de

del

Foto:

Pablo A. Cicero Alonzo
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

18 de marzo, 2016

"Las torres de marfil han comenzado a derribarse…” es el ficticio abracadabra que desencadena la rebelión en el México ficticio —pero tan real— que Martín Moreno describe en su novela [i]Días de ira[/i]. Pero antes del detonante en clave, el inicio de la temporada de machetes se anuncia con un macabro mensaje: un ahorcado en el zócalo, frente a Palacio Nacional.

Moreno estudió y ejerce el periodismo; en sus columnas y análisis políticos se pueden conocer los entresijos del poder; los orígenes y las causas de las noticias que como mexicanos nos afectan. Sin embargo, hay escenarios que requieren más espacio y mayor imaginación.

Y así se muestra en Días de ira, donde la realidad se novela y los nombres se distorsionan. Sin embargo, el escenario es tan real, tan verosímil; los personajes son tan familiares, tan cercanos, que muy pocos podrían dudar que es simplemente un ejercicio literario.

El texto de Moreno, editado por Océano, sigue la estela que en el pasado trazó Luis Spota, y así lo reconoce Moreno, quien en un guiño coloca al principio una frase del autor de Casi el paraíso: “No cerremos los ojos al relámpago que viene o terminará fulminándonos”.

Y ahí está el tuétano de [i]Días de ira[/i]. En un envoltorio de entretenida novela, el autor nos advierte de un posible futuro que se está gestando en la indignación de los mexicanos, la semilla de una insurrección que está a punto de florecer en “aquella serranía lejana y perdida en el sur del país, corazón de la pobreza nacional”.

Cegados, con la mirada puesta en la violencia ocasionada por el crimen organizado, somos incapaces de percibir, a lo lejos, cómo las condiciones son idóneas para que se registre de nuevo un brote guerrillero. “Con los narcos se puede negociar porque, a final de cuentas, la venta de droga es eso: un pinche negocio. Lo otro es diferente. Lo otro es miseria, es hambre, es burla, es entraña…”.

Como sucede en las novelas de Spota, a las que tanto debe [i]Días de ira[/i], en el trabajo de Moreno convergen personajes que en otras latitudes parecerían caricaturas, pero que aquí bien podrían también protagonizar los otros textos del autor: sus columnas periodísticas, de furiosa actualidad.

En esa incómoda ficción, tan emparentada a nuestro día a día, desfila un presidente joven de años “pero viejo en costumbres políticas”, que reencarna el regreso del sistema político gobernante durante más de setenta años, en cuyo escritorio se presume el último número de la revista Hola en cuya portada aparecía el rostro sonriente y actoral de la primera dama, “en entrevista exclusiva en la que revela los secretos de un matrimonio feliz y duradero”.

También, un periodista que lucha contra el insomnio, a quien lo sorprende el amanecer con la tétrica danza de un ahorcado en el zócalo… Y no cualquier ahorcado. Un grupo heterogéneo de personas, que atraídos por la enigmática figura de su líder, llamado El Libre, decide que es momento de alzarse, esperando sólo la chispa para encender la hoguera.
Y esa chispa es: “Las torres de marfil han comenzado a derribarse…”.

[i]Días de ira[/i], reiteramos, es un castillo de fantasía; eso sí, cimentado en la realidad. El doble propósito de Moreno —de entretener y a la vez de advertir— se presenta con escenarios y diálogos factibles, bien estructurados; ágiles de leer, tal y como lo escribiría alguien que ha forjado su estilo en el diarismo, desgastando las teclas de su máquina todos los días intentando describir la realidad. Y es precisamente ese músculo otro de los atributos de esta novela, que se lee de un tirón. Yo, por ejemplo, la devoré en una noche de insomnio.

Sin embargo, a diferencia de su otra faceta, en la de novelista el autor puede darse libertades. Así lo intuyo al leer la descripción y el papel que realiza uno de los personajes: el del director del periódico [i]El Tiempo[/i], medio que se convierte igual en el epicentro de los acontecimientos que se narran en la novela. Félix Buendía, así se llama, y es una amalgama de todos los patriarcas del periodismo mexicano, empezando por su apellido.

En él, estoy seguro, Moreno cristalizó el sueño de cualquiera que ejerza el periodismo: tener un jefe impecable e implacable; que, a pesar de estar cercano al poder, es inmune a su poder corruptor, que defienda el trabajo de su redacción y que tenga como único objetivo informar, dar a conocer la verdad… Cueste lo que cueste. Presa de ese arrebato romántico, creo que en el personaje de Buendía se encuentra la parte más inverosímil de Días de ira. Y eso es una lástima, porque si alguien mereciera ser real es ese jefe de periodistas.

****
Hoy viernes, a las 6 de la tarde, en el salón Uxmal del Centro de Convenciones y Exposiciones Yucatán Siglo XXI, tendré el honor de presentar la novela [i]Días de ira[/i], ante la presencia de su autor, Martín Moreno. Están todos invitados.


Lo más reciente

Inseguridad alimentaria afectó a 282 millones de personas en 2023: ONU

Se necesitó ayuda de emergencia a causa de conflictos, sobre todo en Gaza y Sudán

Afp

Inseguridad alimentaria afectó a 282 millones de personas en 2023: ONU

Los Venados comienzan la búsqueda del título en La Paz

Batalla entre equipos con realidades y rendimientos contrastantes

La Jornada Maya

Los Venados comienzan la búsqueda del título en La Paz

Con apoyo de programa de la ONU desarrollan ecoturismo de conservación en Yucatán

EcoGuerreros propone el desarrollo de actividades económicas de bajo impacto

Astrid Sánchez

Con apoyo de programa de la ONU desarrollan ecoturismo de conservación en Yucatán

Convoca Codhey a estudiantes y egresados de Derecho a participar en Proyecta DH

El concurso busca proyectos relacionados con transparencia y protección de datos

Astrid Sánchez

Convoca Codhey a estudiantes y egresados de Derecho a participar en Proyecta DH