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FIFA 21, el tercer tiempo del futbol

El futbol se ha consolidado como un asunto global
Foto: Imagen promocional

Lo que empezó como un juego de pelota es factible que termine jugándose sin pelota.  

El balón de bronce que Di Stefano mandó construir a las puertas de su casa, con una placa que decía “Gracias, vieja”, podría resultar inexplicable para futuras generaciones.  

¿Qué es una pelota? ¿Cuál es el motivo de su monumento? ¿Por qué un futbolista le daba las gracias?  ¿De verdad se hacían actividades al aire libre?

Me explico. Yo concibo, al igual que varios de ustedes, el futbol como una actividad lúdica a cielo abierto en la que dos equipos disputan un objeto circular. Gana quien más lleva la redonda a la portería contraria. 

Desde sus inicios el deporte de las patadas se convirtió en espectáculo multitudinario. La gente iba a los espacios en los que se practicaba: Chichén Itzá, Monte Albán o los primeros estadios de madera. Quienes no conseguían aforo, buscaban los medios posibles para enterarse del marcador.

Y así, el primer tiempo del soccer llegó con la radio.  

El escritor brasileño Sérgio Rodrigues, en su libro El regate señala que: “Cada cinco minutos los narradores hacían que un don nadie orquestara una hazaña propia de un dios del Olimpo. Por supuesto que ese descompás entre palabras y cosas era inviable a largo plazo, no tenía cómo sustentarse. […] Fue así como el fútbol brasileño se volvió lo que es: en gran parte por causa del esfuerzo sobrehumano que los jugadores tuvieron que hacer para estar a la altura de las mentiras que los locutores contaban.”

La radio motivó al balompié carioca a escalar una cima que también tuvieron que subir el resto de las selecciones y ligas locales. De repente, en las radiodifusoras inglesas se dieron cuenta que podían hacer sublime un tibio centro desde una banda. En las emisoras argentinas demostraron que un caño también puede ser escuchado. En México, nuestros ratones verdes eran verdaderos titanes en la amplitud modulada.

De tanto rodar el balón, los goles rompieron la portería de la narración real maravillosa en las ondas radiofónicas y saltaron al terreno de lo visual.

Primero en blanco y negro y después con la televisión a color en el Mundial de México 70. Así, vimos a Pelé fallando el mejor gol posible frente a Uruguay, mientras su equipo vapuleaba a las demás selecciones. Apreciamos el Partido del Siglo entre Alemania e Italia, en el que Beckenbauer regresó con un hombro dislocado. Gracias a la pantalla chica, podemos ver cómo Cruyff le daba cuerda a la Naranja Mecánica.

Transcurrieron partidos, mundiales, ascensos y descensos hasta que llegó Maradona con el gol más hermoso –también el más visto y repetido– de la historia en México 86. Y luego, en el Mundial del 94, el Pelusa festejó un tanto ante Grecia haciendo un extreme close-up en una de las cámaras ubicadas a ras de césped. Un grito a una caja desesperada.

De transmisión en transmisión, el futbol se consolidó como un asunto global. Y los contenidos de los domingos, o entre semana si hay doble jornada o fecha FIFA, fueron acaparados por 22 jugadores y un balón.

Finalmente, llegó el tercer tiempo del futbol, el de la consola y los videojuegos.

Ahora, los jugadores ya no tienen que emular las gestas narradas en la radio o ver la repetición por la tarde para constatar en qué fallaron o cómo fue posible ese drible. Ya no. Ahora están a la expectativa de que EA Sports determine cada año sus valoraciones a la ofensiva y defensiva, sus calificaciones en cuanto a regate, pases, tiros y rendimiento físico.

“Los eSports van a permitir que una generación recorra el camino hacia el fútbol tradicional de forma más natural. De hecho, el fútbol digital es lo que va a conseguir que los adolescentes no se alejen del deporte”, señala un ejecutivo de contenidos en un reciente artículo de El País.  

Sí, tal vez no se alejen del deporte, pero tampoco de las pantallas.  

Y de la misma forma en que evoluciona la afición, también cambian los protagonistas del juego.  

Además del Balón de Oro, actualmente los deportistas están atentos de lo que indica el Comité de Valoraciones del FIFA 21, para ver quién es el futbolista mejor evaluado y sus posiciones en la lista del videojuego.

Y mientras Messi y CR7 compiten también en un ámbito virtual, jugadores como Lukaku se quejan de estos números y consideran dicho ranking como mera estrategia de publicidad y mercadotecnia.

En su novela Fiebre en las gradas, Nick Hornby reseñó su amor por el Arsenal y sus constantes visitas a la cancha de los gunners. En esas páginas escribió: “El equipo no existía más que cuando yo estaba en el estadio”. Ahora, podemos hacer que nuestra escuadra exista y juegue todos los días de local.  

Mañana sale a la luz oficialmente el FIFA 21. Y la pelota digital seguirá rodando en un pasto artificial.

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Edición: Elsa Torres


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