunstancias no son del todo favorables.
El hecho de que en Yucatán, mientras se vive una situación económica nacional complicada, se construye el mejor estadio deportivo de todo México.
Sí, Venados y Leones tendrán una nueva casa, pero ese inmueble será también de todas y todos los habitantes de esta tierra.
Edición: Ana Ordaz
La Semar y la Segey firmaron un convenio para erigir el proyecto educativo
La Jornada Maya
Es la tercera victoria consecutiva del australiano tras las pruebas de Baréin y Arabia Saudita
Reuters
La mandataria llamó a definir las candidaturas para 2027 con reglas claras y sin derroche de recursos
La Jornada
El producto suministra 70 por ciento del mercado estadunidense
Ap