Las imágenes de Bacalar son impresionantes: la llamada Laguna de los Siete Colores es una de las maravillas ecológicas más importantes del planeta pero, actualmente, los siete tonos de azul se han oscurecido, mutando a café y verde. ¿Cómo fue que ocurrió este cambio? Hace apenas dos meses la zona fue azotada por la tormenta tropical Cristóbal, que trajo consigo lluvias, inundaciones y desbordamientos de caudales. Gran parte de esta agua fluyó naturalmente hacia la serie de lagunas que conforman el sistema de Bacalar, aguas destinadas para llegar al mar, hacia la bahía de Chetumal. Los habitantes recuerdan que este cambio de coloración ya había ocurrido en el pasado y que normalmente en un par de semanas vuelve a la normalidad, pero después de más de dos meses de la tormenta tropical, las aguas siguen turbias y no parece poder recuperarse el color original.
Son muchos los factores que intervienen en este acontecimiento; uno de ellos es que los canales que desembocan hacia el mar se han azolvado en años recientes, impidiendo el flujo adecuado en su desembocadura. También es un hecho que la deforestación en la zona ha provocado que, con las lluvias excesivas, ocurran deslaves y escurrimientos que no son propiamente naturales, sino producto de la actividad humana.
Para que maravillas naturales como la Laguna de Bacalar se mantengan en su prístino estado es indispensable considerar el ecosistema integral, no sólo la laguna en sí, sino las zonas de captación de la lluvia y obviamente el desfogue de las aguas hacia el mar.
La laguna de Bacalar como destino turístico está en un momento de apogeo. Los recales de sargazo en el Mar Caribe han provocado que muchos turistas, decepcionados por la falta de arena blanca y agua cristalina, recurran a sitios alternos de inmensa belleza, como el sistema lagunar bacalarense. Las plataformas de hospedaje como Booking o Airbnb han convertido al poblado de Bacalar en un gran alojamiento turístico a precios cada vez más altos. Un fenómeno similar ocurrió hace un par de décadas en Playa del Carmen, posteriormente en Tulum y hasta antes de la pandemia, las nuevas estrellas son Holbox y Bacalar.
Bacalar definitivamente es una joya natural, la belleza de su laguna de siete colores es un atractivo que seguirá atrayendo visitantes de todo el mundo. Como cualquier joya, la laguna es sumamente frágil y esa belleza que tanto inspira puede perderse por descuido en la actividad humana. Las amenazas son claramente identificables: la deforestación del territorio, el uso excesivo de pesticidas y fertilizantes, derrames de aceites y combustibles por embarcaciones, la falta de tratamiento adecuado de agua residual, particularmente en los poblados colindantes a los cuerpos lagunares, el manejo de los residuos sólidos, los rellenos sanitarios o tiraderos a cielo abierto mal manejados son una potencial fuente de contaminación.
Por sus características hidrológicas, la laguna de Bacalar es una maravilla de la naturaleza que desgraciadamente puede perderse por la alteración de cualquier factor. Para que el agua se mantenga azul y cristalina, tiene que ser cuidada: de ninguna manera podemos permitir que, por una falta de planeación, la laguna se contamine.
Es muy fácil perder la pureza de las aguas de la laguna, y si eso ocurriera, sería muy difícil restaurarla. Hoy vemos a una laguna de color café-verdoso; estamos esperando que una marea baja abra el canal para que los excesos de materia orgánica salgan al mar, mientras tanto los sedimento se acumulan, amenazando con quitarle su belleza a uno de los tesoros ecológicos del país y del planeta.
Edición: Ana Ordaz
Los melenudos cayeron 13-12 ante los locales
La Jornada Maya
La Semar y la Segey firmaron un convenio para erigir el proyecto educativo
La Jornada Maya
Es la tercera victoria consecutiva del australiano tras las pruebas de Baréin y Arabia Saudita
Reuters
La mandataria llamó a definir las candidaturas para 2027 con reglas claras y sin derroche de recursos
La Jornada